Unos 6.000 carnés de autobús gratis para jubilados se salvan de los recortes
El Ayuntamiento ha retirado este verano unos 8.000 a pensionistas que cobran más de 700 euros al mes La bonificación que se mantiene priva a Emtusa de 1,8 millones anuales
Pese a la criba fiscal, la actualización de las tarjetas de pensionistas que ha ido tramitando Emtusa en los últimos tres meses ha salvado de la quema unos 6.000 carnés, los correspondientes a los jubilados con ingresos mensuales inferiores a 700 euros. En este periodo se han retirado en torno a 8.000 tarjetas, el 57% de las que existían hasta que el plan de ajuste del Ayuntamiento diera al traste con uno de los colchones electorales del alcalde Pedro Rodríguez (PP): transporte gratuito para todos los mayores de 65 años. Una bonificación que llevaban disfrutando los pensionistas -independientemente de su nivel de renta- desde hacía nueve años.
El beneficio social del servicio se mantiene para esos seis millares de usuarios pero implica cuantiosas pérdidas para un ente municipal que pasa su momento más crítico. Cada una de las tarjetas que se han expedido incluyen 40 viajes que equivalen a 26 euros mensuales en cuatro bonobús de 10 viajes, esto es, 1,8 millones de euros al año que deja de ingresar la Empresa Municipal de Transportes Urbanos en el supuesto de que se abonaran todos los viajes. No obstante, el encarecimiento del servicio está inhibiendo su uso y que desde que en mayo se aplicara la subida del 22% de los precios de Emtusa se ha registrado un descenso de viajeros del 15%.
Si esta equivalencia se calculara con billetes de un sólo viaje -a 1,10 euros con el incremento vigente-, la recaudación que deja de llegar a las arcas de la empresa pública por mantener esta gratuidad superaría los 3 millones de euros anuales. Datos que cobran especial sentido teniendo en cuenta que la auditoría del último año arrojó pérdidas por valor de 6,3 millones. En medio de una sonada conflictividad laboral (reciente queda la huelga de Colombinas y su precuela judicial), el Ayuntamiento ha tratado de limar este desequilibrio, aparte de tocando precios y exenciones fiscales, con una rebaja salarial del 33% en la plantilla de 144 trabajadores y el recorte de servicios los fines de semana y festivos.
Se forja también una operación para contratar a una empresa privada que optimice la gestión de la recaudación, servicio que saldrá a concurso -se desconoce aún la fecha- por 244.800 euros para un periodo de cuatro años ampliable a seis.
En el plan de ajuste del Consistorio, el déficit del servicio de autobús ha forzado, pues, la supresión de una bonificación que pronto llegó a convertirse en una de las patas del populismo del regidor. En los dos primeros mandatos periquistas (1995-2003) había 4.000 jubilados en la ciudad que utilizaban las líneas de Emtusa sin coste alguno. Un año después ya había 14.000 tarjetas repartidas por toda la capital onubense con la aprobación de una medida que en el Consejo de Administración de Emtusa contó en su día con el voto favorable del PSOE y el rechazo de una IU defensora de la fiscalidad progresiva. La que el tiempo ha acabado por imponer, a la luz de las finanzas de la empresa.
Cuando en 2004 se decretó que el autobús fuera gratuito para todos los onubenses mayores de 2004, el servicio ya acumulaba pérdidas por valor de 4,7 millones de euros, como se constató posteriormente en la liquidación de ese mismo ejercicio. No estaba el asunto para tirar cohetes, pero el alcalde acuñó la medida como parte de su programa electoral, esgrimiendo entonces que "no se trata de un gasto para el Ayuntamiento, sino de una inversión social". Durante todos estos años, un tercio de los usuarios de Emtusa utilizaron el autobús sin pagar ni un euro. Cada vez que salían a la luz las cuentas de la empresa, algunos cargaban las tintas en el nivel retributivo de la plantilla y otros -sin ser argumentos excluyentes- en esta política de bonificaciones que ha sido para el Consistorio un arma de doble filo y que ahora ha tenido que ceñirse a la cruda realidad: ajustar gastos y reforzar ingresos para mantener el carácter público de Emtusa en unos términos que el Ayuntamiento considera medianamente asumibles, esto es, con una necesidad de financiación anual de 2,5 millones al año.
Según ha manifestado en diversos debates plenarios el presidente de la entidad y primer teniente de alcalde, Francisco Moro, ese es el volumen del déficit que registran la media de empresas del sector en España, habida cuenta de que Emtusa no aspira al superávit estructural, pero sí a dejar sus pérdidas en una tercera parte de lo que suponen en la actualidad.
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