El buen soldado que sí quiso llegar a general
Tras nueve años al frente de la Comandancia, donde arribó como teniente coronel, José Antonio Hurtado asciende y se marcha a Extremadura Gratitud, emotividad y lágrimas en la despedida
Con palabras de agradecimiento, dando su pésame "más sentido" a la familia y pueblo de Almonte por el trágico suceso vivido el lunes y pidiendo perdón de antemano por ser "de lágrima fácil", el recién ascendido general de Brigada Armada de la Guardia Civil José Antonio Hurtado, jefe de la Comandancia onubense durante nueve años, protagonizó ayer su último acto en Huelva antes de marchar hacia su nuevo destino, en Extremadura.
Arropado en la Casa Colón por numerosos compañeros de la 34 promoción, por compañeros de la Comandancia, familiares, amigos y una representación de las instituciones civiles y militares de la provincia, Hurtado llenó de emotividad y rompió el protocolo del acto castrense de imposición de faja de general, que por primera vez se desarrolló en Huelva.
El general, que llegó a Huelva en 2004 como teniente coronel, aseguró que su biografía es la de un hombre común que salió de un pequeño pueblo de Guadalajara y que ha estado ocupado en distintos empleos "con la máxima de trabajar siempre desde el más puro sentido común" y facilitando la tarea a quienes tuvo bajo sus mandos. "Lo mejor del fracaso es la humildad y lo peor del éxito es la soberbia. Con este principio en la mente he procurado guiarme", resumió emocionado en su discurso tras imponerle la faja el general de División Antonio Dichas.
Para ilustrar su origen y biografía, Hurtado recurrió a Camilo José Cela, que en Viaje a la Alcarria contaba que Sacedón, "rodeado de campos de trigo verde y lozano, parece un pueblo importante y muy industrioso. El caserío se extiende bastante y la torre de la iglesia destaca airosa sobre todo él". Allí nació el general que, en un guiño a sus creencias, no dudó en contar cómo surgió su devoción por la Virgen del Rocío hace ya más de 20 años, si bien también repasó sus destinos, entre los que figuran Sanlúcar la Mayor en Sevilla o la Costa del Sol de Málaga.
La frase con la que Napoleón se refería al ejercicio del mando de los ejércitos ("no es buen soldado quien no desea llegar a general") sirvió a Hurtado para ensalzar la "sana aspiración que todo militar debe tener para llegar al más alto de los empleos". Una meta que, en su caso, se ha visto recompensada en la provincia, donde numerosas instituciones han reconocido su trabajo: recibió la Encomienda de Isabel la Católica, la Medalla del Mérito Policial y la Medalla de Plata al Mérito Social Penitenciario, entre otros galardones.
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