Energía

Las dos caras de la química, a debate en el Día de la Industria

Daniel Torregrosa.

Daniel Torregrosa. / Josué Correa (Huelva)

Fritz Haber era prusiano, un químico brillante, Premio Nobel, nacido en el siglo XIX, capaz de ser el primero en fabricar amoniaco de forma sintética con el que crear fertilizantes y alimentar a la humanidad, y de emplear la química como arma en la I Guerra Mundial provocando la muerte atroz de miles de soldados. 

Éste fue el hilo conductor y el ejemplo que utilizó el químico, bioquímico y divulgador científico Daniel Torregrosa en su ponencia ‘Las dos caras de la química’ que ofreció en el auditorio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Huelva donde se ha celebrado este lunes el Día de la Industria 2024 por parte de la Asociación de Industrias Químicas, Básicas y Energéticas (AIQB).

El talento, la ciencia y la investigación para hacer el bien o el mal con lo que se descubre, con la química especialmente. Fritz Haber fue capaz de conseguir sintetizar un elemento que ha permitido que en cien años la población mundial pueda ser alimentada y pase de 1.500 millones de personas a los 8.000 millones actuales. También fue capaz de asistir personalmente a la aplicación de sus armas químicas que arrasaban a los enemigos del bloque aliado durante la I Guerra Mundial, un hecho que provocó, entre otras cosas, el suicidio de su propia esposa

Las contradicciones de la química hecha carne en un hombre que usó todo su talento para defender el ideal alemán y que tuvo que huir de ese mismo país por ser judío.

Torregrosa criticaba la falta de información veraz en muchos medios de comunicación o la imagen que se da en el cine y la literatura sobre la figura del químico, representada en muchas ocasiones como un científico loco y maligno. El mismo químico que gracias a sus invenciones ha conseguido en un siglo reducir la mortalidad infantil del 50% al 0,26% con sus descubrimientos, que ha evitado que uno de cada tres niños muera antes de los cinco años. 

Que desarrolla el cloro para purificar el agua, principal fuente de infecciones y de enfermedades, un cloro que también sirve para matar.

Ramón Fernández, Daniel Torregrosa, José Luis Menéndez y María Reyes Sánchez. Ramón Fernández, Daniel Torregrosa,  José Luis Menéndez y María Reyes Sánchez.

Ramón Fernández, Daniel Torregrosa, José Luis Menéndez y María Reyes Sánchez. / Josué Correa (Huelva)

MESA DE DEBATE 

El propio Torregrosa, junto al presidente de la AIQBE, José Luis Menéndez, y la directora de Transferencia y Campus de la Excelencia de la Universidad de Huelva, María Reyes Sánchez, protagonizó la mesa de debate con la que se concluía este Día de la Industria.

Menéndez coincidía en las dos caras de la industria química y en la necesidad de poner en contexto las informaciones. Sánchez apuntaba que esa mala imagen del sector ha hecho que muchos estudiantes opten por carreras sanitarias como si la química no salvara vidas. Torregrosa habla del miedo. 

“Hay miedos que con el tiempo se han ido desplazando”, explicaba el divulgador científico que recordaba cómo hace 20 años se aseguraba que el móvil producía cáncer. “No hay riesgo cero”, incidía y ponía como ejemplo que el denostado DDT ha servido para combatir la malaria. “Los riesgos de ahora no son comparables a los de hace cien años”, sentenciaba.

El presidente de la AIQBE apostaba por el tiempo. “Hemos pasado de la negación de la industria a tener hoy una aceptación mayoritaria, hay miedo a lo desconocido. Ya se ve la industria como algo positivo que genera riqueza. El siguiente paso es pasar de la aceptación al orgullo. Estamos en el camino”.

“Hace falta tiempo y buena comunicación”, precisaba la representante de la UHU. Torregrosa recordaba que venimos de una industria de plomo y amianto y que, gracias a una legislación que va avanzando se ha conseguido corregir los errores. “Lo que no podemos hacer es volver a las cavernas”. 

“Volveríamos a las cavernas si viviéramos sin industria”, sentenciaba Sánchez.

 

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