75 años del paso de La Cinta, una joya del arte y la devoción

fiestas de la PATRONA

Una inicitiava de Carlos Clares, siendo hermano mayor Manuel de la Corte, en la que participa el pueblo de Huelva. La hermandad dedica un día de la novena a los benefactores.

La Virgen de la Cinta en su paso, rodeada de los onubenses en el traslado del pasado domingo.
La Virgen de la Cinta en su paso, rodeada de los onubenses en el traslado del pasado domingo.
Eduardo J. Sugrañes

23 de agosto 2015 - 01:00

El paso de la Virgen de la Cinta es una sinfonía perfecta, un canon preciso, ajustado a la elegancia. Es, sobre todo, una postal en el tiempo en la que está escrita la fe de los onubenses, con todos los nombres. Se hizo a golpe de formón en la plata y cincelado por los sentimientos de una ciudad agradecida a su Patrona, que, peseta a peseta, quiso regalárselo.

Surgió todo en tiempo difícil, en la posguerra. En 1939 se pone en marcha una comisión para obsequiarle a la Virgen "el trono que Ella se merece". Ocurre que el 22 de julio de 1936 el santuario sufre el asalto y destrucción de su patrimonio en los primeros días de la Guerra Civil. No fue Huelva, ni sus miles de devotos, solo algunos que hicieron mucho ruido, pero no consiguieron borrar la fe del pueblo a su Patrona. La Memoria Histórica de aquello la dejó escrita Carlos Clares Cuñales. Su familia la ha guardado fervorosamente. Otras copias se entregaron a la hermandad y al Ayuntamiento. Ahora la junta gestora de la Hermandad de la Cinta ha podido recuperar toda la documentación original.

En la Memoria de las gestiones que han realizado la comisión recaudadora del paso para nuestra Señora de la Cinta Patrona de Huelva se narra cómo la fe mueve montañas. Carlos Clares Cuñales quería un paso para la Virgen, lo mismo que toda Huelva, y manos a la obra con el hermano mayor, Manuel de la Corte Gutiérrez. No era capricho, le habían destrozado el suyo por lo que tuvo que ser trasladada a Huelva en 1939 en unas humildes andas. Se crea una comisión el 23 de septiembre de ese año que presiden el gobernador civil, Joaquín Miranda González, y el alcalde, Joaquín González Barba, con Manuel de la Corte y Carlos Cuñales.

El llamamiento a la ciudad se hace desde la prensa, a través del Diario de Huelva y Odiel. En ellos se publican los listados de la generosidad del pueblo, ciento de personas con sus donativos, aunque no hay que olvidar otras muchísimas que anónimamente aportaban su colaboración en las huchas colocadas en comercios de la ciudad o en la gran colecta realizada el 12 de octubre de 1940.

Resultó necesaria la autorización para las colectas públicas, lo que se solicitó al ministro de la Gobernación, que la aprueba el 13 de octubre de 1939, siempre que no coincidan con las que realiza el Auxilio Social. "No nos importa que la cantidad sea mayor o menor, lo que pretendemos es que todos sus hijos contribuyan para este fin y que, en nombre de todos ellos, podamos ofrecerle un nuevo paso digno a nuestra Patrona como homenaje y desagravio".

El contrato con sucesores de Manuel Seco se realiza el 25 de abril de 1940; firman Eduardo Seco con domicilio en Sevilla, en calle Matahacas, 14, y el hermano mayor de la Cinta, Manuel de la Corte. Para realizar "un paso de plata de ley, repujado y cincelado".

Los deseos de la comisión en el contrato se deja bien claro: "La construcción de un paso para la imagen de nuestra Señora de la Cinta, a donde se trasladará en procesión solemne y con objeto de que la venerada imagen tenga un trono que guarde la mayor armonía con su realeza y la devoción de sus devotos y siendo los deseos de la Comisión y fieles en general de que el paso encierre el mayor mérito artístico posible, hermosura y riqueza".

Los talleres de Seco responde en la firma será "todo ello de estilo barroco, esmerado y bien perfeccionando en sus confecciones, estilo y terminación de un completo conjunto de mérito artístico dada la seriedad y hermosura del empleo a que ha de destinarse".

"Se compone de templete completo con los adornos del boceto indicado, peana para la Virgen, peana mayor sobre la plataforma, cuatro candelabros de las medidas convenidas en su estilo con cinco luces cada candelero y sus correspondientes guardabrisas (estos guardabrisas al ser posible llevarán el distintivo de la hermandad), respiradero de las medidas convenidas, seis maniguetas y ocho jarras cuyos modelos queda igualmente convenido".

La plata sería entregada por la hermandad al taller de Seco. A la firma del contrato se esperaba la llegada desde Barcelona de treinta kilos de plata laminada de 5/10 de grueso por 40 c/m de ancho. Mientras, se obtuvieron 1,589 kilos de plata por entrega popular. Al final el total se adquirió a la Sociedad Española de Metales Precioso de Madrid la cantidad de 108,257 kilos de plata de ley. El precio de los trabajos del taller se estiman en 25.000 pesetas.

Se incluye también en el encargo realizado doce varas de metal blanco para directivo y una vara para la bandera de plata de ley cincelada y repujada.

Los gastos finales fueron 52.595,25 pesetas y hubo un superávit de 1.876,87. Se ofrecieron las maderas para las andas, por Joaquín González Barba y la parihula se realizó desinteresadamente en los talleres de Andrés Bravo Suárez; también Manuel Amadro, de talleres los Alemanes, donó el herraje para las andas del paso.

La llegada del paso fue todo un acontecimiento. Se entregó en la misma festividad del 8 de septiembre de 1940, a las 12 de la mañana, el día de su función solemne en el santuario. Se levantó acta. Acudió el alcalde, la hermandad, el arcipreste, así como "representantes de todas las hermandades, periodistas y un buen número de files y devotos de nuestra soberana Patrona, hace el ofrecimiento en nombre de los hijos de Huelva a nuestra Señora de la Cinta de su paso que se le regala por suscripción pública".

Por la tarde se procedió al traslado tradicional a la parroquia de San Pedro por Las Colonias para los cultos de su novena. Se solicitó del arcipreste que cuando la Virgen llegara a la calle Puerto no subiera directamente a San Pedro, sino que realizara una procesión en la que asistirían las autoridades de la ciudad y su hermandad, para mostrarle a Huelva el regalo que le había hecho a su Patrona. La Virgen lució hermosísima en su paso de plata recorriendo las calles de Mora Claros, Concepción, Palacio, Vázquez López, Plaza de las Monjas, Tres de Agoto, Plaza Quintero Báez, La Fuente y Plaza de San Pedro.

El paso se había terminado, pero aún faltaban por liquidar 20.000 pesetas, por lo que se pensaba realizar otras colectas. Nadie desfallecía.

En el acta de entrega del paso se indica que "son deseos de esta comisión que al hacer entrega del paso a la Hermandad de Nuestra Señora de la Cinta sea la guardadora del mismo y tenga a su cargo su cuido y conservación y no sea destinado a otro fin que al uso exclusivo de la Patrona de Huelva".

Joaquín González Barba al firma la memoria hace un reconocimiento expreso a Manuel de la Corte y Carlos Clares gracias a ellos fue el éxito de la empresa. Por su "actividad, constancia y entusiasmo", "quienes desde el primer momento se entregaron totalmente a la empresa". Hoy también se les reconoce a ellos, así como a todo el pueblo de Huelva, el que hiciera posible esta joyero de fe para su Patrona, Nuestra Señora de la Cinta.

En la peana se grabó una placa en la que se deja escrito: "Los hijos de Huelva a su Patrona, la Santísima Virgen de la Cinta. 8 de septiembre de 1940".

En la cúpula del templete que realiza Manuel Seco Velasco se adorna de las letanías, levantada por unas colúmnas jónicas,que serán luego sustituidas con las mejoras que se introducen en el paso por Jesús Domínguez, en 1963. Las columnas del baldaquino son ahora de orden corintio y suplementada la peana, donde se represantan varias escenas cinteras: En el frontal, la protección de la Virgen a los marineros; en la trasera la invocación de Colón a la Virgen en el viaje de vuelta; en el lateral izquierdo, la invocaicón del zapatero Juan Antonio que se ciñe una cinta ante un fuerte dolor, y en la derecha, la del milagro del toro de su reaparición. Jesús Domínguez confeccionó nuevos candelabros y enriqueció los respiraderos con molduras inferiores. Las seis maniguetas que servían para portar el paso se sustituyen por dos mascarones de carabelas decorativas. El paso lleva artísticas jarras y un arcángel con la vara de alcaldesa. El paso se completa con faldones bordados al recorte en terciopelo burdeos por Rincón y los faldones azules bordados en oro de Artebord.

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