Las claves del juicio contra José Bretón
juicio por la desaparición de ruth y josé
Mañana arranca en la Audiencia de Córdoba, entre una gran expectación mediática, el procedimiento contra el hombre acusado de asesinar a sus hijos, Ruth y José
Después de una investigación complejísima que ha incluido multitud de rastreos, difíciles pruebas periciales e interminables interrogatorios, José Bretón, acusado de asesinar a sus dos hijos el 8 de octubre de 2011 en una finca de su familia en Las Quemadillas de Córdoba, se sentará mañana, por fin, en el banquillo. Pese a las reticencias de la defensa, será un jurado popular el responsable de decidir la responsabilidad de Bretón en la desaparición de sus hijos.
Durante las próximas tres semanas, en la sala de vistas se confrontarán dos versiones: la de la acusación, que sostiene que Bretón habría dado muerte a los pequeños y los habría hecho desaparecer en una hoguera, y la de la defensa, que sólo aprecia en la forma de actuar del progenitor una falta de cuidado por perder de vista a Ruth y José en un parque. El tribunal popular deberá posicionarse sobre los 22 puntos clave del procedimiento, recogidos por el magistrado de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial Pedro Vela en un auto emitido hace unas semanas y que Huelva Información repasa a continuación.
El jurado deberá analizar si como mínimo desde el verano de 2011 las relaciones entre el acusado y su entonces esposa, Ruth Ortiz, se habían deteriorado debido al carácter "estricto y poco afectuoso" del presunto asesino. Esto habría llevado a Ruth a madurar la intención de separarse y mantener la custodia de sus hijos.
El 15 de septiembre de 2011, Ruth habría comunicado a José sus intenciones de separación, ante lo que él mostró "gran enfado" y se marchó a Córdoba, donde permaneció hasta el día 17, cuando volvió al domicilio conyugal de El Portil. En esa fecha, sin embargo, Ruth ya se había marchado al domicilio de su padres y reiteró por teléfono su "intención firme de separarse" y quedarse con los niños.
El tribunal analizará si el procesado marchó entonces a Córdoba, a vivir con sus padres. José Bretón y su todavía mujer habrían convenido tener a los niños con él durante fines de semana alternos en tanto se acordaba un régimen judicial de visitas y estancias en el procedimiento de separación o divorcio.
En aplicación de dicho acuerdo, José Bretón habría recogido a sus hijos en Huelva, por primera vez, el 23 de septiembre y los habría devuelto el domingo 25. El acusado, además, vino a Huelva el 2 de octubre para asistir al cumpleaños de la pequeña Ruth.
En todas estas ocasiones y cada vez que el acusado coincidía con amigos o familiares de la pareja, expresaba supuestamente su malestar por la decisión tomada por su esposa y su enfado con ella por tomar la decisión de romper.
El jurado deberá decidir si, en este contexto, el acusado ideó dar muerte a sus hijos "como venganza hacia su mujer" y si habría decidido que el lugar más adecuado para ello sería la finca de sus padres en Las Quemadillas el 8 de octubre de 2011.
El acusado habría realizado una serie de preparativos entre el 15 de septiembre y el 7 de octubre, consistentes en hacer acopio de leña de olivo, adquirir grandes cantidades de combustible en una gasolinera de Huelva, acudir a la consulta de un psiquiatra para que le recetara tranquilizantes y, por último, forzar que el fin de semana del 7 al 9 de octubre los niños estuvieran con él. Bretón, incluso, se habría negado a cambiarlo con su esposa, como le había propuesto ella y pese a que ello le impedía a él asistir a la boda de un amigo y a los niños estar presentes en el bautizo de un primo.
Para tener datos que ofrecer sobre la supuesta pérdida de unos niños, Bretón habría realizado "una especie de experimento" con sus sobrinos en la mañana del 5 de octubre, cuando los dejó solos unos momentos mientras los llevaba al colegio.
En la mañana del 7 de octubre de 2011, tras comprar la última partida de gasoil, mantuvo una conversación con su esposa durante la cual le entregó una carta y un ramo de flores y le pidió reanudar la convivencia. Pese a ello, esa misma tarde, y con intención de iniciar una nueva vida, el presunto asesino habría llamado a una antigua amiga a fin de tomar una relación sentimental.
Sobre las 14:00 del 7 de octubre, Bretón recogió a sus hijos en Huelva y los llevó hasta Córdoba, donde primero estuvieron en casa de sus abuelos y, más tarde, con su tía Catalina. En casa de esta última, en el barrio de San Lorenzo, dejó a los niños para poder marchar a la parcela para dejar las garrafas de combustible que tenía en el coche.
El auto de hechos justiciables cuestiona si Bretón, con el designio de prepararse una coartada, habría propuesto a sus hermanos Catalina y Rafael acudir en la tarde del 8 de octubre, sábado, a la Ciudad de los Niños. También le habría dicho a su madre que ese mismo día no iba a comer en casa, porque había quedado con unos amigos.
Tras haber dormido con los niños en casa de sus padres, en La Viñuela, Bretón los dejó sobre las 10:30 en la casa de su hermana y cogió el vehículo de ella, del que tenía las llaves, para ir de nuevo a la finca de Las Quemadillas. El jurado deberá analizar si su intención era "comprobar que no hubiera vecinos o cualquier otra circunstancia imprevista que le impidiera la ejecución de su plan". Esa mañana llamó dos veces por teléfono a Ruth, aunque no logró contactar con ella.
A las 11:30 regresó a casa de su hermana, donde permaneció con sus hijos y sus sobrinos hasta las 13:30 mientras Catalina y su marido hacían la compra en un hipermercado. Como se retrasaban, Bretón se "enfadó mucho", por lo que su cuñado se ofreció a llevarlo en su coche a La Viñuela, donde se detuvieron lo justo para que el procesado pudiera coger su vehículo, un Opel Zafira. El tribunal popular deberá decidir si el imputado hizo creer a su familia que se dirigía a la "falsa cita" con sus amigos.
El auto de hechos justiciables expone al jurado si, durante el trayecto a Las Quemadillas, José Bretón habría suministrado a sus dos hijos un número "indeterminado" de pastillas de los tranquilizantes Motiván y Orfidal con el objetivo de "facilitar su adormedicimiento y/o su muerte".
Una vez que llegaron a la parcela, a las 13:46, el acusado habría telefoneado de nuevo a su esposa, sin que tampoco lograra comunicar con ella en aquella última ocasión. El jurado tendrá que dilucidar si esto fue lo que llevó al presunto asesino a "seguir con su propósito criminal" y acabar con la vida de sus hijos.
Acto seguido, conforme a lo que ya tenía previsto y meditado, José Bretón, "prevaleciéndose de su condición de padre y de su mayor fortaleza física, confianza y autoridad", habría acabado con la vida de sus hijos "de manera no determinada". El procesado prendió una hoguera en un lugar de la finca sin visibilidad desde el exterior y en la que habría colocado los cuerpos de los dos menores con una mesa metálica encima. La pira llegó a alcanzar temperaturas de hasta 1.200 grados centígrado, con un efecto similar a un horno crematorio. Sólo habrían quedado algunos restos óseos.
El tribunal decidirá si Bretón permaneció junto a la hoguera hasta las 17:30, en que se marchó de la finca, para alimentarla de combustible y mantener así la temperatura con el objetivo de lograr la "total calcinación y desaparición" de los cuerpos de sus hijos, según expone el auto de hechos justiciables.
El acusado salió con su vehículo por la entrada principal de la finca, arrojó en dos contenedores tres bolsas de basura con los pantalones de trabajo que llevaba puestos para ejecutar su plan y otros efectos que le pudieran incriminar, y dio la vuelta con el coche haciendo una maniobra "inhabitual". El jurado ha de analizar si el progenitor intentaba así eludir la grabación de unas cámaras de seguridad cercanas, cuya ubicación conocida.
Bretón condujo hasta el entorno de la Ciudad de los Niños de Córdoba y a las 18:01 aparcó en la calle Pintor Espinosa, a unos 300 metros del circuito deportivo del Parque Cruz Conde. En los minutos posteriores habló con su hermano Rafael para hacerle creer que estaba en los jardines con sus hijos, y a continuación hizo lo mismo con sus padres.
El jurado analizará si el acusado, cuando consideró que había transcurrido un tiempo suficiente para hacer creíble la desaparición de los menores, llamó a su hermano a las 18:18 para decirlo que había perdido de vista a Ruth y José. El presunto asesino logró que su hermano y su cuñado acudieran a la Ciudad de los Niños para iniciar la búsqueda.
A las 18:41, el acusado llamó al teléfono de emergencias 112 para comunicar la desaparición de Ruth y José, lo que provocó la intervención del Cuerpo Nacional de Policía. A las 20:43 acudió a la Comisaría para presentar una denuncia por desaparición, lo que dio lugar a la apertura de un procedimiento por parte del Juzgado de Instrucción número 4. Y ello, según el auto de hechos justiciables, pese a "conocer perfectamente que no había existido tal desaparición, sino que él les había dado muerte", algo que el jurado deberá analizar.
Las investigaciones realizadas a consecuencia de la denuncia han supuesto un coste para el Ministerio del Interior de 137.335 euros, para la empresa Cóndor Georadar de 5.500 euros y para el Ayuntamiento de Córdoba, de 22.567. El jurado deberá decidir si el procesado debe asumir las facturas.
Bretón, expuesto al público en octubre de 2011, en el Parque Cruz Conde.
Los pequeños José y Ruth Bretón, desaparecidos el 8 de octubre de 2011.
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