La escalada de la violencia machista

sociedad | atentados contra la libertad de la mujer

Los abusos y agresiones sexuales se consideran la antesala de la violencia extrema con los asesinatos por razón de género

Un 40% de los casos se producen en el ámbito familiar

Javier Ronchel

Huelva, 29 de enero 2017 - 02:08

La organización internacional Save the Children habló hace dos semanas del incremento producido en España en 2015 de las denuncias de agresiones sexuales a menores. Los datos del Ministerio del Interior en los que se basó recogen 3.919, casi once diarias. Entre los adultos fueron algunas más: 4.206. Pero no queda ahí la cosa: el pasado mes de junio se celebraron en Huelva unas jornadas nacionales que apuntaban más allá. Esta vez con datos de 2009, los últimos actualizados, se habló de 6.562 casos de violencia sexual, nada menos que 18 cada día, y también que más de 80 mujeres son asesinadas al año y más de 2 millones, según una macroencuesta realizada en 2015, sufren algún tipo de violencia de género.

La estadística puede ser reveladora. Sobrecogedora, más bien. Pero en ningún momento se acerca a la dimensión real en el país. Ni a la que tiene un solo caso, cualquiera, de abuso o agresión sexual a la mujer.

Aunque la violencia de género se ha terminado utilizando para referirse a los asesinatos de mujeres en manos de hombres, engloba realmente mucho más que las muertes. Porque también son actos violentos por razón de género el acoso, el abuso y la agresión de índole sexual. Son los sucesivos peldaños que conducen a los asesinatos, que tienen en sus escalones previos la discriminación y las conductas machistas. "Se está machacando a la mujer continuamente. Es víctima de una cosificación constante y se la reduce a objeto sexual a diario en distintos ámbitos", asegura la coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), Eva Salazar.

Esta misma semana, el organismo dependiente de la Consejería de Igualdad y Asuntos Sociales tuvo que hacer frente a un claro ejemplo de la vejación que siguen sufriendo las mujeres en la actualidad: un anuncio en internet con una oferta laboral para empleadas de hogar de la provincia de Huelva que debían prestar sus servicios desnudas o en lencería. Coincidió este caso, además, con el balance de la atención a víctimas de abusos y agresiones sexuales el pasado año: 70 mujeres en Huelva, la mayoría por asistencia prolongada de años anteriores y sólo 13 nuevos casos. ¿Son esos los únicos que se dieron en la provincia en 2016? Claro que no.

"Los abusos, cualquier forma de violencia contra la mujer, constituyen una problemática infinitamente mayor de lo que reflejan las denuncias o las demandas de ayuda que nos llegan a nosotras. Es algo que nos toca prácticamente a todas las mujeres. Porque hay más de un 60% de casos que no se denuncian", apunta Salazar.

Si ahora los anuarios estadísticos recopilan un mayor número, "no es que ahora se produzcan más sino que se conocen más entre todos los que hay". Es una punta de iceberg que unas veces deja asomar un poco la parte oculta y otras se esconde algo más.

El IAM atiende en cada provincia andaluza a víctimas de abusos y agresiones sexuales a través del programa de asistencia "totalmente gratuita", subrayan, que tiene en marcha con la asociación Amuvi desde 2002. En Huelva hay dos profesionales adscritas a este servicio: la abogada Macarena Pereira y la psicóloga Rocío Romero. Ambas ofrecen asesoramiento legal, jurídico y psicológico a mujeres que han sufrido algún tipo de abuso o agresión sexual. No tiene por qué ser reciente. Ni siquiera que haya ocurrido en los últimos años. Y tampoco es necesario que la víctima reclame directamente la ayuda. Está dirigido a mayores de edad, aunque es muy frecuente tratar abusos que se produjeron durante la infancia. Son episodios traumáticos que quedan de alguna manera ocultos.

"Muchas mujeres sienten un bloqueo y se activan al cabo del tiempo cuando sale en los medios de comunicación algún caso parecido. También cuando vuelven a sufrir otra agresión, o cuando ven que alguien muy cercano, como una hija, está pasando por lo mismo", explica Rocío Romero.

Ponen el foco en la población más vulnerable, los menores, y también los discapacitados, de cuyos abusos poco se habla, como en la tercera edad, que tampoco trascienden. Entre las personas con discapacidad, el ámbito familiar es el escenario en su gran mayoría. Y no son las únicas. Entre todas las víctimas, un 40% de los casos, según los datos que maneja el IAM en Andalucía, que se extrapolan perfectamente para Huelva. Porque el 15% de los agresores se corresponde con la pareja de la madre de la víctima, y un 25% con otros familiares. Pero también hay que tener en cuenta el resto del reparto: un 45%, sin ser de la familia, sí pertenecen al entorno y son conocidos, y solo el 15% son desconocidos.

El mensaje es muy claro: "Un abuso puede sufrirlo cualquier mujer", de cualquier edad y de cualquier nivel de estudios o clase social, en cualquier lugar y circunstancia y a cualquier hora del día. "No tiene nada que ver con la ropa que se lleve puesta, con la manera de ser o con la actitud que se muestre. La única culpa y responsabilidad, en todos y cada uno de los casos, es la del agresor", subraya con especial énfasis la psicóloga. Y añade al unísono con la abogada y la responsable del IAM: "¡Los agresores no son enfermos!". "Tiene que quedar muy claro. Son crímenes de poder, no de placer. Y no tienen justificación ni atenuantes posibles, como haber consumido alcohol o droga".

Esto enlaza también con uno de los escenarios en los que más se producen esos abusos y agresiones sexuales apoyados por la posición de poder que se arroga el hombre: la relación de pareja, a través del "falso consentimiento". "En el momento en que se dice no, ya hay agresión", afirma Rocío Romero para cualquier supuesto.

Tanto Rocío como Macarena están a disposición de las víctimas en Huelva. A ambas se las puede encontrar en el Instituto Andaluz de la Mujer, en la Plaza de San Pedro de la capital. Las dos, abogada y psicóloga, reciben a quienes van por primera vez en demanda de asesoramiento o ayuda. Reconocen que es un paso difícil de dar. No siempre acuden directamente las víctimas y en muchas ocasiones son madres o parejas quienes buscan la asistencia.

"No es fácil reconocer los abusos. Cuesta mucho contarlo. No siempre hablan de lo que pasó en la primera cita. Y a veces sólo pueden narrarlo a través de la escritura porque no son capaces de verbalizar todo lo que llevan dentro", cuenta la psicóloga.

Pero por encima de esas dificultades están los beneficios de la ayuda que pueden prestar desde Amuvi y el IAM. En todos los casos gratuita, recalcan, por venir de la Administración. Bien para el asesoramiento jurídico o para la asistencia judicial, en caso de que se opte por denunciar y llevarlo a los tribunales. Pero también para el apoyo psicológico, como la oportunidad de escuchar y ofrecer comprensión y ayuda para gestionar las secuelas: "Se puede tardar más o menos en reaccionar pero siempre hay una necesidad de sacarlo y poder encajarlo en tu vida. Hay que integrarlo para poder convivir con eso, porque siempre acaba dando la cara de alguna forma no deseada y deja un miedo constante a que pueda volver a suceder en algún momento o que pueda ocurrirle a una hija", explica Rocío Romero, que también asiste a familiares, para que sepan cómo ayudar a las víctimas para que superen el trauma.

Estos últimos meses han saltado en los medios casos de agresiones que han hecho volver la cara a esta realidad cotidiana. La violación múltiple de Pamplona, con precedentes del mismo grupo de agresores, ha generado, cuando menos, una ola de indignación en el país. También manifestaciones públicas de justificación, dejando ver claramente que es un tema enquistado en la sociedad española, en el que aún queda mucho por hacer.

Eva Salazar cree que incluso los casos más horribles de los que se habla en televisión son una oportunidad "para conocer la realidad". "Hay que aprovechar cualquier canal posible para centrar la atención en este tema. Porque solo el hecho de que una persona conocida, un artista o alguien con cierta relevancia social, hable y condene los abusos sexuales es mucho más efectivo que diez campañas de concienciación que podamos poner en marcha. Por eso debemos emplear todas las herramientas a nuestro alcance para seguir avanzando".

Una de las prioridades son "las actuaciones en educación", fundamentales para "crear una base de igualdad, de respeto y de convivencia". Es la vuelta a la referencia d los escalones que conducen a la violencia extrema, a los asesinatos. Desde la discriminación de género con el gesto aparentemente más insignificante y cotidiano. "Solo una concienciación, clara y con determinación, de toda la sociedad acabará con esto", concluye Salazar.

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