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Las 60 clínicas de Podología de Huelva retoman su actividad en su totalidad

  • Los profesionales se resienten de los elevados precios de los equipos de protección

Una podóloga atiende a un paciente en su clínica.

Una podóloga atiende a un paciente en su clínica. / H.I. (huelva)

Las 60 clínicas de Podología han reactivado su actividad en la práctica totalidad de los casos. Así lo confirmó el vicepresidente del Colegio Andaluz de Podólogos, el onubense Cecilio Gómez quien indicó que la normalidad estaba restablecida desde el día 4 de este mes. Legalmente no estaban incluidos dentro de los establecimientos sanitarios que tenían que cerrar como consecuencia del estado de alarma decretado por la crisis del coronavirus, aunque “por responsabilidad social”, lo hicieron todas las clínicas.

A día de hoy, la actividad se ha retomado, sometida a un protocolo de atención al cliente con el que “queremos transmitir seguridad al sector”. No es porque, como profesionales sanitarios, no estén acostumbrados a las medidas higiénicas y preventivas pero sí para afianzar esa impresión de seguridad. Ello ha originado un sobrecoste nada desdeñable. Se trata de un colectivo que ha de asumir los gastos añadidos de todo el equipamiento de protección individual (EPI) como mascarillas, guantes, gorros, calzas…. Cecilio Gómez apunta a que lo “único que hemos conseguido es la eliminación del IVA en estos productos”. Se trata de una pequeña ayuda ya que hay que tener en cuenta que estamos ante un mercado plenamente saturado de demanda ante la cual, la oferta es a día de hoy insuficiente.

Esto provoca que los precios en algunos artículos, se hayan duplicado. Esa escasez, que afecta tanto a España como al resto de Europa, tiene otro aspecto negativo que a veces compromete la propia dinámica de las clínicas: la fuerte demora que se sufre a la hora de recibir los productos. Otros recursos se han ido añadiendo como mamparas, felpudos desinfectantes… Todo ello hace elevar el precio de la asistencia que se presta aunque “yo en mi caso no lo voy a repercutir en lo que me van a pagar mis pacientes”. La cita se concierta a través de una llamada telefónica en la que se le pregunta al paciente si tiene fiebre o algún síntoma que pueda generar sospechas.

En caso afirmativo, se pospone la cita durante un par de semanas. Los pacientes además, no pueden introducir bolsas de la calle a la consulta y deben ir, en la medida de lo posible, sin acompañante alguno.La situación de cierre voluntario que han tenido durante la peor etapa del estado de alarma, los ha dejado fuera de las solicitudes de muchas ayudas. Tan solo algunos han recurrido a la de una disminución de ganancias de, como mínimo, el 75%.Los podólogos, sin embargo, no echaron un cierre total durante los meses anteriores. Se estableció un sistema de casos de urgencia por lo que el Colegio instó a sus miembros a permanecer con el teléfono abierto durante todo el tiempo para atender casos muy excepcionales.

Hay que tener en cuenta que durante las primeras semanas del estado de alarma, las clínicas se vieron desprovistas de todos sus equipos de protección. Aunque las mascarillas, por ejemplo, son un recurso muy utilizado por el colectivo, durante esas primeras semanas fueron requeridas por el sistema sanitario a causa de la tremenda escasez de esos momentos.

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