aromas y sabores

La arquitectura del vino

  • Enoturismo. La contratación de grandes arquitectos de fama internacional para la construcción de nuevas bodegas en España es un fenómeno que no se da en otros países

Con el enoturismo en el punto de mira, las bodegas se convierten en auténticos monumentos entre viñedos. Valgan algunos ejemplos muy actuales: Richard Rogers diseñó hace más de una década la nueva bodega de Protos, una construcción ultramoderna con el Castillo de Peñafiel, construido entre los siglos X y XV y declarado Monumento Nacional a principios del siglo XX. Norman Foster hizo lo propio para el Grupo Faustino en Bodegas Portia, un proyecto arquitectónico espectacular, un símbolo de vanguardia y futuro en el corazón de Ribera del Duero. Inaugurada en 2010, es ya es un icono de la arquitectura del mundo del vino. Acero, madera, hormigón y vidrio, su diseño aúna el equilibrio de los materiales con las formas y de la arquitectura con el paisaje.

La bodega Marqués de Riscal en la localidad de El Ciego (La Rioja) es obra de Gehry (autor también del Museo Guggenheim Bilbao). Y es que, como parte de su plan estratégico para los años 2000, la empresa proyectó un modelo de bodegas más vanguardista y con más vocación de complejo de ocio, denominado Ciudad del Vino. Así, remodeló todo el entorno y construyó una nueva bodega con la tecnología más avanzada, además de nuevos botelleros y laboratorios. Este edificio, construido en piedra arenisca y una cubierta de titanio, alberga un hotel de la cadena Starwood Hotels & Resorts y dos restaurantes, el Bistró 1860 y el Marqués de Riscal, galardonado en 2011 con una Estrella Michelin. Curiosamente, este grupo bodeguero contrató ya en 1883 al arquitecto Bellsolá para la construcción de una bodega.

Puig i Cadafalch y Gaudí dejaron su sello en bodegas a finales del XIX y principios del XX

Otro gran arquitecto español, Calatrava, es el autor de Bodegas Ysios, en La Guardia, en la Rioja alavesa, una de las construcciones más vanguardistas de la zona y destaca por la ondulación de sus tejados de aluminio con la sierra de Cantabria como fondo, en medio de un paisaje de viñas. En abril de 2013 saltó la noticia de la demanda presentada por el grupo Domecq, propietario de las Bodegas Ysios (Rioja Alavesa), en el Juzgado de Primera Instancia de Vitoria. En esta se pide al arquitecto y la constructora Ferrovial que asuman los dos millones de euros que supone la reparación de la cubierta de edificio de la bodega. El problema radica en que el ondulante tejado presenta constantemente goteras y humedades. La cubierta, revestida de aluminio y láminas de cedro (materiales dúctiles empleados para lograr esa forma), movida por el viento deja pasar el agua.

El arquitecto Rafael Moneo, navarro de nacimiento, es uno de los más reconocidos de España. Tiene en su haber numerosos premios destacando el Premio Pritzker en 1996 (es como el Nobel de arquitectura, el reconocimiento más importante en este campo), es el único español que lo ha ganado. La medalla de Oro de RIBA (Royal Institute of British Architecs) en 2003, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2012 y varios más internacionales. En el corazón de Navarra se encuentra la impresionante Propiedad de Arínzano, un espacio protegido que constituye un rico hábitat natural. Rafael Moneo es el responsable del diseño de la bodega, encargada por la familia Chivite y que sirvió de inspiración para una nueva identidad de marca de la finca Arínzano. Destaca en este obra la sobriedad de Moneo. La obra consiste en unos cuerpos de edificio en los que el diseño se aprecia una vez estamos en el interior de la bodega, porque los volúmenes externos, potenciados por un techo de cobre, que cambia de tonalidad según la luz que incide sobre el bosque cercano, pasan prácticamente desapercibidos. La bodega, de hormigón abujardado, es una unidad que abraza los tres edificios con los que ya contaba el Señorío: el palacio de Cabo de Armería, con su torre medieval del siglo XIV, la ermita neoclásica y el caserón. La nueva bodega de Moneo enmarca estas tres piezas, creando un arco que encierra las construcciones y que queda perfectamente integrado en el paisaje de encinas que la rodea. El hormigón de las paredes, pigmentado y estriado, se integra perfectamente con la piedra calcárea local de las estructuras históricas. En 2015, como parte del plan de reestructuración financiera firmado con la banca, Chivite vendió Arínzano al grupo SPI.

Pero la contratación de conocidos arquitectos para el sector enológico no es nuevo, sino que haciendo una retrospectiva histórica vemos claros antecedentes, como la contratación, a finales del siglo XIX de Gaudí para las bodegas de crianza Güell en Garraf (Barcelona); o en 1904, con el arquitecto también modernista catalán Puig i Cadafalch para la elaboración y crianza del cava Codorníu en Sant Sadurní d'Anoia.

En los años 60 del pasado siglo, Fisac realizó un proyecto en Jerez para Bodegas Garvey. Otros ejemplos de arquitectura emblemática los tenemos en la década de los 80 con el arquitecto Mangado para Bodegas Irache y Marco Real en Navarra; y con el arquitecto Tusquets para Moët Chandon en Cataluña.

Aunque no se puede generalizar al hablar del vino, hay aspectos funcionales prácticamente comunes a todas las bodegas, como son la recepción de la uva, la extracción del mosto, la bodega de fermentación, el embotellado y expedición y los espacios auxiliares como los laboratorios, salas de cata, zona de ventas, biblioteca. enoteca, etc., que también forman parte del proyecto arquitectónico. Conseguir los valores higrotérmicos en el interior de la bodega de crianza con el máximo aprovechamiento energético natural por medio de actuaciones arquitectónicas proyectuales, sin climatización artificial.

Pero cuando realmente se configuran las señas de identidad geográficas y el ensamblaje Arquitectura-Vino es en los siglos anteriores, mediante la arquitectura anónima artesanal sobre rasante y las bodegas vernáculas subterráneas, donde el vino se refugia en soluciones constructivas y materiales autóctonos de la arquitectura popular.

Lo que hace indispensable en la contratación del proyecto de una buena bodega es que el arquitecto conozca su complejo funcionamiento. En definitiva, el arte y la ciencia de la arquitectura y de la enología deben unirse para conseguir la elaboración de un gran vino a través el espacio y el tiempo.

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