El ser de blanco en Cartaya, una experiencia que desafía la lógica

A lo largo del tiempo, han existido testimonios que desafían toda lógica, experiencias personales que, lejos de buscar protagonismo, se comparten como un acto de liberación o incluso como una súplica silenciosa en busca de respuestas. En este espacio hemos recogido decenas de historias extraordinarias que nos obligan a abrir la mente a lo desconocido, particularmente me gusta darle su sitio sabiendo que, desde la distancia del tiempo o el espacio, no puedo investigar directamente.

En ocasiones suceden hechos que resultan muy sorprendentes y narran experiencias, casi como una confidencia, de personas que han vivido fenómenos inexplicables y abren su experiencia para aseverar aún más casos narrados desde este mismo medio.

Es el caso de un lector que, recientemente, me decía: “Hola José Manuel. Me llamo Luis. Soy seguidor tuyo desde hace tiempo y me gustaría contarte un caso que me ocurrió en el año 2008 en Huelva, concretamente en la zona de Nuevo Portil cerca de Cartaya. Después de tantos años me decidí a contártelo a raíz de un testimonio que localice buscando por internet de un testigo que vio algo similar en la carretera de Cartaya este enero pasado y que tú contaste. Podrás imaginar que el caso que me paso a mí lleva dándome vueltas en la cabeza desde que me ocurrió allá por el mes de julio de 2008".

"Esto que me ocurrió no fue de noche, sino a plena luz del día, sobre las doce del mediodía. Yo estaba alojado con mi familia en el hotel Playa Cartaya y todos los días, como es mi costumbre, salía a caminar por la zona. Desde el hotel caminaba paralelo a la carretera de Cartaya hasta pasar Nuevo Portil y allí cogía una senda que transcurre también en buena parte paralela a la carretera, entre las típicas dunas de arena y vegetación típica de la zona. No es un paseo muy frecuentado pero de cuando en cuando te cruzas con gente.

"Aquella mañana ya venía de vuelta y casi al finalizar la senda vi que se me habían desatado los cordones de una zapatilla de deporte. Me senté en un banco y me puse a atar los cordones cuando estando con la cabeza lógicamente agachado atándome, escuché un sonido como de alguien que se mueve entre la vegetación. No sé qué me ocurrió. Pero algo en mi interior me dijo que saliese de allí rápido. Fue una sensación de pánico irracional y peligro inminente que ocasiono que me levantase del banco y me fuese de allí sin siquiera mirar hacia donde venía el ruido que era justo en frente de mí".

"Comencé a caminar rápido, senda abajo, con la típica sensación de picahielos en la nuca, o sea, que notas una mirada, sientes que te están mirando. Cuando llevaba unos metros me atreví a dar la vuelta y mirar. Lo que vi no lo olvidaré jamás. Era una figura humana, vestido completamente de blanco, muy alto quizá más de lo normal, no llegué a distinguir facciones. Totalmente calvo y completamente inmóvil mirándome en una posición como de costado. Para que te hagas una idea era lo más parecido a un absurdo Don Limpio, la famosa imagen del producto de limpieza".

"Sé que es absurdo pero en ese momento fue la comparación que me salió. Al ver aquella figura me di la vuelta y seguí caminando con aquella sensación de mirada inquisitiva. Más adelante me volví de nuevo y aquello seguía allí en la misma posición y completamente inmóvil. Había más distancia y aún me seguía pareciendo enorme".

"Seguí caminando hasta llegar donde se termina la senda y me volví de nuevo a mirar. Esa figura seguía allí completamente inmóvil y en la misma posición. Entonces simplemente me fui de allí en dirección a mi hotel. Aquello me impactó tanto que no fui capaz de contar nada ni siquiera a mi familia hasta tres años después que, estando de vacaciones en Isla Canela volví a pasar por allí viniendo de Punta Umbría. Entonces me decidí a contarlo".

"Es el día de hoy que recuerdo ese encuentro prácticamente a diario, buscando alguna respuesta. Hasta que leí y escuche tu crónica del avistamiento en enero en la carretera de Cartaya. Y precisamente esta noche pasada te escuché en el podcast de Nueva Dimensión otra crónica acaecida en un parque de Huelva sobre otro avistamiento en un estanque de algo similar. Hay muchas cosas en común en los casos como por ejemplo esa sensación de observación y que parece que todo se detiene ni se escucha nada más".

"Como curiosidad te contaré que este octubre pasado volví a pasar unos días en Isla Canela y fui a propósito a la misma zona donde vi ese ser, a ver que sentía. Me llamó mucho la atención que justo en un árbol que está al lado del banco donde yo me senté hay una plaquita con una imagen del Jesús del Gran Poder. No sé si será casual, o habrá más gente que viviesen lo mismo allí. A grandes rasgos esto es lo que me pasó. No tengo más interés que intentar obtener respuestas a algo que me marcó de tal forma que como te dije no pasa día que no me acuerde. De lo que sí estoy seguro es que eso no era normal”.

El testimonio de Luis no es un caso aislado. Como él mismo menciona, hay otras personas que han vivido encuentros similares, en los mismos lugares y con sensaciones idénticas: una presencia inexplicable, la percepción de estar siendo observado, el silencio repentino del entorno… Señales que escapan a la comprensión y que, sin embargo, se repiten con una frecuencia que no puede ser ignorada.

Historias como esta nos invitan a mirar más allá de lo evidente y nos recuerdan que aún quedan muchas preguntas sin responder. Lo cierto es que, aunque no podamos dar una explicación definitiva, el impacto de estas vivencias en quienes las experimentan es real y profundo. Tal vez ahí resida el verdadero misterio.

*Si has vivido alguna experiencia extraña no dudes en escribirnos y contárnosla a contacto@josemanuelgarciabautista.net