Hospital Juan Ramón Jiménez

La angioplastia evita que cerca de 230 pacientes sufran un infarto cerebral

  • Buena parte de las intervenciones, que consisten en situar un ‘stent’ en la carótida tiene carácter preventivo en personas que no han sufrido un ictus

Las intervenciones se realizan en la Unidad de Radiología Vascular Intervencionista del Juan Ramón Jiménez.

Las intervenciones se realizan en la Unidad de Radiología Vascular Intervencionista del Juan Ramón Jiménez. / Correa (Huelva)

Con unos extraordinarios resultados, el Hospital Juan Ramón Jiménez, a través de la Unidad de Radiología Vascular Intervencionista, realiza angioplastias con las que ha evitado en la inmensa mayoría de los casos, un ictus a 230 pacientes.El Juan Ramón Jiménez presenta un nivel de eficacia, en este tipo de intervenciones, superior a lo que aconsejan las guías profesionales que marcan en un 3%, el número de casos que pueden presentar complicaciones graves tras la intervención. la estadística del hospital onubense lo sitúa por debajo del 2%.

La radióloga vascular intervencionista Teresa Moreno explicó que la angioplastia es una intervención que sirve para dilatar los vasos sanguíneos del cuello. De este modo se puede corregir una estrechez de la misma y mejorar así la circulación sanguínea cerebral. La colocación de un stent en la carótida, el principal conducto de sangre al cerebro, es un tratamiento relativamente nuevo que ofrece un medio eficaz para restablecer el flujo sanguíneo a través de las arterias bloqueadas.

Catéter en el momento de ser introducido en el paciente, es sostenido por médicos. Catéter en el momento de ser introducido en el paciente, es sostenido por médicos.

Catéter en el momento de ser introducido en el paciente, es sostenido por médicos. / Correa (Huelva)

Moreno añadió que la angioplastia es un procedimiento mucho menos invasivo que la cirugía. Consiste en pinchar un vaso sanguíneo, generalmente de la ingle, y a continuación se introducen en su interior unos tubos flexibles (catéteres), que llegan hasta los vasos sanguíneos del cuello. A través de ellos, se dilatará el estrechamiento del vaso con unos catéteres con balón y se procede a la implantación del tubo o stent, de modo que se mantenga abierto el vaso sanguíneo.

Para controlar el desarrollo del procedimiento se emplean un contraste yodado (que es introducido a través de los catéteres) y rayos X. El procedimiento dura entre 60 y 90 minutos. La colocación es realizada con equipos de radiología de alta tecnología llamados angiógrafos digitales por radiólogos vasculares expertos. Se realiza en salas de radiología digital dotadas de equipamiento anestésico al igual que el que existe en un quirófano.

La angioplastia, en este caso, se levanta como una herramienta eficaz en la lucha contra los infartos cerebrales o ictus que son uno de los motivos principales de mortandad y el primero en la población femenina a partir de determinada edad. La intervención está dirigida a dos tipos de pacientes, según indicó la radióloga vascular. En primer lugar está dirigida a aquellos que han sufrido ya un episodio de ictus. En segundo lugar están los que son considerados asintomáticos. Se trata de pacientes que no han sufrido un ictus pero que presentan estrecheces en la carótida que les hacen proclives a ser potenciales sufridores de un infarto cerebral. Este último caso va en aumento en el número de intervenciones que evitan mortalidad y mucha morbilidad por las secuelas que suelen dejar los ictus.

Por su parte, la neuróloga vascular y responsable de la Unidad de Ictus del Juan Ramón Jiménez, Gema Sanz explicó que “en estas intervenciones, se emplea en todos los casos, anestesia local y en ocasiones puede ser necesaria la sedación”. El hecho de que el paciente esté despierto en la inmensa mayoría de las ocasiones, permite “si hay complicaciones se puede actuar en el acto”.De este modo en el Hospital Juan Ramón Jiménez, un experimentado equipo multidisciplinar formado por radiólogos vasculares intervencionistas, neurólogos, médicos intensivistas y profesionales de Enfermería altamente cualificados, viene realizando este procedimiento. Los resultados obtenidos han permitido a los pacientes de la provincia tener una asistencia de alto nivel médico y tecnológico, sin precisar ser trasladados a Sevilla como se venía haciendo en los años previos.

El seguimiento y control durante el procedimiento por los médicos intensivistas y el neurólogo vascular, la vigilancia postratamiento por los neurólogos de guardia y especialmente una vigilancia estrecha durante al menos el primer año tras la colocación del stent, han hecho posible obtener esos excelentes resultados en el tratamiento. No todos los pacientes, sin embargo, pueden optar a este tipo de intervenciones. Cuando son asintomáticos hay que valorar el riesgo de llevar a cabo esa intervención. Así pueden encontrarse casos como el que la persona en cuestión tenga unas arterias muy tortuosas que no aconsejen la intervención. En el caso de los pacientes que ya han sufrido un ictus, la intervención debe hacerse lo antes posible siempre que “su situación clínica lo precise”, apuntó Sanz.

La angioplastia permite a su vez, estancias hospitalarias más cortas que en el caso de la intervención quirúrgica ya que, si no hay complicaciones, al paciente se le da de alta en 48 horas y supone menos posibilidad de complicaciones que en el uso de la cirugía. En cualquier caso, éste debe ser muy estricto en el control de los factores de riesgo vascular:tensión, alcohol, tabaco, azúcar...El ictus isquémico o infarto cerebral se produce cuando la sangre con oxígeno procedente del corazón no puede llegar a la cabeza, siendo la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus en nuestro país, de los cuales un 50 % quedan con secuelas discapacitantes o fallecen. Se estima que los próximos 25 años su incidencia se incrementará un 27% debido especialmente al aumento en la esperanza de vida.

La principal causa del ictus o infarto cerebral es una obstrucción en las arterias que llevan la sangre a la cabeza. Una de estas arterias se llama carótida y se sitúa en el cuello. Los acúmulos de colesterol o placas ateroscleróticas producen un estrechamiento de estas arterias y favorecen la formación de coágulos de sangre que pueden causar oclusión o bloqueo, impidiendo que el flujo de sangre llegue al cerebro. Estamos ante un ictus isquémicoEl otro tipo de ictus está provocado por la rotura de una arteria con lo que nos encontramos con un ictus hemorrágico.

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