Un arte con aroma a solera

Faraco, Lagares, Bautista y Rodríguez transforman vinos olorosos y dulces en 15 obras pictóricas

Un arte con aroma a solera
Un arte con aroma a solera
Carlos López / Rociana

10 de junio 2012 - 01:00

La gestación de un vino es un arte en sí. Una alegoría alquímica en cuyo ciclo vital el fruto de la vid transforma sus propiedades de azucares en alcohol, en una especie de metamorfosis que tiene como fin último extasiar los sentidos: descorchar una botella plena de sensaciones que nos regale un crisol de colores, aromas y sabores en una fiesta para el paladar. Pero más allá de sus propiedades culinarias y saludables, el vino puede ser transformado en una expresión pictórica, cual si Albert Einstein en vez de hablar de la energía hubiera resuelto que el arte ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.

Este es precisamente el reto que han asumido los bollulleros José Antonio Faraco e Ismael Lagares; así como el almonteño Juan Bautista y el moguereño Pedro Rodríguez, quienes han trasformado vinos olorosos y dulces en un arte contemporáneo a través de una disciplina denominada enopintura.

La iniciativa, gestada por Bodegas Sauci y el Centro de Artes Integradas que dirige Faraco, ha dado como resultado 15 obras plagadas de originalidad, todas ellas, excepto cuatro, realizadas únicamente con materiales vinícolas. En concreto, el artista recordó que disponían de elementos como las botellas, tapón, virutas, lías y serrín de las botas, materiales con los que cada uno de los cuatro pintores ha trabajado sin otras limitaciones más que su imaginación. A la dificultad del reto se le suma que la técnica requiere un tratamiento muy metódico, dado que el margen de error es nulo al no poder aplicarse capas. Trabajar sin red. Que cada trazo de pincel sea medido al milímetro, así como la presión que se ejerce sobre el 'lienzo' a fin de evitar que el papel absorba una mayor tonalidad de color de la que deseamos. Para más inri, Faraco detalla que la gama cromática se encuentra limitada a los distintos vinos, de ahí los numerosos ensayos para obtener la mayor paleta de colores, que posteriormente se plasmarán en los materiales utilizados como el papel de grabado, gampi o cartón esponjoso, que por cuestiones obvias tienen que sustituir al lienzo.

Montserrat Sauci relató en la apertura de la exposición que el proyecto partió de la afición a la pintura de su hermana Begoña, quien pretendía promover una técnica que, sin ser de nuevo cuño, "sí que se trata de una gran desconocida". La joven destacó que el vino "siempre ha tenido un gran protagonismo en alguna de las obras clásicas más atemporales", y con esta propuesta hemos "querido hacer de nuestra bodega una fusión de sendos artes".

De otra parte, Sauci incidió en que este tipo de iniciativas permiten ampliar el espectro de atractivos a la hora de que visiten los templos vitivinícolas de la comarca. De momento, sus cuadros son un nuevo reclamo para tomar con una copa de vino.

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