La crisis de Pescanova amenaza el futuro de la planta de Acuinova

Se pone sobre la mesa la dudosa rentabilidad de las instalaciones ayamontinas, especializadas en la cría y comercialización de langostinos vivos Incertidumbre entre la veintena de empleados

Instalaciones de la empresa acuícola filial de Pescanova, en Ayamonte.
Dani Gómez Ayamonte

15 de abril 2013 - 01:00

El azar ha querido que la mala situación económica vuelva a cebarse con el triángulo que conforman el río Guadiana, la autovía A-49 y la diagonal que une ambos puntos. No en vano en 2008 esta zona fue víctima de la mayor quiebra de una empresa hasta entonces de nuestro país cuando Martinsa-Fadesa presentó suspensión de pagos (el 14 de julio), dejando tras de sí un agujero de 7.000 millones de euros y, en el caso de Costa Esuri, miles de viviendas y edificios a medio construir en lo que tendría que haberse convertido en un área urbana de lujo capaz de doblar la población de Ayamonte.

La sombra de la crisis llega ahora a la empresa acuícola Acuinova, que ocupa una extensión de 512.340 metros cuadrados de marisma al norte del Puente Internacional del Guadiana (concretamente, entre éste y la desembocadura al río del arroyo Pedraza), que perteneciente al grupo Pescanova, en concurso de acreedores.

La planta ayamontina podría ser víctima en los próximos días de la situación que atraviesa la multinacional gallega, como consecuencia de la deuda oculta detectada en sus cuentas. Un agujero que amenaza con dejar al grupo en situación de quiebra técnica y que, en una primera aproximación, la firma auditora BDO ha cifrado en 1.408 millones de euros. No obstante, la fotografía parece distar mucho de estar completa ya que algunas fuentes elevan la deuda real de Pescanova a 2.700 millones de euros.

Sería otro mazazo para la provincia de Huelva, ya que en Acuinova trabajan actualmente más de una veintena de personas, que viven temerosas y con inquietud esta situación.

No obstante, según fuentes solventes consultadas y tal como después pudo comprobar este periódico sobre el terreno, la actividad en Acuinova era de absoluta normalidad hasta este viernes. Es más, tanto los trabajadores como los proveedores locales están al día en sus cobros (al menos, hasta el pasado mes de marzo). La plantilla asegura por su parte no saber más de lo que está apareciendo estos días en los medios de comunicación.

Al margen de ello, esta situación ha servido para poner ahora de relieve, según ha podido saber este periódico, la dudosa rentabilidad de la planta de Acuinova, instalada en Ayamonte desde el año 1997 y especializada en la cría y comercialización de langostinos vivos. La actual producción de la planta onubense ronda las 25 ó 30 toneladas de esta especie al año (alrededor de 500 kilos semanales), cantidad que no garantiza la cobertura de los gastos de explotación y mantenimiento ni la inversión realizada en su día para levantar la instalación.

Según fuentes cercanas al sector, siempre ha existido la sospecha de que Acuinova pierde dinero desde hace 20 años, y más teniendo en cuenta que ha invertido mucho dinero en proyectos para intentar diversificar su actividad en materias como la cría y engorde de alevines de dorada o en la instalación de una central eléctrica destinada al autoabastecimiento de la planta, junto con Abengoa, que al parecer actualmente está paralizada.

Esto puede explicar en parte la situación actual de la empresa. Según fuentes financieras, la propia compañía reconoció hace unas semanas que sin la ayuda de la financiación que hasta el momento le llegaba de la banca, y que ha sido suprimida tras conocerse la situación, tenía liquidez sólo para afrontar los pagos hasta el día 15 de abril. De ser así, a partir este lunes el grupo, que opera en 25 países y que tiene en plantilla más de 10.000 empleados, no podría afrontar sus compromisos de pago, sobre todo, compras a proveedores, a no ser que lograse hacer caja con la venta de alguno de sus activos. Una cuestión que también podría afectar al funcionamiento de su planta onubense.

En el caso de que, por ejemplo, Acuinova se viese privada este lunes de gasoil, se vería obligada prácticamente a paralizar su actividad.

Para hacerse una idea de la situación que atraviesa el grupo basta con comprobar que días antes de decidir que acudiría al concurso de acreedores, se reunió con las entidades a las que adeuda cientos de millones para pedirles que le mantuviese abiertas las líneas de crédito. De no ser así, la compañía quedaría ahogada. Las entidades accedieron entonces a mantener el circulante, aunque exigieron conocer de cerca la situación económica real de la empresa.

Sin embargo, con la llegada del proceso concursal todo ha cambiado y las entidades financieras, que se enfrentan a perder ya buena parte de lo prestado y que deben aprovisionar inmediatamente el 25% del pasivo, no van a seguir facilitando dinero a Pescanova para sus gastos diarios. La empresa precisaba, según señalaron fuentes cercanas antes de anunciar el concurso, entre 50 y 60 millones para seguir funcionando hasta mediados de abril. Otras fuentes cercanas a la compañía explicaron que Pescanova había asegurado que necesitaba hasta el final del preconcurso, es decir, hasta julio, hasta 100 millones. Y ese dinero no llegará.

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