Una fábula tradicional

Cada vez que se produce el estreno de una película de dibujos animados en España, se confirma que el género en nuestro país cuenta con realizaciones dignas de mención de especial éxito en el terreno de la distribución. En esta ocasión El zorro ladrón nos confirma el nombre de uno de los adelantados del cine de animación en el País Vasco, que viene realizando un considerable número de proyectos y que ha sido maestro de otros creadores en España. Me refiero a Juan Bautista 'Juanba' Berasategui, que es, sobre todo un ilustrador que ha inspirado sus creaciones en personajes mágicos comprometidos en emocionantes aventuras.

Una vez más de manera sencilla, como en él es habitual y pudimos comprobar en El embrujo del Sur (2003), su película anterior, aquí aborda un tema local propio de su tierra basado en una historia de los carboneros de Azkorri y el zorro llamado Barriola, quien ha enamorado a una pequeña gallina llamada Graziana.

Según se cuenta el zorro se volvió astuto, ladino y sagaz cando cayó desde una nube. Como los carboneros tiene su atención puesta tanto en las gallinas, que es lo propio de esta especie de pícaros cánidos, como en el buitre, que es lo curioso de Barriola. Pero aquí el protagonista piensa que no merece la pena perder el tiempo en pesquisas por el bosque cuando por la montaña deambula tanta gente ingenua y confiada, como puede ser un hombre, un mismo raposo, en ocasiones un carbonero y a veces un rufián salteador. Una preciosa gallinita, la graciosa Graziana, se siente atraída por el artero Barriola. Cuando nadie lo espera el alcalde de Segura hace una propuesta a los carboneros, recomendándoles que asalten en otros caminos, lo que redundaría en beneficio de los ingresos de la municipalidad que preside.

Tanto la factura de esta producción como el estilo del relato no son muy frecuentes en el género de la animación, al menos no en las expresiones tradicionales que aquí se usan. En cambio son habituales en algunas de las realizaciones a que nos tiene acostumbrados el cine vasco, dispuesto siempre a trasladar sus costumbres y modos de vida a los dibujos animados, como un deseo de que los niños, los más directos consumidores del género, se familiaricen con estos hábitos autóctonos y ancestrales del pueblo de Euskadi. A nadie puede extrañar que esta figura del protagonista trate de entrañarse con viejas y arraigadas leyendas de la región.

Como ya es normal en el cine vasco la película en su versión original se ha rodado en euskera, si bien la película se ha doblado al castellano para su distribución en el resto de España. Lo importante es celebrar como la animación española sigue en auge y algunas cinematografías locales, como es la vasca, continua en su empeño de conseguir un puesto destacado en ese género. Lo hace con esta producción de buena calidad en el dibujo, que demuestra la experiencia de Juan Bautista 'Juanba' Bersategui, como uno de los más destacados realizadores en esta especialidad.