Un asteroide ronda los cielos isleños

La Nasa lo anunció y Manuel Moriones lo confirmó. La agencia espacial informó el pasado 7 de septiembre que dos asteroides pasarían cerca de nuestro planeta a una distancia similar a la que se encuentra la Luna sin peligro de choque. Es más, anunció que debido a sus proximidad podrían ser visibles con telescopios de aficionado. Manuel Moriones Nieto, investigador madrileño de objetos extraños dedicado a esta labor desde hace veinticinco años, no sólo divisó los asteroides, sino que además recogió un fiel testimonio de uno de ellos, el catalogado con el nombre 2010RF12.

La tarea no fue sencilla. Manuel eligió como balcón al cielo la playa central de Isla Cristina. Y es que "las playas de Huelva no sólo destacan por sus blancas y finas arenas sino también por sus espectaculares cielos", destaca el investigador. Este escenario junto a otros factores contribuyeron a la captación del asteroide. Así lo reconoce el propio Manuel al afirmar que "hice las fotografías en un lugar sin contaminación lumínica, hecho que facilitó junto a la ausencia de luna y la buena suerte que fotografiara el asteroide".

Equipado con una cámara digital de gran alcance y alta resolución, Manuel ha captado en varias instantáneas el asteroide 2010RF12. Los miles de kilómetros que le distaban del espacio a la tierra no fueron impedimento para que el investigador lograra recoger varias fases del movimiento trazado por el asteroide a su paso por el cielo isleño. Su reloj marcaba aquel 7 de septiembre las 23:35. Este asteroide tenía unas dimensiones de unos diez metros de diámetro, "tamaño del pedrusco suficiente para ser motivo de preocupación por parte de los astrónomos", comenta Manuel. Este investigador también manifiesta cierta inquietud respecto a un asteroide que pasará cerca de la Tierra en 2009, APOPOHIS 99942. "Es un asteroide de unos 320 metros de longitud potencialmente destructivo y peligroso, descubierto en 2004 -explica- está previsto que pase el 13 de abril de 2029 a una distancia de 37.000 kilómetros de nuestro planeta, de no chocar con la Tierra volvería a pasar en 2036 a unos 32.000 kilómetros, lo cual sería preocupante porque su impacto equivaldría a unas 30.000 bombas atómicas", concluye.