Cómo dar voz al talento silencioso en 2 minutos

Fíjate en esas personas de tu equipo que no compiten por el micrófono, pero su mirada suele ser clara y pragmática. No cometas el error de pensar que cuando alguien no participa, no está aportando. Quizás lo que pasa es que no has creado el ambiente de seguridad psicológica que permite aflorar todo el talento en las personas que te rodean. Ese debería ser tu objetivo, que todo el mundo, independientemente de lo que le guste hablar, quiera hacerlo.

Cuando el equipo disfruta de seguridad psicológica, las personas sienten que es seguro arriesgarse a opinar. Y por si el sentido común no es suficiente para entender esto, hay teorías que avalan que un contexto seguro sube el aprendizaje y el rendimiento. Lo demostró Edmondson en 1999 con 51 equipos de manufactura. Hasta el todopoderoso Google, en su Project Aristotle, identificó en 2015 la seguridad psicológica como el factor número uno de los equipos de alto desempeño. Además, por si necesitas más evidencias, la ciencia remata: la “inteligencia colectiva” aumenta cuando la participación es más equitativa, no cuando hablan siempre las mismas voces (Woolley, 2010).

Así que, por favor, no se trata de “arreglar” a la persona tímida o reservada, sino de ajustar el contexto. Liderar con inteligencia emocional implica leer bien los perfiles que tienes en tu grupo, reducir la presión social innecesaria y dar opciones para que se expresen todas las personas. Todas.

Aquí te comparto un guion práctico y varias tácticas que puedes aplicar hoy mismo para que la pregunta directa “¿qué crees tú?” funcione sin sobresaltos y con resultados.

Un guion de 120 segundos

1. Abre el espacio. “Quiero escuchar una idea de quien aún no haya intervenido.” Nombras la intención y estableces turnos. Usa un tono cálido, y tu mejor mirada, esa que tú sabes que hace que la gente se sienta incluida.

2. ¿Quien más te interesa no ha hablado? Pregúntale de forma directa y amable. “Fulanita, ¿qué crees tú?”. Acuérdate de añadir algún salvavidas: “tómate unos segundos” o “si prefieres, lo compartes por correo.” Dar opciones baja la ansiedad social.

3. No atropelles tú. Cállate y cuenta hasta siete. Si ves bloqueo, haz alguna pregunta de dos carriles, del tipo “¿Qué te gusta y qué te preocupa de esta propuesta?”. Son más fáciles de abordar.

4. Refuerza y encadena. Parafrasea, confirma y protege el turno: “Entonces propones tal y tal; tiene sentido. Un momento, dejemos que fulanita termine.”

5. Cierra con una pregunta de acción, por ejemplo: “¿Primer paso esta semana?”.

Otras recomendaciones muy prácticas

Preaviso 30 o 60 minutos antes con un mensaje breve por whatsapp o correo: “fulanito, te pediré tu mirada sobre tal tema; 30 segundos bastan.” Anticipar expectativas reduce la amenaza percibida y mejora la participación inicial.

Escribe-primero, comparte-después. También puedes sugerir que anoten una idea en un par de minutos y luego inicias una ronda. La gente reservada suele brillar al pensar por escrito, y de paso respetas los turnos con facilidad.

Ronda protegida con reloj visible. Se trata de dar 45–60 segundos por persona, sin debate hasta el final. Evitas monopolios y dejas claro que todo el mundo entra. Acuérdate de cortar con amabilidad y humor a quienes se exceden.

Usa palabras que despresurizan la tensión. “En borrador”, “intuición”, “primera idea”, “en bruto”… Son expresiones que rebajan las expectativas de perfección que puede paralizar.

Y ya que estás trabajando el contexto de seguridad de forma intencionada, no boicotees con llamadas en frio sin alternativas de canal, ni hagas preguntas trampa del tipo “¿estás de acuerdo?”, ni hagas bromas sobre la timidez, y mucho menos, te apropies de una idea ajena. Todo eso erosiona la seguridad psicológica y te deja sin el diamante en bruto del equipo, que quizás sea esa persona a la que menos le gusta figurar.