El anecdotario de las pilonas del casco histórico

La picaresca de algunos conductores sin autorización para entrar al centro desemboca, a menudo, en aparatosos accidentes

Otro usuario pisa el acelerador para intentar pasar antes de que la pilona vuelva a su posición original y se choca contra ella. No sabe que todo está siendo grabado.
R. Rendón / Huelva

10 de octubre 2010 - 01:00

Ni la campaña de publicidad que el Ayuntamiento ha llevado a cabo en los últimos meses para informar a la ciudadanía sobre el uso responsable del acceso limitado al centro de Huelva ni la redundante señalización vial han logrado evitar que la picaresca de algunos conductores acabe desembocando en embarazosas y accidentadas situaciones más propias del programa Vídeos de primera.

Un día sí y otro también, los operarios dedicados a controlar los bolardos desde el Centro Semafórico de la capital asisten atónitos a siniestros que podrían evitarse fácilmente. Sin duda, de los seis pivotes que actualmente regulan la entrada al casco histórico, el que concita las situaciones más insólitas es el de la calle Arcipreste González García. A menudo, los conductores aprovechan que el pivote se baja para permitir el paso a un autobús o un vehículo autorizado y se apresuran a pasar detrás de ellos antes de que el bolardo retráctil vuelva a obstaculizar la vía. Muchas veces lo logran. Otras, no.

El Centro de Control atesora imágenes de vídeos que atestiguan incidencias como la protagonizada por el conductor de un Seat León, al que sorprendió el bolardo justo cuando lo atravesaba, destrozándole el cártel del vehículo. Sin dudarlo, se bajó el coche y la emprendió a patadas con la torreta que controla el acceso, dejándola inutilizada. Ahora, además de la avería del coche y la multa por saltarse el semáforo en rojo y el bolardo, tendrá que asumir los costes de reparación del interfono y el receptor de tarjetas, unos 6.000 euros.

En casos como éste, que se repiten de forma constante, parece que de poco valen los discos de prohibición como los de La Palmera y la esquina de la calle Palos, las señalizaciones y el semáforo.

Además, el Ayuntamiento de Huelva advierte del peligro del bolardo de la Gran Vía si se usa para jugar, tal y como hacen muchos niños, que "se colocan sobre él cuando sube tras el paso de un coche", explicó el concejal de Tráfico, José Luis Barragán.

También es habitual que conductores que tiene autorización para acceder al centro por una determinada calle traten de hacerlo por otras por las que no les está permitido.

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