Céntrate en lo que puedes controlar

Psicología y Salud: Todo está en ti

Aprender a cómo dejar de gastar tu energía en lo que está fuera de tu alcance y cómo enfocarla en aquello que sí depende de ti

Saltando obstáculos.
Saltando obstáculos. / H.I.
Emma García

Huelva, 27 de julio 2025 - 04:42

Cuando algo o alguien te importa de verdad, es normal que quieras intervenir para mejorar las cosas y mantenerlas bajo control.

Sin embargo, la verdadera tranquilidad no surge de intentar controlarlo todo, sino de reconocer dónde tu esfuerzo y energía pueden generar un impacto real.

Aprender a cómo dejar de gastar tu energía en lo que está fuera de tu alcance y cómo enfocarla en aquello que sí depende de ti.

Porque este cambio es clave para cuidar tu salud mental… y para encontrar una paz más profunda.

La mayoría de nosotros dedicamos demasiado tiempo intentando manejar lo incontrolable: lo que opinan los demás, el pasado, el futuro, cómo actúan las personas, lo que va a pasar después y la verdad es que eso agota, genera una tensión constante, aumenta la ansiedad, provoca estrés y fatiga emocional, te mantiene atascado y al final es un desperdicio de tu energía física y mental.

“Porque, al final, lo único que puedes controlar eres tú mismo”.

La paz interior surge cuando aprendes a reconocer tu verdadero poder y eliges dirigir tu energía hacia donde realmente puedes actuar, en vez de enloquecer intentando controlar lo que jamás estará en tus manos.

Para entenderlo, debemos hablar de qué significa realmente enfocarse en lo que sí puedes controlar, por qué esto transforma tu bienestar mental y cómo dejar de darle vueltas a cosas que ni te corresponden ni puedes cambiar.

¿Qué significa “centrarse en lo que puedes controlar”?

Se trata de tomar una decisión consciente: dirigir tu atención hacia ti mismo, hacia lo que sí está en tus manos, tus acciones, tus decisiones, en lugar de reaccionar ante todo lo que ocurre a tu alrededor intentando cambiar lo que no depende de ti.

Hay una diferencia entre “control” e “influencia”, pero de momento quédate con esto: se trata de reconocer dónde empieza y termina tu poder. Esta es una de las habilidades más importantes para proteger tu salud mental: saber distinguir entre lo que puedes y lo que no puedes controlar.

En definitiva, solo tienes control directo sobre ti mismo: sobre lo que piensas, haces, decides, cómo te comportas y cómo eliges responder ante lo que ocurre.

Todo lo demás ,lo que los demás piensan, dicen o hacen; el pasado, el futuro, o los sucesos a gran escala, están fuera de tu control. Podrás influir, opinar, dar tu punto de vista, pero no decidir el resultado final.

Y cuando intentas controlar lo que no es tuyo, el estrés está garantizado.

Por el contrario, cuando eliges centrar tu atención en lo que sí está en tu poder, liberas energía para actuar de forma más realista, para dejar de dar vueltas en círculos y aceptar las cosas como son.

Esto no significa que debas resignarte o dejar de querer cambiar lo que te importa. Significa entender que, cuando algo depende de otros, la decisión final no está en tus manos, y que tu fuerza está en cómo eliges responder, en lo que haces o no haces.

No se trata de negar que lo que pasa fuera te afecta, porque por supuesto te afecta; vivimos en un mundo lleno de interacciones. Pero intentar controlar lo que no está bajo tu mando es perder el tiempo.

Lo mismo ocurre con las personas que queremos: ese impulso de controlar suele venir del amor, del miedo o del deseo de que todo esté bien, pero si no sabes qué es realmente tu responsabilidad y qué no, eso puede volverse en tu contra.

Tu verdadero poder está en responder de forma consciente, eso implica aceptar que no puedes controlar el pasado ni adivinar el futuro. El futuro es incierto, aunque hoy decidas lo que harás, nunca podrás controlar todos los factores que influyen en él.

La vida ocurre aquí y ahora, el único control real que tienes es sobre tu actitud, tus esfuerzos, tus decisiones y eso es más que suficiente para cambiar tu vida:

En una relación, por ejemplo, no puedes controlar cómo se comunica la otra persona, pero sí puedes expresar con claridad tus límites y decidir si te quedas o te vas.

En el trabajo, no puedes manejar la política interna, pero sí decidir cómo invertir tu tiempo y energía, y qué límites estableces.

En el mundo, no puedes controlar los acontecimientos globales, pero sí puedes elegir qué información consumes y qué acciones concretas tomas para mejorar tu entorno.

Soltar lo que no puedes controlar no significa rendirte ni aprobar lo que ocurre, significa reservar tu energía para lo que sí está en tus manos.

Porque cuando dejas de luchar contra lo incontrolable, creas espacio para enfocarte en lo que sí importa y eso protege tu paz mental.

¿Por qué es importante dejar ir el control?

Cuando intentas controlar a otras personas o situaciones, te atrapas en un ciclo constante de estrés y ansiedad, sobre todo cuando las cosas no suceden como esperas.

Por más esfuerzo que pongas, siempre habrá algo que no puedas cambiar y cuando eso ocurre, puedes sentir que fracasaste, aunque no sea cierto.

Tratar de controlar lo que no está en tus manos es como gritarle al viento: gastas toda tu energía, pero nada cambia, eso te deja con una sensación de frustración, impotencia y, a largo plazo, puede dañar tu bienestar emocional y mental.

No puedo controlar cómo los demás interpretan mis acciones ni cómo sus creencias influyen en su percepción, esto no significa que debas quedarte callado o nunca expresar tus sentimientos, ser asertivo es fundamental. Pero también necesitas ser realista: lo único que puedes controlar es lo que haces, dices y cómo eliges reaccionar y créeme, eso es suficiente.

Cuando te centras en tus acciones y en tu mentalidad, empiezas a ver que siempre tienes opciones, incluso en situaciones difíciles, no siempre podrás controlar el resultado, pero sí cómo respondes y qué haces a partir de ahí.

Ese cambio de perspectiva te devuelve el verdadero control: no sobre los demás ni sobre el futuro, sino sobre ti mismo.

Al dejar de intentar dominar lo incontrolable y enfocar tu energía en tus propias decisiones, te vuelves más presente, ahorras energía, desarrollas resiliencia y, lo más importante, encuentras una paz interna mucho más profunda.

stats