El Gran Teatro adoptó una postura reivindicativa cuando Ana Belén Rodríguez alzaba la voz en favor de la mujer en el Carnaval. La pregonera, respaldada por sus compañeros de la comparsa de Víctor Quintero y Nelli Conde, entretejía un discurso que se presumía como un homenaje al colectivo femenino que participa de la tradición carnavalera, la cual adolece de sentido si “mujeres y hombres no aúnan sus habilidades”.

La noche caía sobre el escenario y aparecía Ana Belén Rodríguez que, ataviada con un pijama estrellado, se lamentaba por no tener ideas para un pregón que tenía que afrontar. La solución la encontró en las reuniones con sus amigas al objeto de reflexionar sobre diferentes cuestiones que atañen a la figura de la mujer dentro del Carnaval.

Uno de los aspectos que despertaba la curiosidad de la protagonista era el modo en el que entraron las mujeres en las chirigotas y en las murgas. Maravillada por el tesón de la mujer para introducirse en una festividad donde no tenían precedentes y, además, embarcarse en la aventura que supone dirigir una comparsa, la pregonera comenzaba a desgranar la idea que quería abordar en su discurso.

Los encuentros con sus amigas se sucedían y Ana Belén cada vez aglutinaba más recuerdos del recorrido histórico del Carnaval Colombino, al tiempo que compartía emotivos pasodobles junto a ellas. Además, las charlas también le permitieron reivindicar la necesidad de dar voz a la festividad onubense, la cual considera “ausente” en redes sociales, calles o televisiones. De este modo, para la protagonista es “difícil que la cantera resurja si se siguen sin potenciar” con eventos como pasacalles o carpas festivas.

Su discurso proseguía y su memoria se detenía en su padre -cuyo cumpleaños coincidía con la elección de Ana Belén como pregonera - y en todos los familiares que consiguieron inyectarle “el veneno del Carnaval”. Su homenaje particular al entorno que siempre le acompañó llegaba al Gran Teatro en forma de vídeo que rescataba recuerdos y de unas tiernas palabras que evidenciaban la pasión que siente por el mundo carnavalero.

Huelva era sabedora del emblema que es Ana Belén Rodríguez para el Carnaval Colombino. La misma se inició a través de sus padres a finales de 1984 y, desde entonces, comenzó a recorrer un camino que, impregnado de un gran valor etnológico, le ha llevado a ser Dama Infantil y Choquera Mayor en 1999. Con el paso del tiempo se introdujo en la disciplina como miembro de varias agrupaciones carnavaleras hasta acomodarse en la comparsa de Víctor Quintero y Nelli Conde, quiénes participaron en el pregón para enumerar comentarios críticos reales que habían sufrido por introducir a las mujeres en el Carnaval. A su vez, Nelli Conde incidía en que “las mujeres deben entrar y que hay que facilitarles la introducción en el mundo carnavalero”.

También sería protagonista María Ángeles Domínguez, quien fue reconocida con la Insignia de Oro que otorga la FOPA. La distinguida - visiblemente emocionada - reconocía haberse sorprendido con un galardón que le hacía “especial ilusión” por todo lo que representa.