Universidad de Huelva

El Ciqso trabajará en transformar el dióxido de carbono en productos

  • La llegada del investigador Antonio Martínez posibilita la apertura de un nuevo grupo de trabajo

Antonio Martínez, en uno de los laboratorios del Ciqso.

Antonio Martínez, en uno de los laboratorios del Ciqso. / Rafa del Barrio (Huelva)

El Centro de Investigación en Química Sostenible (Ciqso), de la Universidad de Huelva (UHU) abrirá en breve una nueva línea de trabajo con lo que ya serán cinco las que se encuentren en actividad.Ello será posible gracias a la incorporación de Antonio Martínez que ha sido el número uno de la última convocatoria de ayudas para contratos Ramón y Cajal (RYC) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Al liderar la lista, Martínez tenía la oportunidad de elegir el lugar adonde quería realizar su actividad investigadora y ha elegido el Ciqso al que se ha incorporado hace escasos días. Los últimos dos años y medio los ha pasado en la Universidad de Oxford implicado en un grupo de investigación. “Allí –explica– lideré una línea en catálisis. He hecho química fundamental pero relacionada con la empresa gracias al contrato que Oxford tenía con SCG Chemicals, una empresa tailandesa con refinerías. Como sucede con otros ámbitos, hay cosas que cambian de la teoría o del laboratorio, a la aplicación de todo ello, es decir, al campo de la práctica.

Después de su labor allí, Antonio Martínez quería iniciar su línea independiente de investigación de investigación y “desde Huelva me hicieron una oferta” que fue cotejada con otras. Reconoce por lo tanto, que la propuesta de Huelva era muy seductora. Una de las cosas que más le llamaron la atención fue que “para septiembre se incorporará a mi grupo un estudiante-doctorado. Confiesa que “aquí tengo todas las facilidades y toda la instrumentalización que me hará posible realizar mi trabajo”.

En su perspectiva, tiene un ambicioso objetivo: la reducción del dióxido de carbono (CO2) al que numerosos estudios apuntan como causante del cambio climático. El desafío es transformarlo en productos útiles, es decir, una especie de reciclado que evite sus efectos perniciosos, por un lado, y que produzca plusvalía. Su proyecto busca además, financiación europea para lo que ya ha conseguido superar un primer corte.

Martínez indica que no es la primera línea de investigación que trabaja en transformar el diáxido de carbono, pero es novedoso realizar ese proceso a través de la química organo-metálica “que es en la que yo trabajo”. El estudio irá en el camino de obtener del dióxido de carbono productos como olefinas o alquenos, ambos de la familia de los hidrocarburos. “Mi propuesta –añade– es usar una catálisis con encapsulación especial, lo que no se ha hecho nunca”.

El investigador natural de Murcia de 37 años de edad, explica que “el nivel de dióxido de carbono ha crecido enormemente en las últimas décadas” y “aunque se reforestara toda la superficie terrestre, no sería suficiente para contrarrestar sus efectos”. De ahí, la necesidad de que la química busca vías para atajar esos efectos perniciosos que se han acrecentado por la mano del hombre.Su área, insiste, es la química fundamental pero siempre buscando aplicaciones prácticas y este es el momento en que “quiero aplicar lo que he estado aprendiendo”.

El director del Ciqso, Tomás Rodríguez, se congratuló de la llegada de Antonio Martínez y por ende, del comienzo de una nueva línea de investigación. Esa expansión se encuentra dentro de “nuestro contrato-programa”. Respecto a la llegada de Antonio Martínez, el director del centro apuntó a que “surgió la posibilidad y la universidad facilitó su incorporación”.El Ciqso se creó en 2010 aunque quedó oficialmente inaugurado en 2012 en coincidencia con la visita del premio Nobel de Química, Robert Grubbs que le dio el nombre.

Tiene actualmente, una plantilla de 36 investigadores y hasta hace escasos días, cuatro líneas de investigación: el de catálisis homogénea, que dirige Pedro Pérez; contaminación atmosférica, de Jesús de la Rosa y Daniel Sánchez-Rodas; síntesis y fotoquímica orgánica, de Uwe Pischel y simulación molecular, de Felipe Jiménez.

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