"Yo no fui a luchar por una yihad ni por ningún idealismo parecido, sino por la necesidad que sentía de proteger a los míos", por patriotismo. Sam Najjair, un excombatiente extranjero en Libia decidió luchar, asegura, por ser consciente de lo que estaba pasando, "de los ultrajes que se estaban cometiendo y por sentir que había que hacer algo al respecto". De madre irlandesa y padre libio, está viajando por todo el mundo contando su experiencia y participación en la revolución libia porque cree que puede aportar una nueva perspectiva del conflicto por su doble nacionalidad y porque le hizo la promesa a sus camaradas caídos de demostrar y difundir su sacrifico.

Ayer participó en la valoración del curso Radicalización, terrorismo yihadista y combatientes extranjeros que organiza la UNIA en la sede Santa María de la Rábida donde estuvo acompañado por Inmaculada Marrero, directora del curso y Yolanda Pelayo, directora de la sede.

Najjair destacó como uno de los episodios más importantes de su experiencia en Libia el momento en el que se encontró en una sala donde dormía, comía y compartía sus momentos con personas "ricas y pobres, con gente que había recibido educación y otras que no, más religiosas y más liberales o laicas", es decir, personas que no cumplen un perfil determinado, sino que luchaban por una misma causa y con los que llegó a establecer una relación de hermanos. Con este ejemplo intentó ilustrar la idea de que, al contrario de lo que pueda parecer, "en estos conflictos no todo es blanco o negro" y existen otro tipo de motivaciones más allá de las religiosas.

Preguntado por la situación en Libia cree que el país es ahora mismo "como un bebé, como un niño pequeño que comienza a dar sus primeros pasos por lo que está en una situación difícil pero se muestra optimista en la consecución de un "Estado democrático, sano, libre y en paz", que no subyugue aspectos como la justicia y la libertad a la religión pues "si no hay libertad no puede darse el desarrollo de una religión en libertad". El excombatiente ha contado su experiencia en las revoluciones de Siria y Libia en un libro titulado Soldier for a summer cuya versión en español será editada por Catarata, bajo el título Soldado por un verano.

Además de Najjair, el curso ha contado con la presencia de asesores de las Fuerzas de Seguridad del Estado, de los servicios de inteligencia, reclutadores de combatientes extranjeros e incluso una persona que ha estado en el mundo de la radicalización, con el objetivo de ofrecer a los alumnos un programa en el que la mayor parte de los ponentes haya estado implicado de alguna forma en los conflictos.