El 75% de los celíacos desconoce que padece esta enfermedad
Asprocehu atiende a 110 familias celíacas para dotarles de asesoramiento y seguridad a la hora de comer
Cada vez más restaurantes onubenses toman conciencia de la celiaquía
Las personas que padecen de celiaquía se ven en la obligación de aventurarse en una carrera de obstáculos desde que su enfermedad es diagnosticada. Este colectivo, que representa el 1% de la población, se ha armado con el ejército conformado por las diferentes asociaciones que pugnan por mejorar su calidad de vida. Lejos de ser una batalla sencilla, los celíacos se topan con precios elevados cuando tienen que confeccionar su lista de la compra y con una frágil seguridad en muchos bares y restaurantes.
En Huelva el número de personas celíacas asciende a 5.200, de las que aproximadamente un 2,15% están afiliadas a la Asociación Provincial de Celíacos de Huelva (Asprocehu), que cuenta con 110 familias. Una de las particularidades de la enfermedad es la insospechada invisibilidad, en tanto que el 75% de los que la padecen “no lo saben”, según afirma a Huelva Información el presidente de la entidad, Francisco Antúnez. El hecho de que sea imperceptible radica en la dificultad de los médicos para diagnosticar que “ciertos síntomas responden a la enfermedad celíaca”. De hecho, es reseñable que son las propias instituciones para celíacos las que proporcionan el asesoramiento necesario una vez que la enfermedad queda diagnosticada. Asimismo, Antúnez asegura que “si se trata”, la mejora es muy rápida, puesto que en “unos 15 días” el paciente puede sentirse bien.
Una de las premisas que tienen estas entidades se ancla en la sensibilización de los restaurantes con tales casos. El presidente de la institución cataloga de “insegura” la situación en Huelva, puesto que “son pocos” los restaurantes preparados para recibir a una persona celíaca. El panorama notó una leve mejoría en 2017, cuando muchos establecimientos terminaron por incorporar cartas con pictogramas y fichas técnicas que detallaban los ingredientes de cada plato, si bien es cierto que Antúnez reclama que sean “más estrictos”, porque hay muchos aspectos que deben cuidarse, como las herramientas de corte de productos, las cocinas separadas o la compra de especies libres de gluten.
Lejos de resignarse a afrontar una situación que, aunque muchos catalogan de compleja supone un beneficio para un sector importante, son varios los restaurantes que se han preparado a conciencia y trabajan codo con codo con Asprocehu.
El restaurante Azabache fue uno de los que decidió apostar por la comida sin gluten, motivado por la experiencia personal de su dueño, quien padece de celiaquía. Por ello y, tras la adquisición de elementos de cocina diferentes para la cocinar libre de gluten, ofrecen a los comensales celíacos opciones, como pescado frito o cervezas, que en la mayoría de los sitios no son aptos para los celíacos. La obligatoriedad de tener freidoras u hornos separados se justifica por la contaminación cruzada, que puede emerger por el polvo de harina o pan y afectar muy negativamente al celíaco.
En La Recalá el equipo de cocina trabaja “como si todos los clientes fueran celíacos”. En este sentido, tratan de ser muy cuidadosos en todos los aspectos, como la imposibilidad de que el pan esté cerca de los cubiertos. Con aparatos de cocina también diferentes, dan opciones a la clientela celíaca como la carne espesada con maicena o un pan hecho específicamente para los que no pueden tomar gluten.
Coma tapas & punto es otro de los establecimientos que recibe gran clientela celíaca, hasta 3 o 4 personas diariamente. Con objeto de satisfacerlos la harina que emplean es de garbanzos, pese a resultar un poco más cara. A su vez, otra de las medidas adoptadas es evitar el contacto directo con las manos o un horno envuelto. Uno de los platos más solicitados es el pollo empanado con un pan rallado que se adapta a las necesidades de los celíacos.
Un poco más alejado de la capital se ubica Casa Celia, en Punta Umbría. Su carta es celíaca, exceptuando el 1% correspondiente a las puntillitas y a los adobos. A su vez, son partidarios también de ofrecer postres sin gluten, un aspecto que Antúnez apuntaba que “escasea entre los restaurantes”.
Un tipo de comida diferente se cocina en el Boston Burger de Matalascañas. Su dueña Gladis Rodríguez fue consciente de la necesidad de implementar comida exenta de gluten cuando ”una madre trajo productos propios de celíacos para un cumpleaños”. Los perritos, las pizzas y las hamburguesas de este espacio son ya sin gluten y Boston ha experimentado un notable crecimiento en sus clientes, pese a que en diciembre solo abrirá de jueves a domingo. De hecho, en la tercera semana del último julio “nos quedamos sin productos para celíacos por la alta demanda”, asegura la dueña.
Próximo a la hamburguesería, se encuentra el Gran Hotel del Coto, quien pide la revisión de sus productos a Asprocehu “con objeto de dar la máxima seguridad a los huéspedes y clientes”.
Las cadenas de comida rápida también suelen sensibilizarse con este colectivo. Telepizza, por ejemplo, opera con harina de maíz y evita que el polvo de la harina vuele en la cocina; o Mc Donald’s , cuyas hamburguesas, salvo las de pollo, y patatas no contienen gluten. A su vez, la cadena Bonilla también muestra gran consciencia a través de Bratwurst, donde cuentan con dos cocinas separadas en el centro de ocio Aqualon.
Los obstáculos son más elevados en las pastelerías y confiterías donde la oferta es menor. Dioni, por su parte, dejó la venta de productos sin gluten porque “la afluencia de personas celíacas era escasa”. En La Grosera aquellos que padecen de celiaquía sí que pueden toparse con ciertos dulces exentos de gluten, aunque el catálogo no es tan amplio como gustaría. Asimismo, Sucre presta una atención mayor a los helados, los cuáles, realizados por ellos mismos, están debidamente señalizados con objeto de dar cobertura a esta población. El chocolate blanco, la stracciatella o el turrón son algunos de los sabores que mayor atractivo despiertan.
Un establecimiento que se sitúa líder en cuanto a concienciación con la celiaquía es Aglupán, confitería y panadería emplazada en Bollullos Par del Condado. Ana Camacho decidió que su tahona se convirtiera en un espacio exclusivo para celíacos. El detonante de este negocio se da cuando el marido de Ana fue diagnosticado como celíaco. Al principio, ella hacía el pan únicamente para él, pero a partir de 2010 decidió instalar su propio obrador para prestar este servicio a toda la población.
En relación a sus clientes, la propietaria resalta que satisface a diferentes municipios, además de a Huelva capital. Para abordar la amplia demanda, organiza puntos de recogida que varían según el día de la semana. “Por ejemplo,los viernes reparto en Huelva”, sostiene Ana Camacho. El motivo por el que la propia panadería se desplaza en lugar de vender a los espacios habilitados reside en “que siempre piden un sobrecoste a los clientes y para nosotros es injusto que tengan que pagar por una barra de pan una cantidad superior a los que no son celíacos”, lamenta la dueña. El reparto se realiza con la debida señalización y el albarán y en un 75% de los casos corresponde a pan y picos.
Las barreras que, desde tiempo atrás, encerraban a los celíacos en casa por la imposibilidad de comer con seguridad en restaurantes, se están derribando gracias a la suma de nuevos establecimientos. Sin embargo, Asprocehu se muestra tajante con su cometido y pide que tanto las instituciones como los negocios apuesten por dar esta cobertura “necesaria”, siempre que “lucrarse no esté dentro de sus premisas”.
Una pugna para abaratar la cesta de la compra
Una de las batallas que perdura para las instituciones que defienden al colectivo celíacos es la pugna por abaratar su cesta de la compra. Según la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE) las personas celíacas pagan de media 935 euros más al año para su compra. El estudio se realiza en base a una dieta de 2000 a 2200 calorías, pues es la cantidad de calorías recomendadas por los nutricionistas para los adultos sanos. En el caso de Asprocehu, con objeto de incentivar ayudas, explican quemantienen reuniones con la Junta desde hace tres años, si bien es cierto que desde la elección del nuevo Gobierno “aún no hemos podido”. La entidad se ampara en la nueva medida que ha adoptado la Junta de Extremadura, que dará una ayuda de 150 euros a 1.000 celíacos empadronados en la comunidad. Aunque puede resultar una cantidad reducida para afrontar tales sobrecostes, Asprocehu sostiene que “es un buen paso para apoyar la celiaquía”.
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