Huelva

Un balcón con vistas

  • El Puerto abre el Paseo de la Ría para el disfrute de los onubenses. Satisfacción unánime por una infraestructura que “le hacía falta a Huelva” y para la que se pide el máximo cuidado

Una brisa refrescante. El sol en un gran cielo azul. Una lámina de agua que sobrevuelan aves de todos los colores. Y una marisma de la que llegan olores suaves y limpios. Huelva tiene ya por fin su paseo junto a la ría. Caminar por la ciudad se convierte ahora en una experiencia, acumulando sensaciones desde un balcón privilegiado, mirando a su mar, a un entorno excepcional que regala Marismas del Odiel. Se recupera el carácter marinero en plena capital onubense, en un amplio espacio en contacto con la naturaleza, dando la espalda al ruido y el estrés de la urbe. Con la alegría, además, de compartir armonía con los vecinos; con el orgullo de ofrecer un valioso regalo a los visitantes, como tantas veces se envidió al conocer otros destinos.

La Autoridad Portuaria de Huelva ha abierto al público su gran contribución a la ciudad, su regalo a los onubenses. Lo hizo ayer, coincidiendo con la entrada en el mes de julio, a las puertas del fin de semana, con el deseo de que el disfrute sea inmediato, aunque queden mínimos detalles para que la nueva vía luzca con su máximo esplendor. Y antes, incluso, de que la inauguración oficial se produzca el martes, con un acto al que no faltará la ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor.

Pero lo más importante para el Puerto de Huelva era que los onubenses pudieran caminar ya por este espacio. Que no tarden en conocerlo para convertirlo cuanto antes en un punto de referencia obligado en la ciudad. Porque hay que pasear por ese adoquinado amarillo y sentarse a la sombra de las pérgolas para tener conciencia de su aportación. “Hasta que no se ve de cerca y se camina por él, no se aprecia lo bueno que es”, apuntaba ayer uno de los primeros en comprobarlo, Joaquín García.

El veredicto, si es que había que esperar al juicio ciudadano, apunta a la misma dirección, unánime: “Es una maravilla”. “Nos encanta. Es impresionante”. “Un acierto total”. “Estamos flipando”. 

Ya es difícil que una obra arquitectónica tenga una bendición popular total. Pero ésta lo consigue. Halagos para su concepción, por la amplitud, por la integración de todo el espacio en el entorno. “Está muy bien diseñado, muy acertado el blanco, que da luminosidad y relaja”, valoró Mercedes García.

La satisfacción es la misma en cualquiera que da su opinión. Es una obra querida y demandada: “Ya era hora que Huelva tuviera algo así. Hacía mucha falta”, expresiones repetidas una y otra vez entre los primeros paseantes. “No se podía entender que no tuviéramos  paseo marítimo. Otras ciudades, lo tienen pero ahora ninguno se va a poder comparar a éste”, aseguró Verónica Zamora. “Ya tenemos algo más en Huelva, que tenemos pocas cosas”, apostilló Ana Robles.

Hubo muchos padres y abuelos con niños el primer día. El paseo será obligado para las familias, que piden atractivos para los más pequeños y actividades que dinamicen el lugar para “llenarlo de vida” y potenciar su protagonismo en la ciudad. “Mi madre –recuerda Fali Chamorro– me llevaba de pequeña al puerto, cuando veníamos al centro, para que pudiera ver los barcos. Ahora los tenemos aquí delante”. 

“Tenemos un paraje excepcional enfrente, un paraíso a sólo 300 metros. Si la gente supiera la cantidad de aves que se pueden ver desde aquí se quedaría alucinada”, aporta Juan Miguel Morales. Y Toñi Capelo le secunda: “Las tardes, con sus puestas de sol, van a ser preciosas, con los flamencos volando bajo. Y las noches, con la brisa, serán una maravilla”.

La cercanía de Marismas del Odiel, precisamente, es lo que hace de este punto de la ciudad “una atalaya privilegiada”, como la calificó ayer el consejero de Medio Ambiente, José Fiscal, y será la envidia de cualquier otro paseo marítimo en España. Quizá, como apuntaron algunos, habría que aprovechar ahora para reivindicar el paraje natural y “hacerlo más visible”, con el Paseo de la Ría como referencia para su observación, difundiendo su riqueza entre los turistas, que podrán hacer suyo también el lugar, en sus visitas de cruceros y sus estancias en los hoteles.

Como también lo podrá disfrutar la Huelva recreativista, emulando el ambiente que durante décadas vivio el barrio de Isla Chica y sus plazas. Ahora el estadio vuelve a integrarse en la ciudad con esta vía, abriéndose al flujo de aficionados para los días de partido del Decano, y ofreciendo una alternativa a los familiares que esperan la emoción de la victoria fuera. “¡Cómo podría estar esto de gente si el Recre volviera a Primera!”, apuntaban con optimismo.

Tampoco se olvida la aportación que tendrá para el disfrute de las Colombinas. Y para quienes veranean en la capital, que buscarán el fresco de sus noches junto a la ría, quizá sentado en la terraza de uno de los bares de los quioscos.

Sólo hay una preocupación: la conservación. El deseo general es que todos se conciencien del valor que tiene para no permitir su deterioro. Nadie quiere pensar en la suciedad, el vandalismo y los botellones. Por ello se pide vigilancia policial y máximo celo en el mantenimiento desde el primer momento, “antes de que sea tarde para corregirlo y que ocurra algo parecido al Muelle de Rio Tinto, que está en un estado lamentable”, añadieron Félix y Carmen.

El presidente de la Autoridad Portuaria de Huelva, Javier Barrero, lo sabe bien: “Esto es de todos los onubenses, los de la capital y la provincia. Tanto el Puerto como el Ayuntamiento lo vamos a mentener de la mejor forma posible, pero deben ser conscientes de lo que tienen para cuidarlo porque es único y excepcional”.

El consejero Fiscal cree que el nuevo paseo será tan importante para Huelva como en su día lo fue la Avenida de Andalucía. El arquitecto Alfonso Aramburu, que no faltó ayer al estreno, interesado siempre por el avance de la ciudad, lo aplaudió por ser “el primer paso” para la interrelación entre el puerto y la ciudad, superando una de las barreras que les separaban. 

Ahora “queda otra importante”, la plaza Doce de Octubre, para la que el arquitecto pide su desaparición: “Habría que hacer un corredor desde la calle Marina, peatonalizando todo el entorno de la plaza y la calle Sanlúcar de Barrameda, para que se pueda llegar tranquilamente desde el centro hasta la ría paseando”. Es la sugerencia de Aramburu. Es el deseo de vivir junto a la ría en una ciudad que ha estado demasiado tiempo de espaldas al mar.

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