Juicio por el asesinato de Laura Luelmo

Bernardo Montoya : Un amplio expediente carcelario a lo largo de más de dos décadas

  • El acusado del crimen de Laura Luelmo fue condenado por asesinato a 20 años de cárcel en un juicio celebrado hace 24 años

Bernardo Montoya a su llegada a la Audiencia Provincial de Huelva en noviembre de 1997.

Bernardo Montoya a su llegada a la Audiencia Provincial de Huelva en noviembre de 1997. / H. I. (Huelva)

No sera la primera vez que Bernardo Montoya esté delante de un juez en el mismo edificio que ahora deberá decidir sobre su suerte. El 4 de noviembre de 1997, se abría el juicio oral por el asesinato mediante siete puñaladas de una anciana ocurrida dos años antes en la localidad de Cortegana, un crimen que todavía la localidad no ha podido olvidar. De nuevo un jurado popular, compuesto por cinco hombres y cuatro mujeres decidía sobre su suerte. El fiscal pedía 20 años de prisión por el crimen; la defensa su libre absolución por trastorno mental transitorio, algo que no se descarta que vuelva a repetirse ahora.

Bernardo Montoya tenía entonces 29 años y salía desafiante del furgón policial que lo trasladaba desde la prisión. Ante quienes decidían sobre su suerte, aseguró que era inocente. En una maniobra que recuerda lo que ha hecho ahora más de 24 años después, se autoinculpó del crimen nada más ser detenido, aunque cambió su versión conforme pasaban los días. El jurado consideró a Bernardo Montoya culpable del asesinato de Cecilia Fernández a quien asestó una puñalada y otras seis cuando se encontraba en el suelo.

Según el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, la muerte de la anciana que iba a declarar contra él en un juicio, no fue el único choque de Bernardo con la justicia. Fue acusado de amenazar a una mujer que salvó su vida por la actuación de su perro, otra por quebrantamiento de condena, otra por robo en una casa a cuya dueña agredió y otra más por causar lesiones a otra mujer a quien trató de robar el bolso. De hecho, cuando cometió los hechos que le han llevado ahora ante otro tribunal, había salido de prisión unos días antes.

Conoce el sistema penitenciario como pocos, ya que en él ha vivido la mayor parte de su vida y en él y, a pesar de que no está catalogado como especialmente conflictivo sí protagonizó un incidente cuando cumplía una de sus condenas en la prisión de Puerto III. Ocurrió a finales de 2010 y se desencadenó como consecuencia de la muerte de su madre. Cumplía condena en el módulo seis, donde prestaban servicio dos funcionarios para un total de 140 internos. El fallecimiento de su madre le fue comunicado por uno de ellos y cuando se le denegó el permiso para acudir a su entierro, comenzó a darse cabezazos contra la pared y amenazó con ahorcarse delante de todos; salió al patio, rompió el palo de una escoba y se dirigió a uno de los funcionarios con la intención de clavárselo. Éste pudo defenderse a duras penas y consiguió evitarlo. Catorce días aislado fue la consecuencia de esos actos.Después, su expediente carcelario está limpió.Dicen que “se mimetizó, paso desapercibido”.

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