Una explosión de agua y de júbilo

Galaroza disfruta mañana la fiesta de Los Jarritos, una de las celebraciones más singulares y entrañables de Andalucía. Además de su aspecto lúdico y festivo, el acontecimiento mantiene elementos culturales y antropológicos muy acentuados, además de encerrar un arraigado sentimiento de todo el pueblo hacia el agua.

El agua adquiere un carácter imprescindible y único para todos los vecinos de la localidad. Así lo advertirá cualquier viajero de los muchos que llegan a estas tierras buscando el contacto con la naturaleza y encuentran un sinfín de manantiales y fuentes. Por encima de todos estos lugares, destaca la Fuente de los Doce Caños, que puede ser considerada como una de las más hermosa de la comarca y, sin duda, la que identifica mejor al pueblo que la acoge.

Su entorno es el centro de la fiesta popular más importante del pueblo y una de las más curiosas de Andalucía, Los Jarritos. El que visite Galaroza ese día no puede olvidar en su maleta un impermeable si no quiere salir empapado. Aunque es mucho mejor que adquiera un piporro o un cubo, y participe con los cachoneros en la mojada más simpática y grandiosa que se pueda encontrar.

Desde primeras horas del día, los jóvenes salen a mojar a todo bicho viviente, para concentrarse posteriormente en Los Alamos, al lado de la fuente. Allí continuará la fiesta hasta primeras horas de la tarde, para continuarla posteriormente, ya de forma mucho más relajada, en los frondosos campos que rodean la población. Se trata, en definitiva, de una fiesta de amistad, llena de algarabía y erotismo; una fiesta de todos. Escudriñando a fondo el significado de la fiesta, no pocos estudios científicos demuestran su carácter sensual y erótico. En efecto, uno de los objetivos que inconscientemente buscan los chavales es dibujar, con la ayuda del agua, las formas de la anatomía femenina, configurando una atractiva galería de cuerpos empapados.

Incluso hay graduaciones en este sentido, puesto que son las chicas más atractivas las que acaban recibiendo el "premio" de su inmersión en el pilar que se encuentra anexo a la fuente. Y es curioso que hay chavalas que se manifiestan contentas con esta situación, aun cuando algunas acaban en el pilar decenas de veces.

Junto a él, la algarabía de pequeños y mayores, la intención de algunos por mantener la tradición del piporro, las reuniones de amigos alrededor de una copa, la incesante búsqueda de gentes que bajen secos y, sobre todo, el grito constante.

El grito de ¡¡¡Aguaaa...!, que no deja de sonar en todo el día advirtiendo de las intenciones del personal, y que simboliza la mojada en toda su grandeza.Desde hace unos años, el Ayuntamiento refuerza el carácter cultural de la cita con una Semana del Agua que incluye exposiciones, audiovisuales y otras actividades. Todo ello refuerza el carácter turístico de una fiesta única y singular, que atesora valores ecológicos, eróticos, participativos y de hermandad entre todos los que se acercan a Galaroza el día 6 de septiembre.