El devenir de los juegos tradicionales

El Club de Pensionistas Lazareto los recopila junto a su cancionero en 'La Huelva de ayer'l libro Los mayores realizan un recorrido por las costumbres y lugares emblemáticos de la Huelva de hace más de 50 años

El devenir de los juegos tradicionales
El devenir de los juegos tradicionales
T. Lojo/ Huelva

15 de abril 2010 - 01:00

Los juegos tradicionales han quedado relegados con la aparición de los ordenadores, videoconsolas y la wii. Transmitidos de generación en generación, corren el peligro de quedar en el olvido y con ello perderse parte del patrimonio etnológico de Huelva. El Club de Pensionistas Lazareto ha recogido en un libro, La Huelva de ayer, más de una veintena de juegos. En la obra se realiza un recorrido por la historia más reciente de la ciudad, destacando las costumbres, cancionero y edificios emblemáticos, algunos de ellos ya desaparecidos.

Los recuerdos infantiles de los mayores comienzan en el libro con el salto de piola para continuar con los bolinches o canicas, que podían adquirirse por "una perra chica"; el trompo y juegos como la villarda, el aro, el chicote o las tabas. Algunos como el teje, chicharito la haba, los cromos o la comba se seguían jugando con asiduidad en la década de los setenta y ochenta en los colegios de la capital onubense durante el recreo, y otros como el escondite, un clásico, aún sigue siendo el favorito de los más pequeños.

Muchos de los juegos estaban vinculados a canciones infantiles. Es el caso de El barquero, que se cantaba mientras se saltaba a la comba, al igual que La reina de los mares, Uni, doni, El cocherito leré, o Mambrú se fue a la guerra. Por su parte, no había corro que se preciase sin El patio de mi casa, Dónde están las llaves, o Miguel Miguel, y junto a éstas letrillas Pase misí, en la que dos niñas con los brazos entrelazados hacían de puente por donde pasaban las demás, o Antón Pirulero, en sus más variadas versiones.

La calle, las plazas públicas, eran los espacios de juego en la niñez de nuestros mayores, entre ellas las plazas del Piojito y de las Monjas, los Jardines del Muelle y el Parque Moret, lugares que actualmente se mantienen como punto de encuentro de los niños, aunque sus diseños urbanísticos han experimentado una gran transformación.

Los mayores se retrotraen en el tiempo y muestran como era la Huelva de su niñez y juventud. El proyecto del libro surge hace dos años. Un grupo de mayores se lo propuso al presidente del Club de Pensionistas Lazareto, Antonio Giles, y posteriormente se unieron alumnos del Aula de Mayores de Cajasol, entidad que ha subvencionado la obra. Tras la recopilación de información y material gráfico se llevó a cabo el volumen, del que se han editado 2.000 ejemplares. Se trata de un completo trabajo en el que queda reflejado, en sus más diversos aspectos -los juegos y canciones infantiles sólo ocupan un capítulo de los dieciocho en los que se divide la obra-, la Huelva de hace más de cincuenta años.

"El objetivo es que no se pierdan las costumbres, las canciones, cuentos y juegos de aquella época, a mí me ha traído muchos recuerdos de Huelva", apunta Giles, que indica que el libro se ha realizado pensando en los jóvenes. Los juegos, "quedarán escritos", y las nuevas generaciones podrán conocer a qué jugaban sus abuelos.

El presidente del Club de Pensionistas Lazareto, que destaca el trabajo de recopilación realizado por los mayores, señala que "gusta recordar la niñez y la juventud".

stats