-falta menos para la gran recogida de los próximos 25 y 26 de este mes.

-Se hace en todos los países europeos. Tratamos de que se involucren cuantos más voluntarios mejor y que participen el mayor número de tiendas posible. Este año vamos a estar en 127 tiendas en toda la provincia.

-No es lo único que hacen al año, ¿no?

-Es la más importante, pero no la única. En el primer semestre del año, hacemos 100 tiendas distribuidas de marzo a agosto, por lo que el esfuerzo puntual es infinitamente menor.

-Supongo que el objetivo será superar lo alcanzado el año pasado.

-Sí, fueron 150.000 kilos y esperamos que este año sean más. Aún así, estaría contento con igualarlo. Hemos tenido una serie de bajas de unas personas en la organización y hay problemas de voluntarios en algunos sitios. Este año vamos a estar en menos tiendas e intentamos que sean las que menos se recogen, para que no se note tanto. En la que se recogen más productos, repetimos. Esto es un grano, importante, pero uno más. El año pasado, con esa cantidad que recogimos, repartimos 2.800.000 kilos, es decir que es un porcentaje importante, pero no el mayor. Lo que ocurre es que se cogen mucho en dos días.

-¿Cuántos voluntarios tienen? y lo que es más importante, ¿cuántos les hacen falta?

-Tenemos dos tipos de voluntarios. Los fijos, que vienen a lo largo de todo el año y que pueden venir 5 o 3 días a la semana y que desarrollan muchas labores, desde administración, tesorería, logística o almacén. De este tipo tenemos 65. En los momentos de recogida, se tiene en cuenta el tipo de tienda, porque hay algunas que tienen dos puertas. Para la Gran Recogida, necesitamos 2.000 voluntarios que se distribuyen en tiendas de la provincia.

-¿Cómo van hasta ahora?

-La gente siempre responde, pero en la ciudad nos hace falta algunos más de los que tenemos e insistiremos en los próximos días para que se pasen por la calle Berdigón. En algunos pueblos, sin vendrían algunos más, sería mejor, como en Aracena, Almonte y quizá Lepe.

-Los alimentos, supongo que serán los de años anteriores, ¿o es necesario alguno en especial?

-Los voluntarios recibirán a los clientes en la puerta de cada tienda, les informará de qué están haciendo, les dará una bolsa para que meta los alimentos y les repartirá una octavilla con los cinco alimentos recomendados, que son: lecha, aceite, legumbres, alimentos infantiles y conservas de pescado. A la salida le está esperando el mismo voluntario que recogerá lo que haya podido donar.

-¿Somos solidarios en Huelva?

-Una encuesta de la Universidad, un estudio de solidaridad entre las provincias españolas y Huelva salía entre las primeras. No me sorprende, pero sí es destacable. Esta es la quinta Gran Recogida y la primera, en 2012, se recogieron 70.000 kilos. Ahora se coge más del doble. La gente se ha ido sensibilizando porque conocemos a muchas personas.

-Sigue habiendo mucha gente con muchas necesidades.

-La verdad es que no aumente su número, pero desde luego no disminuye. Está estable con una pequeña tendencia a bajar.

-¿A cuánta gente atiende el Banco de Alimentos?

-Por nuestros cálculos, cerca de 17.000 personas. Si a eso se le añaden otras instituciones como Cruz Roja, Manos Unidas o Cáritas, no estamos hablando de menos de 50.000 personas en la provincia. El paro en la provincia se traduce en algo.

-¿Qué le dice a la gente para que se acerque a los supermercados?

-Les recordaría que la sociedad es consustancial al ser humano, que hoy está otra persona, pero mañana te puede tocar a ti. Los sistemas económicos evolucionan, pero tienen una inercia que hasta que lleguen a la última persona, necesitan tiempo. Necesitamos juntar nuestras manos y ayudar en lo que podamos, con la esperanza de que cada vez sean menos quienes nos necesiten. Seguro que será así, pero tardará su tiempo. Vemos signos de recuperación, pero hay muchas personas que necesitan ayuda.

-Porque su sueño dorado sería quedarse sin trabajo en el Banco de Alimentos, que cierre porque no es necesario.

-Eso es lo que más me gustaría. Hay una pobreza estructural y otra coyuntural y la primera de ellas es la más complicada de eliminar. El primer banco de alimentos se creó en Estados Unidos, una nación rica. Nuestra aspiración es quedarnos con poco trabajo, aunque siempre lo hará necesario.

-¿Ha llegado a tener los almacenes vacíos?

-No, la verdad que no. Los bancos tenemos solidaridad entre nosotros. Tenemos una línea de SOS que cuando precisan algún tipo de alimentos nos ponemos en contacto entre nosotros para poder paliarlo lo antes posible. Además de la Gran Recogida, hacemos muchos eventos a lo largo del año y recibimos del exterior frutas frescas dos o tres veces al mes. Tenemos varias líneas de suministro a lo largo del año.

-¿Las grandes cadenas también se implican?

-Absoluta y total. Están todos en la Gran Recogida. Limitamos el número de tiendas por la falta de voluntarios.

-Aunque es muy triste que haya gente que necesita ayuda para comer, supongo que será una alegría saber que hay personas que se preocupan por ello.

-Es muy bonito, la verdad. Estamos en el Banco por cuestiones altruistas y porque recibimos la satisfacción de hacer algo para intentar ayudar a salir de esta crisis. Eso es algo que no tiene parangón posible. A mi particularmente, me llena absolutamente, Es algo imprescindible lo que hacemos, sin lugar a dudas.

-Además, hay mucha gente muy joven implicada en esta Gran Recogida, lo que nos da mucha esperanza de cara al futuro.

-Estos días estaré en muchos institutos para hacerles voluntarios. Es algo muy bonito que alguien de 14, 15 o 16 años colabore con nosotros. Es el antibotellón. La influencia de la familia es fundamental y algunos van con sus padres porque creen en este tipo de valores que se defienden con esta solidaridad y eso es magnífico. También hay muchos abuelos que se acercan a colaborar o con alguna discapacidad. Es muy esperanzador.