Cristóbal Abrio, el farmacéutico que logra un premio nacional por aplicar la IA a su farmacia de Huelva: "Me dije a mí mismo que tenía que idear algo para hacer el trabajo más rápido y con mayor calidad"

El joven obtiene el premio Cinfa a la Innovación y la Sostenibilidad en la Farmacia Comunitaria por incorporar tres asistentes con inteligencia artificial a su botica de la avenida Federico Mayo

Insiste en que la IA "nunca puede ser un sustituto, sino una herramienta" que asista a los farmacéuticos porque "somos sanitarios y siempre primará nuestro criterio"

El farmacéutico de Huelva Cristóbal Abrio, premio Cinfa a la innovación por integrar la IA en Farmacia

Cristóbal Abrio en la farmacia de la avenida Federico Mayo de Huelva capital.
Cristóbal Abrio en la farmacia de la avenida Federico Mayo de Huelva capital. / Josué Correa

El nombre de Huelva ocupa este año un lugar especial en los prestigiosos premios nacionales Cinfa a la Innovación y la Sostenibilidad en la Farmacia Comunitaria. Lo hace gracias a que el farmacéutico Cristóbal Abrio ha integrado tres asistentes de inteligencia artificial en su farmacia de la avenida Federico Mayo de la capital onubense, una acción innovadora que es merecedora de uno de los tres galardones que concede anualmente el laboratorio farmacéutico.

Bajo el nombre Aplicación de la inteligencia artificial en la farmacia comunitaria. Optimización de los SPFA y la gestión farmacéutica, la propuesta de Abrio profundiza en cómo aplica la inteligencia artificial a su trabajo diario. Una idea que surge de la necesidad. "Me fui dando cuenta de que hacía tareas repetitivas en determinados ámbitos y me dije a mí mismo: tengo que idear una herramienta que me permita hacer estos trabajos más rápidamente", reconoce a este periódico, toda vez que advierte de que la IA "nunca puede ser un sustituto, sino un complemento o una herramienta que te asista en lo que haces porque nosotros somos sanitarios y siempre debe primar nuestro criterio".

Meses después de 'bichear' en internet sobre cómo podía aplicar la IA a su ámbito de trabajo, Cristóbal Abrio se muestra muy satisfecho "porque me aligera todo lo que tengo que hacer y, además, me permite probar cosas nuevas. Algo que antes podría hacer uno al día, ahora puedo hacer tres o cuatro", resume.

Cristóbal Abrio en su puesto de trabajo.
Cristóbal Abrio en su puesto de trabajo. / Josué Correa

El muestrario de este farmacéutico incorpora tres asistentes ideados por ChatGPT porque, a su juicio, "es el entorno más cómodo a nivel de usuario, sobre todo, si tenemos en cuenta que no soy ni informático ni programador". A partir de ahí "estructuré los servicios y los procesos para optimizarlos y mejorarlos", siendo el primero de ellos un asistente de un servicio dermatológico que permite un análisis detallado de la piel y personalización de tratamientos.

Sobre este primer asistente, Cristóbal Abrio explica que "hemos aplicado esto a una máquina con la que recogemos datos con la intervención del paciente para hacer un dermoanálisis. El asistente elabora un preinforme que, evidentemente, no es perfecto y tienes, por ello, que modificarlo y ajustarlo según el trato con el paciente, pero el informe que da es bestial". "Antes, yo hacía el servicio, recogía los datos, hablaba con la persona y le decía que se viniese al día siguiente o que se lo enviaba por correo electrónico porque tardaba una hora en hacer ese informe". Lo que antes era una hora ahora son cinco minutos. "Sobre la marcha, el paciente se va a casa con su informe, lo que me ahorra muchísimo tiempo y me permite dar más servicios y de mejor calidad".

Otro de los asistentes es un redactor que Abrio impulsa a raíz de unas sesiones del Colegio de Farmacéuticos en las que él participa y en las que "presentamos casos que nos pasan y los debatimos para aprender". Momento en el que este boticario pensó en "lo bien que me vendría una herramienta que tome un caso de algo que me haya pasado con un paciente y me lo adapte directamente a una presentación". La solución era muy sencilla. "Voy documentando en una plataforma los casos que me pasan y luego se me genera la presentación de ellos para mostrarla a mis compañeros o para llevarla a algún congreso. Lo que me llevaba unas dos horas ahora lo tengo en media hora", sostiene.

El joven farmacéutico onubense en la farmacia en la que trabaja.
El joven farmacéutico onubense en la farmacia en la que trabaja. / Josué Correa

Por último, Cristóbal Abrio destaca el experto en gestión farmacéutica, que optimiza la planificación y reduce errores. "Me ayuda, sobre todo, en la gestión de stock, pedidos, productos... los farmacéuticos, al fin y al cabo, tenemos una formación muy amplia, pero la parte empresarial está muy descuidada en el Grado". Tanto, "que tuve que hacer cursos y formarme por mí cuenta". "Pensé entonces que la IA podía ayudarme a simplificar procesos y a tomar decisiones de una forma más consciente", destaca este farmacéutico que tiene ahora en la IA a un asesor "que me ayuda muchísimo en ese plano de gestión".

Además, la IA se ha integrado en el manejo de las redes sociales de la farmacia, en la formación del equipo, la recomendación de productos y la automatización de procesos internos, fortaleciendo la sostenibilidad y posicionando esta farmacia andaluza como un referente en innovación.

Cristóbal Abrio entiende que el farmacéutico debe sumarse al avance de la Inteligencia Artificial, no solo por el hecho de estar actualizado, "sino por todo el potencial que tiene para construir una farmacia más sostenible", lo que también se traduce en mejorar la salud del paciente.

Tal ha sido el impacto de este proyecto, que ha recibido un galardón que reconoce la voluntad y el esfuerzo de los profesionales farmacéuticos por innovar con ideas y cambios que signifiquen mejoras reales en el día a día de su labor y de su atención a los pacientes.

Junto al onubense, han sido reconocidas Nerea Acuña Elvira, farmacéutica comunitaria en Lanzarote (Canarias) y una candidatura conjunta de varias farmacias comunitarias de Vizcaya y Álava, firmada por Amaya Blanco Arce, Cristina Arandia, Leticia Santamaría y Miren Zamakola.

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