El ajimez es un icono de la defensa del patrimonio

lEn 1973 se inició una gran batalla para salvar la casa, aunque sólo se conservó el ventanal

Lo trasladaron a los jardines del santuario de La Cinta, donde fue colocado hace tres décadas

El ajimez es un icono de la defensa del patrimonio / Rodri Fotógrafos
Eduardo J. Sugrañes

12 de noviembre 2016 - 02:09

Hace ahora tres décadas que se colocaba en los jardines del santuario de La Cinta el ajimez mudéjar de la calle Puerto. Es, de alguna forma, el ejemplo de recuperación del patrimonio histórico de Huelva tras haberse perdido la alineación de la calle Puerto para el ensanche de la misma y con ella su hilera de casas.

Estos jardines son testigos de gran parte de la historia de la ciudad, al recoger interesantes muestras de su patrimonio. Gracias al celo de la Hermandad de la Patrona se conservan elementos que un día formaron parte de un paisaje ahora perdido, algunos tan sencillos como azulejos del nomenclátor con antiguos nombres de calles.

En el claustro de entrada se puede contemplar el bajo relieve de la Santísima Trinidad, que se encontraba en una casa frontera a la parroquia de la Purísima Concepción; atribuido a Susillo y citado ya en el siglo XVIII, llegó aquí a principios del siglo XX. En otro lugar de este claustro se haya la estela funeraria de los Garrocho, que se encontraba en la derribada iglesia de San Francisco, así como otras lápidas funerarias, algunas del siglo XVII y que llegaron en 1975. En ese año también se traslada el brocal de mármol del pozo del Instituto de Segunda Enseñanza de la calle Méndez Núñez, colocado en los jardines inaugurados el 8 de septiembre de 1977.

El ajimez de la calle Puerto es ejemplo de la lucha que desde hace décadas tiene la ciudad en favor de su patrimonio. No se consiguió el pretendido indulto del edifico a tenor de lo interesante de aquel ventanal que miraba hacia el mismo paseo de Santa Fe. De alguna forma enmarcaba una de las dos salidas del paseo; la otra, la de la calle Daoiz, con el muro de la parroquia mayor de San Pedro, en la actualidad catalogado de interés en el patrimonio de la ciudad aunque tapado por otro muro de cipreses que incomodan visualmente.

El Ayuntamiento tuvo entonces la decisión salomónica de autorizar el derribo de la casa del ajimez, aunque mantenía la crujía delantera. Cedía así, al menos, al interés manifiesto por su conservación, como había trasladado a la opinión pública el que fuera director del Museo Provincial de Huelva, Mariano del Amo, en enero de 1973.

Al mantener la crujía delantera se provocó un problema añadido al plantear en el entorno una inseguridad manifiesta para la población viandante, la gran mayoría niños de los colegios de la zona. Surge entonces una nueva polémica y la necesidad del traslado del ajimez. Se opta por cederlo a la Hermandad de la Cinta para integrarlo en sus jardines. Aquel traslado lo subvenciona el Ayuntamiento de Huelva en el año 1975. Desde entonces esperará emparedado junto al santuario hasta que el 24 de julio de 1986, casi una década después, se procede a su colocación definitiva en unas dependencias levantadas para la ocasión y que en la actualidad acoge a la mayordomía de la Hermandad de la Cinta. El ajimez formaba parte de la casa de Antonio Gutiérrez Montiel, que fuera contratista y que entre sus obras se encuentra un tramo del Paseo de El Conquero. Sus hijos Antonio, Juan y Mercedes Gutiérrez Bayo fueron los que lo cedieron a la hermandad.

La Delegación de Cultura fue la que intervino de manera muy directa, y en especial su titular, José Mora Galiana, para que el ajimez se ubicara en los jardines de La Cinta. Se llevó a cabo el traslado con proyecto del arquitecto Francisco de Paula Germá Besó, a una caseta diseñada para la hermandad por el arquitecto Carlos Hermoso.

Se cumplía así uno de los objetivos de los cinteros de conservar el patrimonio y que fomentó el que fuera su hermano mayor, Francisco Vázquez Carrasco.

Ahora la Hermandad de la Cinta, a través de su gestora, que preside Bienvenido González Roldán, ha hecho llegar al Ayuntamiento la petición de recuperar para el entorno del santuario el basamento de mármol donde se colocó en los años ochenta el candelabro farola a las puertas de la parroquia de la Purísima Concepción. Una gestión mantenida con el propio alcalde de la ciudad, Gabriel Cruz Santana, para facilitar así que sea colocada la cruz de los Ángeles que procedente de La Placeta y se encuentra aquí desde finales de 1888. De esta forma sería un elemento de interés en la futura actuación del mirador de la Cinta que se incluye en el programa Edusi.

Al igual se han iniciado gestiones para la restauración del relieve de la Santísima Trinidad.

El ajimez mudéjar en los jardines de La Cinta y en su primitivo emplazamiento.

Amador de los Ríos destaca la belleza del "notable monumento"

El ajimez de la casa número 7 de la calle Puerto aparece en el libro Huelva de Amador de los Ríos, de 1891, y es el que lo describe y resalta sus cualidades artísticas que sirvieron para reivindicarlo siempre. Dice que aquí "se abre el ajimez, de fábrica de ladrillo, cuyos dos arcos, graciosamente cairelados, traen a la memoria la del estilo mauritano que se desarrolla en la Península con la venida de los almohades al mediar del siglo XII, pero cuyas tradiciones se perpetúan en esta occidental comarca de Andalucía hasta el mismo siglo XVI, bien que más o menos adulteradas por las influencias del estilo ojival y el del Renacimiento…". Amador de los Ríos añade: "Cuidadosamente restaurado tan notable monumento, genuino representante del estilo Mudéjar".

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