El arte de liderar la experiencia que desafía tu autoridad

Liderazgo inteligente

Aquí te traigo algunas estrategias emocionalmente inteligentes para transformar el conflicto en colaboración con esa gente que tiene mucha experiencia pero la prueba desafiándote

Lucha de poder inútil para el liderazgo inteligente.
Lucha de poder inútil para el liderazgo inteligente.

Si lideras equipos, tarde o temprano te encuentras, seguro, con una figura clásica: la persona experta, brillante, con un conocimiento técnico profundo… y con una ligera (o muy evidente) tendencia a desafiar tu autoridad. Esa persona que, cada vez que propones algo, alza la ceja como si llevara el ranking de tus fallos, o que en cada reunión, casi siempre a destiempo, tiene una alternativa “más eficiente” a lo que tú propones. ¿Te suena?

Lejos de entrar en luchas de poder, que le restan brillo a tu liderazgo y además te cansan demasiado, debes poner en juego toda tu inteligencia emocional. Porque si lo haces bien, ese perfil desafiante puede convertirse en uno de tus mayores aliados.

¿Qué está pasando aquí?

Partamos de una máxima: detrás de cada desafío hay una necesidad. Esa persona experta que te reta puede estar buscando reconocimiento, más autonomía, influencia… o simplemente está frustrada porque no se siente escuchada como cree que se merece. Así que empieza por no tomártelo como algo personal, sino como un reto a tu liderazgo y una oportunidad para convertir toda esa energía en fuerza para el equipo. ¿Que cómo lo consigues? Aquí tienes algunas ideas.

Táctica 1. “Cuéntame tu idea… y lidera parte del proyecto”

Una estrategia muy efectiva con personas que sienten que saben más que tú es darles la razón. Sí, tal cual, pero con astucia. Invítales a exponer su propuesta con detalle, dales el reconocimiento que están buscando y, sobre la marcha, proponles que lideren la parte del proyecto relacionada con esa idea.

Esto tiene varios beneficios: se sienten valoradas y escuchadas; ponen en práctica lo que defienden, lo que puede confirmar (o no) sus hipótesis; y rediriges su energía desde la crítica hacia la construcción.

Imagina esto. Pedro, el “senior” del equipo técnico, no para de señalar fallos en el planteamiento del nuevo software. En lugar de discutir con él, le dices: “Pedro, me interesa tu visión, ¿te animas a liderar esta parte del rediseño y traes una propuesta viable para la próxima semana?” Resultado: se compromete, se responsabiliza y baja el tono.

Táctica 2. Crear espacios de diálogo estructurados

Las tensiones aumentan cuando no hay canales adecuados para expresar los desacuerdos. Es lo que alimenta los aquelarres en la máquina de café. Así que, instituye tú, si no existen ya, reuniones de “propuestas y mejoras”, por ejemplo sesiones quincenales en las que todo el equipo puede aportar ideas de forma organizada. Es una forma de normalizar el debate, hacer que las personas más críticas se sientan legitimadas sin necesidad de interrumpir cuando no toca, y garantizar la tan perseguida mejora continua.

Imagina de nuevo. Ana, de comunicación, siempre cuestiona las decisiones en el peor momento, cuando ya está todo decidido. Ahora sabe que cada dos lunes puede exponer sus puntos de vista con antelación, lo que reduce fricciones, y de paso te legitima a ti para decir eso de “genial tu idea, Ana, en la reunión de mejora lo valoramos bien”.

Táctica 3. Marcar límites con empatía

Reconocer el talento no significa permitir comportamientos que afectan al clima del equipo. Si el desafío pasa a ser un constante sabotaje, hay que hablarlo. Usa técnicas de feedback responshábil: concreta los comportamientos, explica las consecuencias, ofrece alternativas.

Por ejemplo, y en privado, di algo como: “Carlos, he notado que cuestionas las decisiones delante del equipo. Eso está generando confusión. ¿Podemos acordar que esas dudas me las plantees primero en privado? Estoy dispuesta a escucharlas, pero necesito tu ayuda para mantener la cohesión del grupo”.

Desafío a la autoridad
Desafío a la autoridad

Táctica 4. Revisar tu propia autoridad

Y por último, por favor, un poco de autocrítica. Que nadie es perfecto. A veces, esa persona experta no te está desafiando, te está avisando porque percibe incoherencias, falta de criterio o una comunicación débil. Pregúntate si estás ejerciendo tu liderazgo con claridad y escucha.

La autoridad emocional no te la da tu cargo o el tamaño de tu silla, se gana desde el compromiso, la escucha y la coherencia. ¿Qué tal vas tú en eso?

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