La familia es un lujo al alcance de todos

María Albert es un perfecto ejemplo de integración en acogida Tras cumplir la mayoría de edad sigue en el que desde hace 10 años es su hogar

Manoli Évora abraza a María Albert.
Enrique Morán Huelva

15 de febrero 2015 - 01:00

La gente es solidaria y quiere hacer cosas por los demás. La Asociación Alcores, que realiza desde hace ya unos años su Programa de Acogimiento Familiar, da fe de ello y mira hacia el eslabón más débil de la sociedad -los niños- con cariño.

María Albert es un ejemplo formidable de todo ello. Actualmente tiene 19 años y desde los 9 ha estado en acogimiento permanente con una familia. Ahora que tiene mayoría de edad, permanece en su familia de acogida que además es su hogar.

Como otros niños en situaciones semejantes, María pasó por un centro de menores aunque estuvo allí durante un año. Una familia de San Juan del Puerto mostró interés por involucrares en el Plan de Acogimiento: "Vi en la calle el cartel de Alcores y empecé a dar vueltas en la cabeza sobre la posibilidad de acoger a un niño", comenta Manoli Évora; "quería que tuviera más de 3 años porque yo ya trabajaba".

Tras cuatro meses de preparación de la familia de acogida por Alcores, María llegó a su nuevo hogar. Ella comenta que el primer año fue difícil porque "mi conflicto surgió con Manoli ya que mi fijación era mi madre biológica y mi idea era recuperarla". Tal fue el conflicto interior de la pequeña que tuvo que regresar al centro de menores si bien esa medida tuvo en ella un efecto catártico. Tras reintegrarse en su familia de acogida, la relación con Manoli se hizo fluida y desde entonces hasta la fecha de hoy ha seguido así.

María ha convivido en estos 10 años con una familia compuesta por los dos padres y dos hijos. A ella, desde el primer momento "se le ha tratado como a una más porque es una más de la casa, incluso quizá ella aporte más que los otros hijos", indica Manoli.

Para quien se lanza a la apasionante aventura del acogimiento familiar, el miedo principal es que "la familia biológica lo reclame y se pierda el contacto con los niños". Pese a su experiencia de una década en el plan, Manoli Évora reconoce que siempre que es posible, el regreso con el núcleo familiar biológico es lo mejor si bien esto no tiene por qué significar perder la relación. Otra razón fundamental por la que Manoli considera que las familias o personas deben interesarse por el acogimiento es para evitar que los pequeños pasen por los centros de menores: "Una de las ventajas del acogimiento es que los niños no han de pasar por el centro. Aunque allí están bien atendidos y les dan cariño no es lo mismo que una familia porque en ésta encuentran estabilidad". Manoli habla además por experiencia propia ya que estuvo trabajando en uno de esos centros: "Estuve de monitora y ha sido una de las mejores experiencias que he vivido, porque llegas a sentir que de alguna manera esos niños son algo tuyo aunque no tienen un hogar como el resto".

María por su parte, recuerda que el centro en el que estaba "era muy grande y eso hacía que no estuviera allí muy cómoda; cuando me comentaron que una familia estaba interesada en mí me puse muy contenta". María coincide con Manoli en el hecho del cariño que un niño recibe en una familia como uno de los valores prioritarios a la hora de realizar un acogimiento. Ella percibió además que "a mí me trataban igual que a los otros hijos desde el principio y no me daban más mimos".

Tan positiva ha sido la experiencia de María que quiere ser colaboradora en los procesos de acogimiento familiar y no descarta en el futuro involucrarse de manera personal y no solo profesional. Es además, una extraordinaria estudiante y está a punto de terminar el módulo superior de Integración Social en el IES La Orden. Su idea es pasar a la universidad y hacer allí Trabajo Social y Educación Social. Su incorporación al núcleo familiar de acogida ha sido tan natural y positivo que cuando llegó la mayoría de edad, ni ella ni el resto de la familia se planteó nada acerca de cómo serían las cosas a partir de ese momento sino que todo siguió el curso habitual como sucede en todos los casos cuando los hijos se van haciendo mayores.

El único vínculo que María mantiene en la actualidad con su familia biológica es la relación con una hermana que vive en Alemania.

Manoli y su familia, al igual que todos los que acuden a la Asociación Alcores, tuvo que pasar un período de entrenamiento y de estudio para evaluar su capacidad para involucrarse en el acogimiento.

Alcores trabaja con un concepto muy inclusivo de la familia en el que se integran las monoparentales y las homoparentales. Todas ellas pasan por ese estudio que es más minucioso si cabe, si el niño a acoger es de corta edad.

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