El cobrador del frac aumenta un 31,7% sus servicios en Huelva

El 80% de los servicios de esta empresa de cobro de deudas es contratado por empresas y el 20% por particulares · Más de la mitad de los impagos está relacionado con sociedades constructoras

El cobrador actúa en los casos límite.
El cobrador actúa en los casos límite.

Prácticamente no hay nadie que no lo conozca, aunque la mayor parte (si no la totalidad) prefiere no encontrarse con él de frente y menos aún que le salude en medio de la vía pública, porque sería la prueba evidente de que hay pendiente el pago de una deuda jugosa. Es el emblemático cobrador del frac, que lleva trabajando en Huelva 25 años y que ha visto cómo en tan sólo un año su actividad ha aumentando un 31,7% en nuestra provincia ante la falta de liquidez que ha provocado la crisis en la que estamos inmersos. Y es que si hay un tipo de negocio que está haciendo el agosto con la crisis es el de las empresas que presionan o negocian para hacer efectivas las deudas. Porque no cabe duda de que la depresión económica ha disparado la morosidad en Huelva, lo que ha provocado que firmas como 'El cobrador del frac' estén recibiendo un auténtico alud de solicitudes para contratar sus servicios.

A pesar de que es la imagen del comercial perfectamente uniformado la que ha hecho famosa a la firma, desde la empresa se asegura que solamente se llega a esta situación en casos extremos. Y es que la filosofía del cobrador es la negociación de la deuda. De hecho, en el 71,9% de los casos se consigue cobrar o pactar el pago de la cantidad que se adeuda, según se apunta desde la empresa. "Sólo en los casos más difíciles se envía al cobrador del frac", explica Alfredo Molina, Jefe de Ventas del Cobrador del Frac.

El perfil de quien desatiende sus deudas se está transformando en los últimos años en el de un "moroso profesional" que va montando empresas al tiempo que cierra otras tras endeudarlas al máximo. Aunque la situación actual "ha obligado a muchos negocios a cerrar y son éstos los que dejan de pagar los materiales que se les ha servido", explica Molina, quien además sostiene que muchos morosos "ya son asiduos". En el caso de Huelva, la mayor parte de ellos (el 80% de los clientes son empresas) se concentra en la construcción (el 60% de éstas), pero también abundan los acreedores en el campo de la alimentación y distribución (alrededor del 20%) y la publicidad. "Hay muchas empresas de la familia de la construcción que se han visto obligadas a echar el cerrojo y se han ido sin pagar a encofradores o auxiliares que les montan andamios o les sirven material pesado".

Y ante esta situación lo mejor es no esperar a la vía judicial, que puede tardar un par de años en dictar sentencia firme y por tanto en que el impagado pueda recuperar su dinero, si es que pasado ese tiempo no se ha esfumado esa cantidad.

Los servicios de El cobrador también se ha extendido entre particulares y éste quizá sea uno de los aspectos que más ha avanzado en los últimos meses, ya que en Huelva los servicios que se han contratado en este sentido han llegado después de que un cliente no haya recibido el dinero que prestó a un amigo o que se haya visto obligado a responder como avalista de un préstamo que se ha dejado de pagar. Entre ambos (empresas y particulares) el balance anual deja un aumento de actividad que roza la tercera parte de los que se firmó hace un año.

El cliente que demanda los servicios de este tipo de empresas lo hace cuando se acumulan cantidades que por término medio alcanzan los 500.000 euros. Una cantidad que es más que significativa, pero que la crisis ha hecho que se esté convirtiendo en habitual cuando se trata de morosidad, más aún si se tiene en cuenta que ya que ese medio millón suele corresponder al impago de varios recibos.

El envío del cobrador es el punto final de un expediente y de ahí que las estadísticas apunten a que en ocho de cada diez casos no es necesario que visite al moroso, o que sólo en dos de cada diez casos sí se precisa la presencia de este emblemático personaje en la calle, en el lugar de trabajo o en el entorno personal. Cuando llega esta situación, las reacciones son múltiples, sobre todo porque el cobrador uniformado es del entorno del deudor y "lo conoce perfectamente, con lo que sólo hace falta que se cruce una mirada para conseguir el efecto deseado", apostilla Molina, si bien reconoce que se han dado situaciones "comprometidas" que prefiere dejar en el rincón de la intimidad, ya que "la integridad está por encima de nuestro negocio", subraya.

La del cobro es la faceta más conocida de esta empresa y también la que supone la mayor parte de su trabajo (el 80%), si bien la información preventiva antes de una operación de venta para que el vendedor conozca la solvencia de su cliente "cada vez se demanda más". Y es que hoy es mejor intentar prevenir (siempre que sea posible) un posible impago que puede arruinar el futuro de cualquier empresa.

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