La crisis sanitaria ha explotado en el peor momento posible para los industriales del calzado de Valverde del Camino. En pleno calendario romero, las fábricas se han visto obligadas a parar la producción, una detención que se va a traducir en una merma de en torno a un 35 por ciento de la producción anual.

El Pleno de Ayuntamiento valverdeño ha aprobado en una sesión extraordinaria, celebrada de forma telemática por primera vez en su historia, un plan de contingencia de 350.000 euros para ayudar a la conservación de estos negocios y de todo el tejido empresarial de la localidad. Un plan de dinamización por valor de 54.000 euros para el comercio; y la bonificación de tasas y precios públicos, como residuos, agua, mercado o veladores, son algunas de las medidas.

Para las empresas valverdeñas, la primavera y el verano son épocas de temporada alta, en las que aumentaban los pedidos, sobre todo botas camperas y sandalias. Sin embargo, el cese de la actividad en los comercios a causa del coronavirus ha dejado colgadas las pieles en los talleres.

“Las pieles estaban compradas y en la fábrica, sólo faltaba confeccionar el producto y enviarlo a la tienda, pero los pedidos se han cancelado, porque los comercios están cerrados. Se ha hecho lo peor y las empresas lo van a pasar mal, porque no se va a cobrar el dinero invertido”, ha matizado el presidente de la Asociación Provincial de Industriales del Calzado (Apical).

José Cejudo cree que la crisis económica que se avecina será peor que la del año 2008 por la rapidez de sus efectos: “Hace un mes, estábamos muy bien y, cuando ésto pase, estaremos muy mal. Va a haber miedo a salir, miedo al consumo, muchas tiendas van a quebrar y vamos a tener un problema a corto plazo, mientras que en 2008 el batacazo fue de forma progresiva”.

La gran mayoría de las firmas ha solicitado un ERTE, aunque Cejudo duda de que la totalidad de las plantillas se reincorporen al trabajo cuando se reactive la producción. Perdida la temporada primavera-verano, los empresarios esperan no tirar por tierra también la de Navidad, la otra gran campaña anual de ventas. Apical mantiene la esperanza de que las administraciones les ayuden con líneas de subvención para mantener a las cerca de 500 personas que viven de esta industria.

Pérdidas de medio año

Este fin de semana debía haberse celebrado la anual Feria del Vehículo en Valverde, un salón comercial en el que el sector de la automoción confiaba para cubrir los ingresos de medio año. En la última edición, se lograron vender 80 coches, de ahí que la asociación local califique su cancelación como un gran “revés”.

“La pandemia se ha cargado los primeros seis meses del año y parte del tercer trimestre”, asegura su presidente, José Manuel Taboada, quien no sabe predecir si este año podrán igualar los datos del pasado.

Para Taboada, entre todos los segmentos, el más perjudicado será la venta de coches: “Creo que algunos empleos pueden perderse, sobre todo en la venta, porque no va a ser igual que la reparación, que va a tardar poco en recuperarse, por ello, pienso que las marcas tendrán que hacer un esfuerzo para reactivar el consumo”.

Las tiendas de motos, los corsarios o los comercios de auto-repuestos, nadie se libra de las garras del coronavirus que ha afectado a casi medio millar de personas relacionadas con este sector, que no se restablecerá completamente hasta que no se levante el confinamiento.

Futuro incierto

Otra de las industrias endógenas del municipio valverdeño que está sufriendo gravemente los efectos del Covid-19 es el mueble. Está paralizado casi plenamente y la gran mayoría de las empresas ha solicitado el ERTE de sus empleados.

Todo lo que envuelve al futuro del sector es incierto: “No sabemos cuándo ni cómo vamos a poder reactivar nuestra fábricas”, lamenta el presidente de la Asociación Provincial de Industriales de la Madera (Apimad), Manuel Arrayás, quien asegura que la incertidumbre es “notable”.

El responsable de Apimad cuenta que hay clientes que desean que las empresas monten los mobiliarios pedidos durante estos días de reclusión, pero, por prevención, los diferentes negocios están aplazando los trabajos. “No podemos desplazarnos a casas que están habitadas por familias, no es seguro”, sentencia Arrayás.

Totalmente cerrado

El cuarto gran sector que impulsa la economía local es el que conforman los comerciantes y hosteleros, que tiene cerradas las puertas de sus locales desde el mismo día en el que el Gobierno decretó el Estado de Alarma.

En algunos casos, esperan con ansias que comience la estrategia de la desescalada del confinamiento para ver la luz al final del túnel de la inactividad, aunque hay otros a los que la crisis sanitaria terminará de dilapidar sus sueños.