L Plaga en la provincia

Los bosques de pinos piñoneros, amenazados por una plaga de escarabajos

  • Los campos comunes de Arriba y Abajo de Cartaya sufren desde hace varios años el ataque del barrenillo · El insecto llegó desde Murcia, comunidad que ha sufrido los efectos de esta epidemia con la pérdida de más de 850.000 ejemplares

Tomicus de struens o barrenillo del pino es un coleóptero de la familia de los escolítidos que está afectando desde hace varios años a numerosos pinos piñoneros de la provincia de Huelva, ya que el insecto vive en cotas bajas y regiones templadas. Los casos más preocupantes se centran en los campos de Mazagón y en varios sectores del pinar cartayero de los campos comunes de Arriba y Abajo. Dicha plaga, que no se detecta hasta que no llega a causar sus primeros efectos devastadores, obliga a la corta inmediata de los pinos afectados y a su posterior incineración como primera medida de carácter urgente para evitar su propagación a árboles sanos.

Uno de los sectores del pinar cartayero más afectados por la plaga es la Pradera de San Isidro o recinto romero de la localidad. Esta zona es especialmente sensible y ya han sido talados más de un centenar de pinos afectados por este perforador de la madera que, debido al avanzado ataque de la plaga que presentaban, tuvieron que ser quemados, previa autorización de la Delegación Provincial de Medio Ambiente. Otra de las zonas más afectadas son los pinares litorales del municipio, concretamente los que se extienden a orillas del Piedras, entre los que se pueden apreciar claramente los devastadores efectos de la plaga por la cantidad de pinos secos que ya hay en la zona.

El barrenillo del pino también está atacando los pinos de Mazagón, uno de los valores más preciados de esta zona costera pero, hasta el momento, poco se ha hecho para impedir su propagación. La Delegación Provincial de Medio Ambiente asegura que se trata de casos aislados de los que no hay que preocuparse. Además, aclara que puede estar provocado por el descenso generalizado de precipitaciones, lo cual propicia un debilitamiento general de la masa forestal, predisponiéndola al ataque de plagas de este tipo.

El coleóptero ataca a pinos enfermos, jóvenes o debilitados y, a veces, tiene un cómplice que se encarga de facilitarle el trabajo: la oruga procesionaria. Del mismo modo, también influye la existencia de madera apilada y sin retirar del monte debido a la inaccesibilidad a algunas zonas por las intensas lluvias de los dos últimos inviernos. Todo esto ha propiciado la existencia de un caldo de cultivo que ha favorecido el ataque de perforadores a los pinos de distintos montes onubenses.

En condiciones normales, el barrenillo forma parte del ecosistema de bosques de coníferas de la provincia, en los que ha habitado desde siempre de forma natural y sin ocasionar ningún daño, salvo en los árboles más débiles y de forma aislada, pero que en determinadas condiciones extraordinarias como las que se están produciendo actualmente, se puede convertir en una plaga de efectos muy dañinos.

Su ciclo biológico pasa por los estados de huevo, larva, pupa y adulto. En su fase adulta, el insecto mide entre 4 y 4,5 milímetros, teniendo la cabeza y el tórax de color negro y los élitros (o alas anteriores) y las patas de color castaño. Se trata de una especie monógama, siendo la hembra la que lleva la voz cantante en la colonización del pino, haciendo un orificio de penetración donde se produce el apareamiento.

La hembra hace el trabajo fino, labrando la galería mientras que el macho se encarga de sacar los escombros, es decir, retira el serrín hacia el exterior y vigila en la puerta para que la resina que segrega el pino no tapone la entrada de la galería. Las hembras ponen cada una entre 25 y 45 huevos (de 0,5 milímetros de diámetro) en unas pequeñas celdas a ambos lados de la galería. Veinte días después salen las larvas, parecidas a un gusano de color blanco con la cabeza marrón.

El daño en el pino lo causa este escarabajo al perforar orificios y galerías subcorticales en los troncos y ramas gruesas del pino, así como galerías en el interior de las ramillas de las copas. Estas últimas no presentan problemas serios, se puede solucionar con una ligera poda, pero puede repercutir en el crecimiento del pino. Sin embargo, el ataque al tronco siempre es mortal ya que las galerías maternas y, sobre todo, las larvarias estrangulan completamente la circulación de la savia secando el pino. Así, las hojas comienzan rápidamente a amarillear y el pino se secará y morirá sin poder hacer nada para evitarlo.

De esta forma, en el pinar de Cartaya se tomó como primera medida de emergencia la puesta a disposición de los carboneros locales de los pinos secos como consecuencia del ataque de la plaga para su corta y quema. Del mismo modo, también se instó a las empresas madereras adjudicatarias de los lotes de madera a que procediesen a la retirada de los mismos del monte.

No existe un método químico realmente efectivo de lucha masiva contra este coleóptero, ya que este insecto vive la mayor parte de su vida dentro del árbol donde estos productos no pueden llegar. Por lo que ante una plaga de estas características las medidas más recomendables, según los expertos, son la eliminación por corta y quema de los ejemplares ya afectados en el periodo de tiempo más breve posible para evitar la propagación a árboles sanos; tratamientos selvícolas que aumenten el vigor de la masa forestal como los que se vienen realizando periódicamente en el pinar cartayero y que se basan en claras, clareos y cortas de regeneración; o la colocación en lugares adecuados y estratégicos del monte de pilas de madera como cebo para atraer al coleóptero, y su posterior quema.

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