Ciao Vicente, adiós amigo

En la muerte de un cronista de toros

Vicente Parra, segundo por la derecha, con Cipriano Díaz y junto al jefe taurino de EFE Juan Miguel Núñez / Paco Guerrero
Paco Guerrero

Huelva, 19 de septiembre 2025 - 18:10

Hoy se me ha muerto un amigo. Vicente fue el único chico de la prensa que en aquella feria valverdeña salió conmigo al Católico para tomar un café y templar el sofocó que en mí había dejado aquel lance agresivo del empresario Leonardo Muñoz en la antesala de ese bar que precede al albero valverdeño. El único que se salió de la plaza a solidarizarse con un conocido como era yo. Después, sus convincentes argumentos me hicieron volver a la plaza. A los dos nos costó tener que pasar por taquilla. Porca miseria, Vicente. Ese día aprendí un poco más de lo que es el respeto y la independencia. También la importancia de la amistad.

Desde aquel día, Vicente se hizo más grande en la memoria de amigo. También en la de taurino hasta que se conformó ese grupo de cuatro dentro de un coche. Otro grupo de cuatro en un coche, con lo de moda que está eso de los cuatro y un coche aunque nosotros sin Manual de Resistencia y a solas con nuestras crónicas taurinas.

Bueno algo más, porque en ese caldo de cultivo que la omnipresencia de Cipriano Díaz, la mesura apasionada de Pedro Quintero y la callada diplomacia del que había llegado último, o sea yo, nos daba apenas para ir arreglando el toreo hasta donde aquel día tocara ver toros.

Veinte temporadas así. Cruzando la provincia de una plaza a otra. Casi todos teníamos coche pero el que conducía siempre era Vicente desde que salíamos de esa base de operaciones que era el Mesón Los Arcos hasta que pasadas cinco o seis horas volvíamos a él a tomarnos a la salud y al presupuesto de los novios de turno una cervecita o dos con almendras fritas.

Ahí Vicente largaba la parrafada por teléfono a la agencia para dar el escueto resultado del festejo. “Pepito, dos y rabo y oreja; zutano: oreja y oreja y Fulano, silencio y silencio. Tres cuartos de entrada. El ganado, bueno en líneas generales”. Lo que se dice el tiempo de un trago de cerveza. Los demás nunca entendimos que cobrara por aquello, pero Vicente cobraba; por algo era el corresponsal de la prestigiosa agencia Efe.

Así pasaron unas veinte temporadas. El Audi nuevo pasó a ser el vehículo oficial del grupo. Aparte de charlas los allí presentes nos fumábamos el Ducados de Vicente. Vicente, el humo del cigarro, el coche y nosotros éramos todo uno. Y eso une. Tanto une que ya no solo quedábamos para el verano sino que el otoño y el invierno también fueron las giras de charlas, debates y pregones los que volvían a unirnos. Haciendo bolos se nos iba pasando la vida.

Al amigo se le notaba aquello de su profesión de abogado. Por cada pueblo que pasábamos en nuestra ruta se acordaba de alguno. También de alguna. En fin, el alma de abogado que le salía a flote aunque principalmente a Vicente Parra le conocían generaciones y generaciones de alumnos del Instituto Politécnico de La Rábida donde impartía clases de Legislación Laboral.

Reímos mucho en aquel tiempo porque Vicente era capaz de cambiarse en el mismo día el chip taurino y largar la crónica del Recre por la tarde noche. Huelva, el Recre, los toros, sus amigos, su papel de director del ciclo taurino de la Fundación Cajasol, en aquel entonces El Monte, con invitados de relevante prestigio nos llevaban a deshoras a una cerveza rápida y despedir el invitado de turno hasta que un día metió en el canasto a su amigo y jefe de Efe, Juan Miguel Núñez y este se hizo viajero hasta la feria de Huelva durante bastantes temporadas.

En definitiva Vicente fue alguien que trabajó por Huelva, sí, pero indiscutiblemente por el toreo. Por su Tertulia Miguel Báez Litri; por cuantos le llamaron y procuraron su conocimiento; por cuantas publicaciones estamparon su opinión y cuantos foros conocieron al exigente y sempiterno disconforme aficionado que llevaba dentro.

Amén de investigador, Vicente lo fue, dentro de él hubo un gran recopilador de datos, fechas, acontecimientos y resultados. Un tipo con paciencia de relojero capaz de anotra y buscar hasta el último detalle. De ahí nacieron esos dos libros de recogen la historia de La Merced. Historia y datos desempolvados en base al minucioso empeño del tipo. Ahora todos echamos mano de ellos como fuente.

Hace casi treinta años que andábamos los caminos del toro. La edad y otras necesidades nos habían llevado por diferentes carriles pero nunca la vida nos separó en el afecto y el respeto.

Habíamos quedado para tomarnos un vino estas Colombinas y saludarnos. Uno andaba con la ‘cornada de Bilbao’ entre mis pulmones y Vicente no estaba ya para muchos trotes. Muchos 'estent' le mantenían medio jirocho pero ambos sabíamos que el Ducados se estaba cobrando la escabechina que Vicente le había hecho durante toda la vida.

Hoy se ha muerto. En realidad con el trabajo hecho otra temporada más, con la conciencia en paz, quiero creer, y en la Huelva que nunca le separó de su Guijuelo natal. No me sale, Vicente, otro obituario que recordarte con afecto y aprecio y resaltar la importancia que tu figura y vida le prestó siempre a esta Huelva tan tuya en muchos conceptos.

Descanse en paz mi amigo. Ciao Vicente.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último