El arraigo y crecimiento de la devoción
La imagen que transforma León Ortega a finales de 1941 concita en los fieles una devoción que desborda todo lo previsto
La llegada de la Virgen, los primeros cultos y las consecuencias de las primeras salidas van cumpliendo las expectativas de la Parroquia. Desde una sencilla hornacina primero y desde la propia capilla más tarde, la imagen que transformara Antonio León Ortega a finales del 41 concita en los fieles una devoción que desborda todo lo previsto.
La devoción hacia la Virgen de la Victoria crecía de forma rápida en el barrio y en Huelva. Se puede decir que crecía de forma paralela al crecimiento espectacular de la hermandad que sorprendía años tras años, cada Miércoles Santo, con nuevas y grandes realizaciones que iba configurando lo que después sería la extraordinaria obra del paso de palio y el resto de la cofradía. Se empieza a vislumbrar ya un estilo de cofradía y un singular estilo en el atuendo de la Virgen que imprime ese mayordomo irrepetible que fue Paco Monís.
Todo por ella y para ella. Ejemplo de vida en el grupo de los fundadores: Zayas, Ferrer, Caridad Rodríguez, primera camarista de la Virgen, Díaz Hierro y con ellos la figura de un cofrade humilde y entregado, de devoción insuperable que vivía por y para ella. La figura no siempre recordada de Manolito Serrano. Un ejemplo para las nuevas generaciones que bien merece destacar junto con el de tantos otros que en el anónimo día a día forjan la hermandad.
LAS JOYAS DE LA VIRGEN
Mientras tanto, otro fenómeno se va acuñando con inusitada rapidez… Las joyas de la Victoria. Muchos onubenses que se sienten ya devotos inician la costumbre de entregar joyas de su propiedad para que sean portadas por la Virgen en su salida procesional.
¿Cómo y cuando empezó todo? Fácil es suponer que el mismo Paco Monís iniciara esta ritual con alguna alhaja de su propiedad o de su entorno. Lo cierto es que la idea se transforma rápidamente en característica distintiva, personalidad y tradición en el atuendo de la Virgen, tanto que en muchas ocasiones se citaba a la Virgen de la Victoria como la "Virgen de las alhajas".
La devoción se cristaliza para muchos en esta aportación de algo personal que al mismo tiempo que participaba de su exorno quedaba bendecido y purificado por haberlo llevado la imagen de la Santísima Virgen.
Por otra parte, los destellos de arte que iban configurando el paso de palio y el singular e inconfundible estilo que impregnaba Paco Monís al tocado de la Virgen despiertan un halo de curiosidad y expectación a la salida de la cofradía cada Miércoles Santo. Se estaba formando la idiosincrasia y personalidad de la cofradía que a nadie deja indiferente en la ciudad. Y como en tantas cosas, también la velada suspicacia o la crítica superficial o el tópico intrascendente sobre la suntuosidad, arte y belleza que quería imprimir en todo la cofradía: ¿Y por qué tanto lujo cuando la Virgen fue tan humilde…?
Pues porque así lo entendemos al modo cofrade en esta bendita tierra…y porque así expresamos nuestros sentimientos hacia la Madre de Dios. Todo tiene un valor simbólico en los atributos y el exorno de la Virgen. Todo está idealizado. Y así la queremos vestida de reina porque es la reina de nuestros corazones y la representamos virgen en su rostro sin mancha. Madre detrás de su divino Hijo con los símbolos del Apocalipsis: "Una mujer vestida de sol , con la luna bajo sus pies y sobre su cabeza una corona de 12 estrellas" . Vestida de sol que para nosotros se transforma en saya y manto bordados en oro… aderezado de joyas y conjunto de barroca orfebrería. Todo por ella y para ella. Y todo, armónicamente realizado en un paso de palio.
GRANDES COFRADES
Avanzan los años y van apareciendo grandes hombre y mujeres en la vida de la hermandad. Grandes figuras por su entrega por la hermandad y por la devoción a la Virgen. Hombres y mujeres que en muchos casos son la semilla que va creando la vinculación de familias enteras a la hermandad. Apellidos que están en la mente de todos: Monís, Domínguez Vallejo, Arcos, Orube, García Abad, Peguero, San Juan, De la Roca, Del Pino, Pelayo, Alburquerque, Padilla, Tejada, Zabala, Muñoz Salguero…
Nombres del barrio y de todos los puntos de Huelva…en ese binomio entrañable que concibieran los fundadores desde el primer momento. Con ellos la hermandad va creciendo.
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