Mi abuela es una modelo
Más de 120 mayores de la capital presentaron sus propias creaciones en un particular desfile de modal moda choquera Los talleres de Corte y Confección del programa municipal Cultura en los Barrios presentaron sus propuestas para la primavera-verano 2009.
El escenario del Gran Teatro se convirtió ayer por la tarde en una particular pasarela. Pasarela donde unas 120 mujeres mostraron con orgullo, y sin ningún tipo de tapujos, el resultado de una incipiente vejez. Vejez capaz de moldear sus caras, sus cuerpos, sus vidas... pero que ni siquiera se ha atrevido a rozar ni magullar sus ganas de pasarlo bien, de sentirse útiles para sí mismas y para los demás. En definitiva, sobre esas roídas tablas, estas personas mayores volvieron a demostrar que aún no han perdido, con el paso de los años, ni una pizca de ganas por comerse el mundo, antes de que éste se les vaya de las manos.
El mes pasado algunas estuvieron de viaje; la semana pasada, otras acudieron a una charla; la mayoría de ellas acude semanalmente a diferentes talleres. Y ayer, tocó presentar los trabajos que han realizado en los cursos de Corte y Confección que, el programa municipal Cultura en los Barrios,imparte por todas las asociaciones vecinales y de mayores de la capital onubense. El objetivo, no quedarse en casa viendo la señora televisión y pasarlo lo mejor posible.
Por tal motivo, esta mujeres dejaron el papel de aprendices de costureras para convertirse, durante en unas horas, en las mejores modelos de sus propias creaciones, que han ido confeccionando durante este curso. Ni Cibeles, ni Milán. Ni Navidad, ni fin de curso. Ahora ellas eran las protagonistas, las estrellas. Ahora tocaba a sus hijos y, sobre todo, a sus nietos ir a verlas sobre un escenario. "Pepi y María del Carmen llevan unos trajes de chaquetas a juego con sus respectivas camisas", comentaba Josefa, la monitora del taller de la Asociación Pasaje El Greco, mientras las invitaba a salir al escenario. Esbeltas y erguidas defendieron sus creaciones. En el 'backstage', y antes de salir, confesaban su miedo escénico. Reconocen que participar en estos talleres es un ahorro de dinero para sus economías. "Nosotras somos tallas especiales, es decir, que no podemos comprarnos camisas ni faldas a 15 euros. Al tener más tela, encarece el producto, usted me entiende", apuntaba María del Carmen, que se ha confeccionado, desde que está en estos talleres, "dos abrigos y un sinfín de trajes. No sabes cuántas bodas y comuniones he resuelto con estas manitas". Puntualizan que ambas sabían coser, pero no cortar, y que gracias a su monitora ya saben hasta diseñar.
Además de la ventaja económica y de perfeccionar su hobby, añaden que lo mejor es "el buen ratito" que pasan juntas, incluso a algunas, como a Meli "le ha devuelto la vida".
"Gracias a este taller he salido de una profunda depresión. Fíjate si me ha sido beneficioso que este año voy al Rocío", comunica, mostrando el traje de faralaes que se ha hecho en el taller. Miembro de la Asociación Martín Alonso Pinzón, Meli asegura que confeccionar un traje de gitana es mucho más fácil que realizar un traje de chaqueta. "Tiene más puntadas, pero después es coser y cantar".
Cantar, lo que ha cantado Luisa en la pasada romería de la Ribera donde estrenó el primer traje de gitana que se ha puesto en su vida. "Causé sensación, y cuando decía que era de creación propia y que me había salido todo por menos de 100 euros, alucinaban", recordaba.
Destacar la aparición, sobre el escenario de Sonia, una joven discapacitada, alumna del taller impartido en Los Desniveles, que decidió salir a la pasarela con su traje y en su silla de rueda. "Coser es mi única distracción. Ojalá se convierta en un futuro en mi medio de sustento". Entre desfile y desfile estas mujeres no sólo presentaban sus propios diseños. Daban a conocer su vidas, que también han ido confeccionándola a golpe de aguja e hilo, y que ahora la disfrutan rematándola.
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