Huelva

El director de la prisión de Huelva es destituido por "pérdida de confianza"

  • Una investigación interna apunta a que personal del centro pudo favorecer a presos, entre ellos al narco Anselmo Sevillano · Instituciones Penitenciarias depone a Francisco Sanz tras 14 años al frente de la cárcel

Jornada de desconcierto en la cárcel de Huelva. En la mañana de ayer, Instituciones Penitenciarias comunicaba al máximo responsable de la prisión provincial, Francisco Sanz, su cese inmediato en el ejercicio de sus funciones. El motivo de la destitución, según confirmaron a este diario fuentes del organismo estatal, está en la "pérdida de confianza" hacia su persona por parte de la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, que depone a Sanz justo cuando se va a producir un cambio de color político en el Ejecutivo.

No obstante, Huelva Información ha podido saber que los inspectores del organismo abrieron hace algunos meses una investigación interna -punto que pudo ratificar ayer Instituciones Penitenciarias- que, aunque "no se centra únicamente en su persona", sí ha puesto en entredicho su labor al frente de la prisión de Huelva.

Asimismo, fuentes cercanas a la investigación aseguraron a este rotativo que el principal motivo por el que los inspectores emprendieron las pesquisas está relacionado con el posible trato de favor hacia algunos internos del Centro Penitenciario Provincial, una selecta lista de privilegiados en la que se incluye, presuntamente, el nombre el narcotraficante onubense Anselmo Sevillano, recluido en Huelva desde que fuera detenido en agosto -en el marco de la Operación Celeste, llevada a cabo por la Policía Nacional onubense- en su casa de Estepona (Málaga).

En este sentido, llama la atención que en un breve plazo de tiempo Sevillano vaya a ser trasladado a la prisión de Salamanca, al objeto de que no pueda mantener la estructura operativa de su banda desde el aislamiento de su celda. Su ex compañero de correrías, Sergio Mora El Yeyo, que hasta hace un mes cumplía condena en Huelva, también ha sido desplazado de penitenciaría: en su caso, a la de Jaén. Fuentes de la prisión aseguraron a este periódico que El Yeyo llegó a disponer incluso, en algún momento de su estancia en la cárcel onubense, de teléfonos móviles o un ordenador portátil.

Francisco Sanz llegó a Huelva en 1997, cuando acababa de inaugurarse la primera macrocárcel andaluza, la onubense. Durante todo este tiempo ha estado muy vinculado a la sociedad local, llegando a encarnar a Melchor en la Cabalgata de Reyes Magos de la capital de 2007. Precisamente en ese ejercicio, Sanz dejó la penitenciaría de Huelva para tomar el mando en el Puerto III, en Cádiz. Allí permaneció algo más de un año. En 2009 regresó a tierras onubenses, de nuevo como director de la cárcel.

Tras su cese, Instituciones Penitenciarias no ha decidido aún cuál será su destino, si bien lo hará público en los próximos días.

Anselmo Sevillano: el proveedor europeo de hachís

El onubense Anselmo Sevillano Amaya cayó en las redes del Grupo de Estupefacientes de la Policía Nacional de Huelva el pasado 23 de agosto, justo un día después de que los agentes, tras varios meses de investigación y en el marco de la llamada Operación Celeste, desmantelaran su banda (hubo 11 detenidos) cuando intentaba introducir a través del puerto de Isla Cristina 3.620 kilos de hachís.

Dicen los que lo conocen que es un tipo listo, observador, meticuloso. Su primera detención por un delito contra la salud pública se remonta a 1997, cuando apenas contaba 19 años, aunque le constan cuatro más por el mismo motivo. La Policía le echó el guante este verano en Las Yucas, un conjunto de adosados de la urbanización -cerrada y con vigilancia- Atalaya Park, de Estepona (Málaga), donde se ocultaba desde hacía más de un año -estaba en busca y captura, pendiente de cumplir cuatro años y medio de prisión por tráfico de drogas-. Vivía justo al lado del torero Curro Romero.

Aquel día Anselmito, como lo llaman sus allegados, percibió algo extraño. Se asomó a la ventana y observó que había un Golf merodeando por la urbanización. Aquel coche no le cuadraba en aquel entorno de lujo. Así que echó mano a una riñonera, subió a su flamante Mercedes C-220 y trató de escapar. Ya era tarde. Los agentes le salieron al paso, cerrándole cualquier escapatoria al colocarle un vehículo delante y otro en la retaguardia, y lo detuvieron.

Regresaron a la casa. Les pidió que lo dejaran ducharse y dio las gracias. Se mostró cercano con ellos, a sabiendas de que los negocios no siempre salen bien. En el salón lo tenía todo dispuesto para volver al tajo: un GPS, dos blackberries, 60 teléfonos móviles activos y alineados sobre el sofá y una mesilla, tres ordenadores y 26.000 euros en metálico. También atesoraba dos Rolex de oro. Del resto de su fortuna, ni rastro.

Lo tenía todo anotado: apuntaba incluso cada paquete de tabaco que compraba, un estricto control de las finanzas que le diferencia a simple vista de su amigo de la infancia y ex socio, Sergio Mora El Yeyo, mucho más explícito a la hora de mostrar su elevado tren de vida. Sevillano, como buen gitano, gustaba más de compartir sus propiedades con su familia. Era más de puertas para adentro. Eso sí, no escatimaba en coches (Mercedes, Audi, BMW, o el Range Rover que tenía su mujer y está vinculado a casas de compraventa de automóviles), embarcaciones (unas para alijar, otras de recreo) ni inmuebles (tiene casas en El Rocío y la capital).

La Policía lo considera uno de los narcos más potentes de Europa porque controla toda la cadena productiva: adquiere el hachís en Marruecos, lo transporta a la Península en sus propios barcos y lo exporta a Reino Unido, Francia y Holanda. Todo son ganancias. Por el alijo de 3.620 kilos incautado pagó en origen 600.000 euros, pero pensaba obtener unos beneficios de 3,5 millones.

Ayer fue llamado por el Juzgado nº 3 de La Palma, que instruye el caso por narcotráfico. Debía responder esta vez por la falsificación de documento público (dos DNI tras los que ocultaba su verdadera identidad), pero se negó a hacerlo. En breve será trasladado a la cárcel de Salamanca, donde le será más difícil aprovechar sus "excelentes contactos" para mantener viva su organización criminal.

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