La electricidad que se defrauda en Huelva se duplica en solo un año

Huelva defrauda el doble de electricidad que hace un año, según los datos remitidos a este periódico por Endesa que, a través de su filial de redes e-distribución, ha detectado 2.929 fraudes eléctricos en los primeros nueve meses del año, lo que equivale a una media de once expedientes diarios, con un consumo de electricidad defraudado de 22 millones de kilovatios hora.

Manipular las instalaciones eléctricas para cometer un fraude es un problema en aumento en los últimos años, según señala recientemente la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), que alerta de que el mismo, además de implicar un coste económico para todos los consumidores en las facturas, "genera riesgos para la seguridad ciudadana". Tanto es así que, detrás del fraude eléctrico, hay un riesgo evidente de electrocución e incendio que puede afectar tanto a la persona que manipula las instalaciones como a quienes están a su alrededor. De hecho, informan desde Endesa, en los últimos años ha habido "sucesos muy graves con heridos e incluso muertes derivadas de alterar instalaciones para robar la electricidad".

Las plantaciones de marihuana indoor, aquellas que están en el interior de las viviendas, son las principales causantes de estos problemas, pues "utilizan sofisticadas instalaciones eléctricas enganchadas ilegalmente a la red con grandes consumos durante las 24 horas del día que causan estragos en las instalaciones eléctricas", aseguran desde Endesa, que aluden al último Informe Europeo sobre Drogas 2025 para recordar que España acapara tres de cada cuatro incautaciones de plantas de marihuana registradas en la Unión Europea.

En el caso de Huelva, entre enero y septiembre fueron desmanteladas 14 plantaciones interiores de marihuana en operaciones lideradas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Lo relevante en este caso es que, con solo 14 expedientes abiertos por estos invernaderos bajo techo, la energía defraudada fue de casi 740.000 kilovatios hora. Al respecto, Endesa calcula que una plantación de marihuana de este tipo puede llegar a consumir lo que 80 viviendas, por lo que con 14 expedientes se extrae que el fraude eléctrico equivale a lo que pueden consumir unos 1.120 hogares.

La actuación de los agentes para desmantelar estas plantaciones es constante y, de hecho, cabe recordar que solo la semana pasada -datos que aún no aparecen en los informes mensuales de Endesa- la Policía Nacional informó de que había procedido a desarticular dos plantaciones de marihuana en la capital onubense, una en Isla Chica y otro junto a la plaza de toros de La Merced. Pocos días antes, en Bonares, la Guardia Civil acababa con un cultivo de marihuana de un millar de plantas.

En zonas donde se concentran muchas plantaciones, Endesa explica que la demanda de electricidad se dispara a niveles industriales. "Se han dado casos de edificios de viviendas que consumían como un hospital, una sobrecarga que hace saltar las protecciones de la red provocando cortes de suministro a todos los vecinos", advierten, toda vez que añaden que "el nivel de sobrecarga ha llegado a provocar incendios en las instalaciones".

Estas plantaciones bajo techo, controladas en su mayor parte por organizaciones criminales, generan, además de los peligros físicos por la manipulación de la instalación eléctrica, el deterioro de la seguridad ciudadana en las zonas donde se concentran, afectando a los vecinos y también a los trabajadores. Los trabajadores sobre el terreno de e-distribución y sus contratas "tienen que acudir encapuchados y acompañados por las fuerzas de seguridad a hacer su trabajo para evitar su identificación y han sufrido agresiones cuando procedían a desmantelar fraudes", aseguran desde la compañía eléctrica.

El impacto de la manipulación de las instalaciones eléctricas es además evidente en la calidad del suministro eléctrico. Las plantaciones indoor de marihuana consumen grandes cantidades de energía para asegurarse las condiciones de luz, temperatura y ventilación adecuadas para acelerar los cultivos y lo hacen mediante enganches ilegales a la red.