Antonio Pérez Río recibe el Premio Iberoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez 2025 por ‘El undécimo mandamiento’
El autor madrileño considera que "la poesía es una llamarada y el poema es su quemadora; y la poesía que no quema, no es poesía"
El presidente de la Diputación ratifica el compromiso con un certamen “referente para la poesía internacional” que en sus 45 ediciones “ha ido creciendo como puente y encuentro”
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Moguer/El madrileño Antonio Pérez Río recibió este martes el Premio Iberoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez por su poemario El undécimo mandamiento. En un acto celebrado en la Iglesia del Monasterio de Santa Clara de Moguer, el presidente de la Diputación, David Toscano, y el presidente de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez y alcalde de Moguer, Gustavo Cuéllar, hicieron entrega del premio, dotado con 25.000 euros, junto al ejemplar del poemario, editado por la Diputación.
El escritor premiado, Antonio Pérez Río, agradeció con sinceridad el premio y manifestó su creencia en que “la poesía es una llamarada y el poema es su quemadura. Sólo las llamas llegan a donde no alcanza la razón: al corazón del hombre. Que ardan todas las ideas y todos los que pretendan salvarle”. “La poesía que no quema -subrayó- no es poesía”.
Pérez Río aseguró que con El undécimo mandamiento, “he prendido fuego a un territorio, al territorio de la vida de mi padre, protegido por el amor, arrasado por la enfermedad, arrasado por el tiempo. Este fuego es una ofrenda. La ofrenda por un padre enfermo, condenado a un mal que afecta a muchos padres y madres ante la mirada asombrada de sus hijos: la lenta e irreversible destrucción mental y física”. Esta concepción poética se plasma en el libro ganador, del que ha dado lectura a varios poemas.
De su lado, el presidente de la Diputación felicitó al ganador en cuya voz, dijo, “no solo reconocemos un presente literario lleno de madurez, sino también una referencia para el porvenir de la poesía iberoamericana”. Toscano ratificó el compromiso con un premio “que queremos y necesitamos que continúe siendo un referente sólido para la poesía internacional, un espacio de escucha y reconocimiento para quienes dedican su vida a escribir en verso las verdades más profundas”.
Con 45 ediciones de vida, destacó la historia y la demostrada capacidad de este Premio Iberoamericano “para continuar creciendo con el paso del tiempo, con la misma fuerza con la que Juan Ramón Jiménez defendía la belleza y la pureza de la poesía”. Según señalaba, “no es sólo un galardón literario: es un puente. Un espacio donde las voces se encuentran, donde se reconoce la diversidad y el talento, pero también la hermandad cultural entre Huelva y el mundo hispanoamericano, entre las dos orillas del idioma que compartimos”.
Desde el territorio de donde partieron las naves que abrieron un diálogo nuevo entre continentes, el presidente de la Diputación aseguró que “ese vínculo histórico, geográfico y espiritual, se prolonga hoy en la palabra poética. Y nadie como Juan Ramón Jiménez supo encarnar esa conexión. Su huella no solo está en la lírica española, sino también en la poesía de América Latina, donde su idea de una poesía pura, de una voz esencial, sigue viva en autores de todas las generaciones”.
Según Toscano, el eco del poeta “llegó y sigue llegando a toda esa inmensa comunidad literaria que escribe en español, desde contextos y paisajes diversos, pero con una misma raíz profunda”. Un espíritu que está muy presente en la edición de este año, con obras participantes de una docena de países iberoamericanos, por lo que este 45 Premio es también “una celebración de los vínculos que nos unen, a través del océano y del tiempo”.
Por su parte, el presidente de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez y alcalde de Moguer subrayó que "el premio es, hoy por hoy, uno de los certámenes literarios más vivos y prestigiosos del ámbito hispanohablante y debemos entre todas las administraciones y patronos, seguir trabajando en la difusión del legado literario, histórico y patrimonial de Zenobia y de Juan Ramón Jiménez, en Moguer y en el mundo”. Gustavo Cuéllar se refirió al poemario ganador como “un libro profundamente humano, donde la poesía se convierte en consuelo, en meditación y en verdad”.
La ceremonia, cargada de emotividad y poesía, finalizó con una actuación musical de Laura Oliva.
Sobre el poemario y el autor
Según el jurado de la 45 edición del Premio -integrado por los poetas Antonio Arroyo Silva, Tes Nehuén y Alejandro Céspedes-, el poemario narra la historia del deterioro del cuerpo y de la mente personificada en la figura del padre. “Es un viaje desde el pasado hasta el presente y desde éste hacia el exiguo futuro de quien yace en un hospital dando sus últimos latidos, mientras se va observando su decadencia. Un libro que, cargado de emoción, reflexiona sobre la vida, la muerte, el ser y el estar”.
El autor retrata la experiencia del acompañamiento al enfermo y la pérdida progresiva de la identidad en un texto “en el que se entremezclan conceptos metafísicos y médicos en un diálogo con la enfermedad y la memoria”. El jurado ha destacado cómo el poeta “maneja simbólicamente el lugar de la luz ejerciendo un soporte para el desarrollo de la voz”.
Antonio Pérez Río es poeta, fotógrafo, educador; licenciado en Derecho por la UCM, diplomado en Educación Social por la UNED y Máster de Poesía por la Escuela de Escritores. Ha viajado por una veintena de países, habla español, inglés, francés y "ha aprendido y olvidado otros tantos idiomas”. Además, fundador y director de LENS Escuela de Artes Visuales. Miembro del colectivo poético Isotopía, con el que ha publicado el libro colectivo Marcas de agua en bordes de piedra (Editorial Grammata, Medellín, 2025).
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