Carreteras desiertas y ni un alma en las playas. El primer fin de semana de primavera fue ejemplar en cuanto al comportamiento de los ciudadanos. Muy lejos de las escenas vividas en las primeras semanas del estado de alarma en la que muchos residentes en otras provincias aprovecharon para trasladarse a sus segundas residencia en la costa o en la sierra, el fin de semana fue de absoluta calma. Para ello fueron clave las medidas impuestas desde las autoridades y la conciencia ciudadana después de dos semanas de confinamiento en la lucha contra el coronavirus.

Los accesos a localidades como Punta Umbría estuvieron blindados durante todo el fin de semana. Lo mismo sucedió en otros municipios costeros onubenses. Con una única vía de entrada y salida, todos los ciudadanos que tuvieron que desplazarse rindieron cuentas ante la Guardia Civil y los efectivos de la Policía Local.

La orden era multar e impedir el paso a quien no estuviera debidamente justificado. Las playas presentaron una imagen desértica, al igual que las carreteras y vías que en el primer domingo de primavera suelen tener un tráfico fluido. Las fuerzas de seguridad son muy firmes en la obligación de hacer cumplir con la orden de confinamiento recogida en el decreto de estado de alarma que impera en todo el país. Quien no lo cumpla sabe lo que le espera.