El arte de esculpir la naturaleza

La Feria Agroganadera Comarca de Doñana acoge este fin de semana una exposición de bonsáis que escenifican la belleza y majestuosidad minimalista que pueden llegar a atesorar estos árboles cultivados en macetas.

La muestra recoge más de medio centenar de piezas vegetales perfectamente cuidadas y majestuosas que son dignas representantes de este arte milenario. La Asociación de Bonsáis El Enebro de Almonte es la encargada de mostrar el gran abanico de posibilidades arquitectónicas, que nos ofrece el trabajo con pinos silvestre, olmo, azalea, olivo, enebro, arce e incluso naranjos que producen menudos frutos.

En contra de la opinión generalizada, el bonsái no es una planta genéticamente empequeñecida, si no un árbol que perpetúa su tamaño gracias a un preciso conjunto de técnicas que mantienen a raya su crecimiento. Todo para residir en pequeñas macetas que decoran jardines y patios de interior.

Una ciencia que dominan los aficionados adquiriendo métodos de trasplante, poda, el alambrado o el pinzado; lo que permite ir modelando la forma como si de una escultura se tratase. Precisamente, para muchos esta ciencia es lo más cercano a esculpir la naturaleza, buscando la belleza plástica pero siempre con una máxima: priorizar la salud de la materia prima con la que trabajas, pues si esta muere la creación se desvanece.

Es esta parcela artística la que ha enamorado a miles de aficionados. Un amor por la naturaleza que se respira en cada uno de los bonsáis que recoge la muestra. Su comisario, Francisco Rodríguez, invita a no tenerle miedo al cuidado de estos arboles, si bien explica que cuando se adquiere en una gran superficie es necesario acudir a una asociación. Y matiza, "no es porque el árbol no valga, si no que han estado cobijado en recintos donde se han visto sometidos al aire acondicionado en verano y la calefacción en invierno; sin olvidar que, al ser un sitio cerrado, no han realizado una fotosíntesis adecuada. Es por ello que yo aconsejo prepararlo concienzudamente con el corte de las raíces (las de arraigo, no las de alimentación) y la retirada de las malas hierbas, así como la reparación del suelo" que dotará a la planta de los nutrientes necesarios para que se adapte a su nuevo hábitat.

Precisamente el experto, oficial de jardinería, explica que "la primera mentira que te venden en algunos grandes establecimientos es que se trata de una pieza de interior", cuando no es así. Su emplazamiento como cualquier otro árbol "a de ser el aire libre o un patio interior, donde tenga acceso a la luz natural y pueda llevar a cabo la fotosíntesis".

Rodríguez también tumba la mística de los cuidados que requieren estos árboles. "Basta con cinco o diez minutos al día. Es como un animal de compañía, le echas un vistazo, lo cuidas, lo mismas, lo acaricias, igual a las plantas", apostilla.

El cultivo del bonsái nació en China hace unos dos mil años. Fueron los monjes taoístas los encargados de cultivar estos árboles que simbolizaban la eternidad, donde el árbol representaba un puente entre lo divino y lo humano.