Huelva

El repique de campanas de las hermandades rocieras despide el Rocío de Luz

  • Los devotos se acercan a la Casa Hermandad de Huelva para rezar a su Simpecado y al de Emigrantes

  • La capital celebra una misa de despedida

Cientos de onubenses se agolpan en el exterior de la Casa Hermandad de Huelva para fotografiar la misa.

Cientos de onubenses se agolpan en el exterior de la Casa Hermandad de Huelva para fotografiar la misa. / Alberto Domínguez (Huelva)

El Rocío de Luz quedaba ayer clausurado con un repique de campanas al unísono en todas las iglesias y capillas de las hermandades y asociaciones del Rocío. Con esta melodía y el posterior rezo del Ángelus, los fieles dirigían su particular homenajea a la Blanca Paloma.

Este redoble, que se sintió en los corazones de todos los rocieros distribuidos por la geografía nacional, dejó un sentimiento muy especial en la Casa Hermandad de Huelva, donde las campanas daban entrada a un lunes de Pentecostés atípico para los rocieros. Sin poder lucir a la Virgen del Rocío sobre sus hombros por la aldea, esta vez la cita ineludible para los fieles adquiría el tinte más íntimo. El corazón de los creyentes se convertía, así, en el cofre que aloja la emoción incontenida y la fe que profesan los rocieros a la Reina de las Marismas.

A mediodía la Hermandad de Huelva abría sus puertas para que los fieles pudieran acercarse y rezar a los simpecados de la propia hermandad y de Emigrantes, que se miraban con la esperanza de reencontrarse nuevamente en la aldea el próximo año.

Ambos simpecados se encontraban en un altar efímero dispuesto para la ocasión. El mismo estaba presidido por la talla de Santa María Santísima del Rocío de la Iglesia de la Concepción, que permanecía entronizada en su carroza de plata. La imagen se enmarcaba en el dintel de la puerta de la capilla y estaba adornada con flores primaverales, que representaban el Rocío de Luz de 2020.

Este es el nombre con el que la Hermandad Matriz de Almonte se ha referido a la diferente celebración que ha tenido lugar este año a raíz de la crisis humanitaria y social desencadenada por la propagación del virus.

Vista de los devotos que participan en la misa respetando las medidas de seguridad. Vista de los devotos que participan en la misa respetando las medidas de seguridad.

Vista de los devotos que participan en la misa respetando las medidas de seguridad. / Alberto Domínguez (Huelva)

El patio de la Hermandad de Huelva se erigió durante toda la jornada de ayer como un templo abierto a los fieles. Desde el repique de campanas hasta la Santa Misa celebrada a las 21:00.

El espacio irradiaba sentimentalismo por todos los detalles que componían la exornación del mismo. Las banderolas del cartel rociero de la Hermandad colgaban de los balcones y los hatillos continuaban en las columnas provistas de helechos, romeros y flores procedentes del camino.

Si el embellecimiento del templo estaba cuidado con mimo para la fecha, también lo estaba el estricto plan de seguridad para prevenir el contagio por el virus. De este modo, la obligación de mantener una distancia mínima de dos metros traía consigo la separación de las sillas dispuestas para la celebración de los actos. Igualmente, la seguridad del recinto controlaba la entrada de todos los fieles para que no se produjeran aglomeraciones y, por consiguiente, para eliminar cualquier riesgo de contacto.

Enmarcada en el plan de seguridad, una alfombra roja conducía el paso de los creyentes a través de un circuito que, con un único sentido, rodeaba el patio. Durante toda la jornada fueron cientos los fieles que se detuvieron junto a la imagen de la Virgen del Rocío y a los dos simpecados para exteriorizar unos sentimientos que, por las excepcionales circunstancias, han estado custodiados en sus corazones.

A su vez, la Hermandad de Huelva también indicaba en la cartelería que presidía la entrada a la Casa Hermandad la obligatoriedad de no formar grupos y de portar mascarillas, un elemento que este año se ha convertido en un complemento a las flores en el pelo, a los pañuelos atados al cuello y a las medallas de la Virgen del Rocío.

El capellán de la Hermandad de Huelva, José Antonio Omist, oficializa la misa. El capellán de la Hermandad de Huelva, José Antonio Omist, oficializa la misa.

El capellán de la Hermandad de Huelva, José Antonio Omist, oficializa la misa. / Alberto Domínguez (Huelva)

Cuando el reloj marcaba las 21:00 comenzaba la misa que Emigrantes y Huelva celebraron de forma conjunta. La misma, oficiada por capellán de la hermandad, José Antonio Omist, se concebía como una despedida a la estancia espiritual que los devotos habían tenido los devotos.

La emoción era palpable en una misa que siempre tiene lugar en Almonte y no en Huelva. En este sentido, Omist destacaba el “guiño de amor” que la Virgen del Rocío hacía a todos los rocieros congregados en la Casa Hermandad y en sus exteriores, donde también participan decenas de fieles.

El atípico Rocío, lejos de restar intensidad a sus jornadas, ha venido a confirmar la fe arrolladora que los devotos profesan a la Virgen. Además, ha dado rienda suelta a una celebración de carácter muy íntimo y a la peregrinación a través del corazón.

El Rocío de Luz ha evidenciado la unión y el sentimiento de hermandad que emana de todos los fieles. Así lo atestigua el presidente de la Hermandad de Huelva, Antonio Sánchez de Piña, quien destacaba a esta redacción el carácter “reconfortante” que imprimía el excepcional escenario. Asimismo, Sánchez de Piña, insistía en que estos actos en hermandad han permitido sentir “ese poco de Rocío en Huelva en un año atípico”.

Por su parte, el hermano mayor de Emigrantes, José Antonio Ortiz, manifestaba que, a pesar de ser un Rocío diferente, los rocieros tienen “su casa” en Emigrantes y en la Hermandad de Huelva, con los actos programados de forma conjunta.

La comunión entre las dos hermandades de la capital será palpable también entre hoy y mañana, cuando el Simpecado de Huelva visite por primera vez la Casa de Hermandad de Emigrantes, donde ambos simpecados estarán expuestos para el rezo de los devotos.

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