Huelva

La ciudad se va al Rocío con Huelva

  • Miles de personas contemplan el paso de la larga comitiva en su salida en romería.

Huelva se va a la aldea y la capital experimenta un enorme vacío. Esa es una de las directrices que permiten calcular, a simple vista, las dimensiones y protagonismo que esta hermandad tiene en la vida de la capital. Huelva se queda como en estado de letargo sabiendo que buena parte de sus ciudadanos están de camino hacia El Rocío. Los que se han quedado mantienen en sus retinas el impacto de las estampas contempladas durante las horas matinales de este jueves día 5.

La centenaria hermandad lo tenía todo preparado a las 9:00, momento previsto para realizar la salida desde la casa de hermandad. El edificio de la Plaza Paco Toronjo era un hervidero de romeros y curiosos que, fieles a la cita anual, no querían perderse detalle alguno. Y por encima de todos, un exultante hermano mayor que veía cumplido su sueño de ser el principal responsable de llevar a Huelva hasta la aldea almonteña. José María Ruiz empezaba a pronunciar los primeros vivas que lo acompañarían durante todo el recorrido por la ciudad.

Ruiz tiene el privilegio de ocupar este cargo en un año en el que la filial onubense celebra el 75º aniversario del Simpecado. Fue él el encargado de situarlo en la carreta, a las puertas de la casa de hermandad, habiéndolo recibido de manos del presidente Juan Ferrer. Así concluía la primera parte de la jornada que tuvo carácter religioso y que consistió en la misa de romeros celebrada por el capellán de la hermandad José Antonio Sosa.

Tras flanquear la Rotonda del Papa, la comitiva enfiló buscando la calle Galaroza siguiendo así su recorrido tradicional en el que juega un papel muy importante su paso por hasta el momento su sede canónica: la Iglesia del Rocío. Todo apunta a que hay un cambio en perspectiva ya que el nuevo mapa diocesano de parroquias prevé que la casa de hermandad de Huelva quede adscrita a la Parroquia de San Sebastián. Los horarios se respetaron de una manera exquisita lo que tiene mayor mérito si se consideran las dimensiones de la comitiva de la centenaria hermandad.

De este modo, el grupo de tamborileros dejaba Galaroza para encontrarse con Federico Molina y lo hacía a las 9:30. Tras ellos, el grupo de caballistas que por sí solo supone todo un espectáculo. Cerca del millar de equinos comenzó a pasar delante del templo del Rocío. La iglesia estaba rodeada de gente desde bastante tiempo antes. Muchas de las personas presentes iban provistas de sendos ramos de flores para que fueran ubicados en la carreta del Simpecado. En la puerta del templo esperaba a la junta de gobierno de la hermandad el obispo de la Diócesis, José Vilaplana. La Iglesia del Rocío fue, por lo tanto, el primer punto de concentración masiva de los otros que esperarían a la comitiva hasta que ésta abandonara la Comandancia de Marina.

El paso de la caballería por Federico Molina es una escena sobrecogedora por sus componentes plásticos. Cuando la carreta del Simpecado alcanzó la confluencia con Presbítero Pablo Rodríguez le esperaban las representaciones de las hermandades de La Cena y Victoria que hicieron entrega de ramos de flores. A partir de ahí, y hasta la llegada a la Plaza del Punto, representantes de diferentes organismos institucionales y otras entidades salieron al paso de la comitiva para mostrarle sus respetos. Bastante antes de que los rocieros llegaran a la Plaza de la Constitución, tanto este enclave como la Gran Vía y resto de arterias del centro bullían de gente, excitada por la inminencia de esta cita que toca las esencias mismas de la personalidad onubense.

Aún no había llegado el Simpecado al monumento del Punto y la Plaza de la Constitución era ya una fiesta. El Coro del Cristina Pinedo y la Banda Sinfónica Municipal alternaban la presencia musical durante la espera. El paso de los caballos delante del Ayuntamiento se prolongó cerca de media hora. El momento culminante sin embargo fue cuando la carreta giró y se puso delante de la casa consistorial. Fue entonces cuando Regina interpretó la Salve, momento que fue acompañado por una petalada. La situación que allí se vivió provocó las lágrimas en muchos de los presentes.

Cuando se deja la Plaza de la Constitución la salida de Huelva se ve mucho más cerca. Todo es cuesta abajo hasta llegar a la Comandancia de Marina. Antes no obstante hubo una parada en la Iglesia de la Concepción que tenía instalado un altar con una imagen de la Blanca Paloma. Allí también se encontraba su párroco Diego Capado, persona conocedora como pocas de la romería de Pentecostés por ser, durante algunos años, párroco de Almonte. Respetando escrupulosamente el horario previsto, la hermandad alcanzó la Comandancia de Marina y con ella, la Agrupación Rociera de Alosno.

El titular de la comandancia, José Ignacio Cordón, estableció un paralelismo entre la devoción de los marinos a la Virgen del Carmen y la de los romeros de Huelva a la Blanca Paloma. El militar deseó que "este año de restricciones os permita descubrir el rostro de Cristo en el hermano que hace el camino con vosotros". Tras entonarse la Salve a la Virgen del Carmen y escuchar al grupo Quitasueño, Huelva enfiló hacia Francisco Montenegro buscando ya el camino por el que regresará la semana que viene.

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