Las cigüeñas también tienen DNI
El programa de voluntariado de Mundo Solidario elabora un censo de cigüeñas blancas en Aljaraquel profesional, al frente En la iniciativa participan una decena de jóvenes con problemas de adaptación social, que cuentan con la inestimable colaboración del conocido ornitólogo del paraje natural Marismas del Odiel, José Manuel Sayago.
Elaborar un completo censo de cigüeñas blancas en el término municipal de Aljaraque es el principal objetivo del programa de voluntariado medioambiental en el que trabaja actualmente la asociación Mundo Solidario.
Una iniciativa en la que participan una decena de jóvenes con problemas de adaptación social y para la que los responsables de dicha ONG cuentan con la inestimable colaboración del conocido ornitólogo del paraje natural Marismas del Odiel, José Manuel Sayago.
Es por ello por lo que los participantes en el proyecto están participando estos días en varias actividades que tutorizadas directamente por el propio Sayago tienen como principales objetivos dar a conocer mejor las principales características de esta ave de la familia de las ciconidae cuyos nidos rematan la mayoría de las torres y campanarios de nuestra geografía y de las que existe la antigua, y por supuesto falsa creencia de traer los bebés a sus papás colgados de sus grandes picos.
Del mismo modo, los jóvenes también están asistiendo a diversas salidas guiadas por el ornitólogo onubense a distintos puntos de la geografía provincial con el fin de aprender a encontrar las colonias y los lugares donde nidifican estas familiares aves, y de poner en práctica cómo se anillan sus pollos.
Así, y al margen de realizar esta especie de práctica con pollos de cigüeña reales en el paraje natural Marismas del Odiel o en un vertedero próximo a la capital provincial ya que muchas de estas aves se han adaptado a hábitats configurados por el hombre debido a la abundancia en ellos de alimento, esta semana también han asistido a una bonita salida al campo en la que han tenido la oportunidad de anillar varios pollos de cigüeñas con dos meses de vida en una colonia que nidifica en pleno Andévalo Occidental onubense.
De esta forma, y ataviados con prismáticos para localizar los nidos de las cigüeñas desde la distancia; una gran escalera para facilitar el acceso a las copas de las encinas donde éstos se ubican, un GPS para marcar la localización exacta de cada uno, anillas numeradas y las herramientas básicas para el anillamiento de los pollos, y cuadernos de campo donde anotar todos los detalles de cada pollo, estos voluntarios medioambientales se adentraron en lo más remoto de una dehesa conocida como Covadonga, situada en el término municipal de San Silvestre de Guzmán y muy cerca del pantano del Piedras.
Los chavales no daban crédito a las explicaciones del ornitólogo sobre aspectos tales como que la cigüeña es un animal que puede llegar a vivir hasta 40 años; que las parejas se mantienen unidas durante toda la vida; que siempre regresan al mismo nido pese a emigrar a miles de kilómetros de distancia de Huelva, sobre todo a países africanos tan remotos como Senegal, Mali o Mauritania; que una pareja puede poner al año hasta 6 ó 7 huevos, aunque lo normal son 4, cuyos pollos sobreviven en mayor o menor medida según las condiciones climatológicas y la abundancia de alimento en la zona; o que cada vez hay más ejemplares que permanecen todo el año en nuestra provincia por los efectos del cambio climático y por la abundancia de comida en los vertederos.
Así, pregunta a pregunta y respuesta a respuesta, los chavales fueron los encargados directamente de ir aniñando uno a uno los pollos de cigüeña blanca de esta remota colonia de nuestra provincia que según Sayago ha perdido en los últimos años cerca del 50% de sus ejemplares, los cuales, como los humanos, están emigrando a nuestras ciudades y pueblos en busca de una vida mejor.
Muchas de las que se han ido, a buen seguro habrán instalado su nueva residencia en cualquier poste del tendido eléctrico, torre o campanario de Aljaraque, donde a partir de ahora serán localizadas, censadas y anilladas por estos voluntarios medioambientales que poco a poco aprenden así a amar la naturaleza a raíz de un mayor conocimiento sobre algunos de sus mejores secretos.
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