Entre cuentos anda el juego

La Biblioteca Provincial de Huelva invita a los escolares a un recorrido por el terror en los relatos popularesl iniciativa Alumnos de Primaria del colegio Marismas de Hinojos participan en ¡Bu! ¡Ahh!, una exposición interactiva sobre cuentos tradicionales, ilustrados por veintisiete artistas andaluces.

Entre cuentos anda el juego
Entre cuentos anda el juego
T. Lojo / Huelva

22 de abril 2010 - 01:00

El cuento popular gallego Tío Lobo sirvió ayer de hilo conductor en una visita guiada a la exposición ¡Bu! ¡Ahh! sobre el terror en los cuentos tradicionales. Alumnos de tercero y cuarto de Primaria del colegio Marismas de Hinojos escucharon atentos el relato contado por Diego Magdaleno, de Recuento, una historia con sobresalto incluido, que logró despertar el interés de los niños por la lectura.

A través de la muestra se invitó a los pequeños a realizar un recorrido por el mundo de los cuentos, con una selección de veintisiete obras, ilustradas por artistas andaluces. Una reproducción de Platero, el popular personaje del Nobel moguereño Juan Ramón Jiménez, daba la bienvenida a los escolares. Algunos de ellos inmortalizaron el momento con su cámara de fotos digital.

A lo largo de la sala infantil, compartiendo espacio con las estanterías de libros, paneles con frases de los cuentos seleccionados con sus correspondientes ilustraciones. El recorrido comenzó con El zurrón que cantaba con dibujos de Ángel Mata, para seguir por La asadura, dura, ilustrado por Estrella Fagés; La princesa encantada, por Pilar Campos; La muñeca dulce, por Cristina Peláez; Diablo de novio, por Ana Moreno (Anikra), La dama blanca, por María Espejo; La casa encantada, por Rafa Nuño; El gordo dragón, por Inés Vilpi, y La madre malvada y los cinco hermanitos, por Miguel Parra.

El itinerario continuó con La muchacha sin brazos, con ilustraciones de Abel Ippólito; La flor de Aguilar, de Natalia Resnik; El garbanzo tostao, de Alicia Gómez; El borracho y la calavera, de Irene Ortiz; El listo de la familia, de Manuel Garcés; El agua amarilla, de Lupo Cisnea; El fraile Mochilón, de Mariela de la Puebla; El enano, de Miguel Cerro; Blancaflor, de Tesa González; La asadura del muerto, de Nono Granero; El cuarto prohibido, de Enrique Díaz; La madre envidiosa, de Estrella Rodríguez; La tía Tragantía, de Antonio Carrillo; El hombre que se encontró con la muerte, de Antonio Santana; Las tres cabritas y el lobo, de Conchi Ballesteros; Los tres pelos del diablo, de Pablo Gallardo; La casita de turrón, de Diego Jiménez, y El dragón y los dos niños, con dibujos de Gabriel de la Riva.

Títulos originales de los cuentos que han ido cambiando a lo largo de los años, como es el caso de La casita de turrón, actualmente conocido como Hansel y Gretel, o El lobo y las tres cabritas, ahora Los siete cabritillos. Todos ellos relatos que se han conservado en el tiempo gracias a la transmisión oral.

"Pasa, lee, observa, imagina y ...disfruta" era la consigna, recogida en uno de los paneles. Diego Magdaleno enseñó a los pequeños la sala infantil para familiarizarles con la biblioteca. Les mostró la ubicación en las estanterías de los cuentos y de los libros temáticos. "Hay que leer por placer y empezará a llegar el conocimiento".

Como curiosidad comentó que el 3 y el 7 son números que salen con asiduidad en los cuentos, a lo que añadió que "cuando hay una bestia que se cuela en una vivienda siempre lo hace por la chimenea", subrayando que todas las historias "tienen un momento de miedo". Asimismo, destacó que hay diversas versiones de un mismo relato ya que nunca se cuentan de la misma forma y señaló que no es partidario de explicar las moralejas de los cuentos, porque considera que cada cual puede sacar la suya.

"Esta noche podéis apagar la televisión y contarle un cuento a vuestros familiares", manifestó a los niños que, tras escuchar Tío Lobo, se dirigieron a las estanterías a elegir un libro para leer.

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