Más allá de las fronteras
Testimonios de jóvenes onubenses que se fueron por trabajo y viven lejos de casa
"Me quiero llevar la aventura de conocer todo esto, viajar y vivir en diferentes culturas. No todos tienen esta posibilidad y a mis 29 años era el momento". Daniel Ladrero Romero es ejemplo de tantos jóvenes que han dejado Huelva por una oportunidad laboral en el extranjero, que es al mismo tiempo una oportunidad vital. Es licenciado en Psicología, lleva sólo unos meses en Tailandia, en Chiang Mai, y tiene claro que es "algo transitorio". "Me planteo vivir aquí un par de años, el tiempo suficiente para poder conocer diferentes países, aunque me gusta mucho Europa y me veo más viviendo allí, no sé si en España. Pero sé que el día que siente la cabeza será en Huelva", dice. "Huelva y España siempre van a estar ahí, no se van a mover".
Más tiempo lleva fuera Manuela Águeda García Garrido, con un primer salto a Canadá, luego establecida en Francia, donde es profesora en la Universidad de Caen Normandía con plaza propia. "Soy funcionaria del Estado francés", asegura "orgullosa" de prestar sus funciones "con el rigor que exige el sistema universitario aquí". Y eso tiene mucho peso para que no se le pase por la cabeza "volver a España para empezar desde cero: me resultaría imposible después de todo el esfuerzo que he realizado en los últimos 17 años". De hecho, va un poco más allá: "No le aconsejo a nadie que se vaya de España. Yo lo hice porque era muy joven y porque no sabía cuánto tendría que luchar para poder salir adelante. Las cosas han salido muy bien y estoy feliz, pero no es el caso del 90% de los que se van".
Daniel y Águeda son dos caras de una misma moneda. Son dos de los 8.786 expatriados de la provincia de Huelva registrados en la actualidad. Representan la ilusión de la juventud y el sacrificio de quien ha trabajado mucho por alcanzar la vida actual. Aunque, a pesar del consejo de la profesora García Garrido, la falta de alternativas aquí mueve cada vez a más jóvenes a marcharse al extranjero.
Unos meses de prueba le bastaron a Rocío Pereira, periodista de 34 años, para buscar ahora con más ganas un sitio fuera de España. Estuvo trabajando seis meses para la Comisión Europea, becada en Luxemburgo, y ahora prepara, ya en Huelva, las oposiciones que podrían abrirle la puerta definitiva para instalarse en el corazón de la UE: "El trabajo de funcionario internacional es cualificado y se paga como tal, algo impensable en una España en la que nuestra profesión tiene sueldos medios de menos de 800 euros". Es esa "precariedad laboral que sufrimos", asegura, la que provoca su deseo de marcharse "y prosperar en otro país: busco estabilidad laboral donde mi trabajo sea valorado y respetado".
Hay 1.010 onubenses de 20 a 29 años de edad viviendo en el extranjero. Entre ellos está Daniel Pérez Duarte (27, técnico superior de Imagen), al que "las circunstancias en España" le llevaron a cambiar de aires hace casi seis meses, para recalar también en Tailandia, en la isla de Koh Lipe. En este caso se unieron la finalización de un contrato, las pocas opciones laborales y los cantos de sirena que un amigo le hizo desde el país asiático, después de que en un viaje con otro colega hace cuatro años cayera rendido a "esta isla, su gente, sus paisajes y su vida". "Conocimos a más españoles que viven aquí y tienen negocios. Uno de ellos abrió un centro de buceo en agosto de 2017, y aunque no me había planteado practicarlo de forma profesional, hablé con él, me dijo que me formaría como monitor y que podría trabajar allí. Me animé a dar el paso y aunque me decían que me iba lejos, mi familia me apoyó en todo momento".
Ese respaldo familiar es muy importante para los jóvenes que afrontan una decisión de este tipo. "Tengo la suerte de tener unos padres con una mentalidad abierta y moderna y me apoya en estas decisiones", cuenta el otro tailandés, Dani Ladrero. "Además, ¡así tienen ellos el motivo perfecto para viajar con la excusa de visitarme!".
Aún más fácil lo tuvo en ese sentido Rubén Vázquez Amos (22 años), que dejó Aracena por irse a Londres, donde estudió la carrera de Música Popular en la Universidad de Goldsmiths. "Hablo inglés como lengua materna y he ido mucho a Inglaterra a lo largo de los años porque tengo allí parte de mi familia. Quería explorar esa faceta mía y al final me he quedado por las oportunidades laborales y vocacionales que se me han ido presentando".
Rubén trabaja ahora los fines de semana en un albergue para personas sin hogar con trastornos de personalidad y adicciones. Lo compagina con clases de guitarra que imparte, y las de español que va a empezar a ofrecer en breve, mientras sigue su carrera musical tocando y cantando con distintos grupos y produciendo en un pequeño estudio casero.
"No me veo a largo plazo quedándome en Londres porque me gustaría vivir en otros lugares, como Sudamérica o Japón. Veo muy factible volver a España pero quizá más adelante, cuando tenga algo más de dinero y más conocimiento y experiencia", explica este antiguo alumno del IES San Blas aracenense. "Me encantaría volver a mi pueblo -confiesa en la distancia- y poder compartir los conocimientos que voy adquiriendo, sobre todo en producción musical".
Para Lidia García Vázquez (30 años), también establecida hace tiempo en Londres, ese regreso estaría condicionado: "Las cosas tendrían que cambiar mucho en Huelva, y en España, a nivel laboral. ¡Y mi marido tendría que aprender español!".
Hace muy poco que se ha casado con un americano y está a punto de comprarse casa allí. Lidia lleva cinco años en la capital británica tras estudiar la licenciatura de Traducción e Interpretación (en inglés y alemán) en Las Palmas de Gran Canaria, y ya han pasado cuatro desde que trabaja en una importante empresa multinacional, en un cargo directivo. No cambia esta experiencia por nada.
"Estoy muy contenta con mi decisión de aventurarme a vivir en otro país. Me fui sin pensar si volvería o no, pero al poco tiempo de estar en Londres me di cuenta que las oportunidades laborales que me ofrecía esta ciudad difícilmente las podría encontrar en Huelva, o incluso en España", asegura.
Águeda García Garrido salió en el año 2001 para "conocer otros lugares" tras responder al anuncio que vio en un tablón de anuncios de la Facultad de Humanidades para ir becada como profesora asistente a la Universidad de Western Ontario canadiense. "Fue un año maravilloso que marcó mi vida, aunque lo pasé muy mal, la verdad. Dejar atrás la Costa de la Luz para sufrir los -25º del invierno canadiense fue terrible, pero allí conocí a quien hoy es mi marido, Nicolas, y decidimos hacer planes de vida juntos, en Europa, en París, porque él es francés y allí tendría yo más opciones". Lo suyo -subraya- fueron las opciones de desarrollo profesional, no la falta de posibilidades en España: "Entonces eran tiempos de vacas gordas en nuestro país".
Daniel Ladrero, que trabaja en una empresa de asistencia de secretaría online en Tailandia, estaba sin trabajo estable en España y sin tener claro si seguir estudiando o dar el paso para salir y conocer Asia. "Mi amigo Manuel fue clave para tomar la decisión, viviendo aquí en Chiang Mai y trabajando en esta misma empresa; me daba muy buenas referencias de la vida en este país", como se las dio a Duarte, amigo también en Huelva de ambos, y ahora en otro punto del país.
"Vine buscando desarrollarme profesionalmente y estoy logrando todo lo que me he ido proponiendo. Trabajo en una empresa en la que valoran mi esfuerzo, escuchan mis propuestas y tienen en cuenta mi opinión. Evidentemente, tener una carrera y un buen nivel de inglés me han ayudado mucho, pero también hay que tener las cosas muy claras y luchar por lo que quieres", apunta Lidia García. Duarte coincide en el mensaje: "Animo a todos a que se atrevan a dar el paso para cumplir sus sueños, que sean valientes, porque si realmente se quiere, se pueden cumplir".
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