Más de estudiantes ciegos o con discapacidad visual grave comienzan el curso escolar en Huelva con apoyo de la ONCE

El 99% del alumnado onubense estudia en centros ordinarios bajo un modelo inclusivo

El braille, en su 200 aniversario, se consolida como herramienta clave para la igualdad de oportunidades

Lectura en braille.
Lectura en braille. / ONCE

Un total de 82 estudiantes ciegos o con discapacidad visual grave de la provincia de Huelva afrontan estos días el comienzo del curso escolar. El 99% lo hace en centros de enseñanza ordinarios, en un modelo de educación inclusiva con el apoyo de los equipos de atención educativa de la ONCE. De esta forma, el alumnado sigue las mismas pautas que el resto de los compañeros sin discapacidad visual.

Según ha indicado la entidad en una nota de prensa, en Andalucía son 1.721 alumnos y alumnas en todas las etapas educativas, coordinados por un total de 124 maestros, en colaboración con la Consejería de Educación y Formación Profesional de la Junta de Andalucía. En España son 7.250 los estudiantes ciegos que atiende la ONCE.

En este contexto, la adquisición de un código de lectoescritura es "clave" para garantizar el acceso al currículo y la participación activa del alumnado. En el caso de los estudiantes con ceguera o deficiencia visual grave, el braille se convierte en una herramienta imprescindible que les permite leer, escribir y aprender de forma autónoma.

Este año, además, se celebra el 200 aniversario de la creación del braille, un hito que recuerda su vigencia y valor como "puente hacia el conocimiento, la cultura y la igualdad de oportunidades". Promover su aprendizaje y uso en el entorno escolar es "impulsar una educación inclusiva que reconoce las distintas formas de acceder al mundo escrito".

El braille es un código de lectoescritura que permite a las personas con discapacidad visual acceder a la información, expresarse de manera creativa, realizar actividades cotidianas de manera autónoma y participar activamente en la sociedad a lo largo de toda la vida. El alumnado con ceguera total y parte del alumnado con deficiencia visual grave utiliza este código de manera habitual, tanto para tareas escolares como para actividades vinculadas al ocio y tiempo libre.

El aprendizaje del braille

Desde la ONCE son muchas las acciones y recursos que se ponen en marcha para que el alumnado pueda tener acceso al aprendizaje del braille y su uso. En primer lugar, todos los libros de texto así como el resto de material impreso que se utiliza en el aula son transcritos a braille por el Servicio Bibliográfico de la ONCE (SBO). Además, si se requiere de mapas, representaciones gráficas o maquetas, éstas se elaboran en relieve o 3D.

Asimismo, para facilitar la autonomía del alumnado con discapacidad visual y favorecer su participación, el centro educativo debe rotularse en braille al igual que en tinta, con el fin de que el alumno o alumna pueda desplazarse por el mismo de forma autónoma y reconocer sus dependencias o encontrar los recursos que necesite.

Para facilitar el aprendizaje del braille desde la primera infancia, la ONCE ha diseñado un método específico denominado 'Braitico'. Se trata de un método global con múltiples materiales que aborda el aprendizaje del braille desde la perspectiva manipulativa sin renunciar a los primeros contactos con la tecnología. En sus cuatro módulos abarca desde las primeras interacciones del niño con su entorno a través del tacto hasta finalizar con la consolidación de la velocidad en lectura, escritura y comprensión lectora.

Asimismo, el braille es utilizado también en dispositivos tecnológicos y en juegos accesibles a disposición del alumnado. La presencia del braille en la vida del centro en el que se escolarice un alumno con estas características debe estar al mismo nivel que la utilización del código tinta.

Equipos de atención

Para ello son "fundamentales" los equipos específicos de atención educativa, que cuentan con maestros y maestras, tanto de la ONCE como de la Administración, que acuden a los centros para prestar su apoyo. Entre sus misiones están la de atender al alumnado en aspectos vinculados a su discapacidad visual o sordoceguera, acompañar a las familias o asesorar a los docentes proporcionándoles estrategias, herramientas y recursos que permitan al alumno o alumna seguir el currículo ordinario en igualdad de oportunidades.

En la actualidad hay más de 400 de estos profesionales repartidos en todas las comunidades autónomas, 124 de ellos en Andalucía y en Ceuta y Melilla. Además de los docentes, los equipos de atención educativa de la ONCE los forman psicólogos, trabajadores sociales, técnicos de rehabilitación, instructores de tiflotecnología y braille, profesionales de la animación sociocultural o mediadores para el alumnado con sordoceguera.

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