Las edades de la Gran Vía

Crónica urbana

En llamaradas está el bulevar de la Administración, entre la movilización de los bomberos y los comerciantes en pie de guerra · Hoy arranca la recogida de firmas para frenar la peatonalización

Las edades de la Gran Vía
Las edades de la Gran Vía
Inma Gallego / Huelva

26 de enero 2009 - 00:50

Nos detenemos en el corredor del tiempo, ahora con la polémica de la Gran Vía al rojo vivo. Lo que hoy vemos con sobriedad, en la hemeroteca tenía una impronta revolucionaria: "Con sus suntuosos edificios, -rezaba un artículo del viejo 'Odiel' en 1962- acogedores soportales, lujosas cafeterías y espléndida iluminación nocturna, la Gran Vía presta a Huelva el empaque de gran urbe que justamente le corresponde […]." Ahora son otras voces las que discurren, el paisaje de los palcos es el mismo, cercado por la creciente isla peatonal; pero en la calle está el debate sobre el cambio radical en Martín Alonso Pinzón.

En llamaradas está el bulevar de la Administración. El colectivo de comerciantes de Calles del Centro emprende hoy la recogida de firmas para frenar la peatonalización de la Gran Vía, anunciando manifestaciones cada viernes, hasta que ceda el Ayuntamiento. Entre las ventajas que se han atribuido a esta actuación está la comodidad para los peatones, la reducción de la contaminación acústica y ambiental que provoca el tráfico rodado, el embellecimiento de la avenida y el fomento del transporte público (para el que se dejará un espacio de cinco metros de ancho y se habilitará un carril bici). Los inconvenientes: el difícil acceso al Centro y la pérdida de plazas de estacionamiento, asignaturas que no obstante, colean todavía como asuntos pendientes en la progresiva peatonalización del Casco Histórico.

El diálogo se antoja como el único camino para afrontar el conflicto, toda vez que el proyecto -presupuestado en 3 millones de euros- ha sido remitido ya al Gobierno central para optar a la subvención del Fondo de Inversión Local.

Buceamos en la Historia de las calles y plazas de Huelva (tomo I) de Diego Díaz Hierro para conocer el Origen práctico de la Gran Vía. Cuenta el historiador que "estallando el Movimiento Nacional, el Ayuntamiento onubense -frente a la terrible estampa del demolido convento de Las Monjas- encontró la ocasión propicia para conseguir de las religiosas el terreno necesario [el solar de la antigua cárcel] y dedicarse de lleno a la ejecución del pretendido ensanche o Gran Vía". En septiembre de 1936 ya se anunciaba que el gestor señor Mayboll tenía en proyecto la creación de una vía amplia que comunicara la Plaza de Las Monjas con la de San Francisco. Se concebía como una calle amplia y "modernamente urbanizada que poder enseñar con gusto a los forasteros".

Una sección de Cotilleo Municipal aprovechaba entonces para meter baza: "Los munícipes de hoy darán a Huelva una Gran Vía y los de ayer [republicanos] se daban ellos la Gran Vida".

La noticia de la apertura de la Gran Vía no se ancló en la utopía y en 1939 se iniciaron las gestiones para la redacción del proyecto, colocando la primera piedra el alcalde J. González Barba a mediados de los cuarenta. La marinera calle de Enmedio o Bailén fue dejando paso a este pasillo de los edificios oficiales, donde se instalaron construcciones neoclásicas como el Ayuntamiento y la vieja sede de Hacienda; y seguidamente los edificios del Gobierno Civil, la Diputación Provincial, Sindicatos, Cámara de Comercio o la Biblioteca Pública. En los sesenta se engarzaron en este corredor bloques de viviendas y oficinas, alguno de corte racionalista como el que diseñó José María Morales Lupiañez, autor también de la que se llamara Casa de la Cultura en la Gran Vía, reformada en los años noventa.

stats