Bajo el abrigo del coleccionismo
Un grupo de coleccionistas y anticuarios onubenses montan un mercadillo todos los domingos del añol de todo un poco El mercadillo se puede visitar los domingos de 10.00 a 14.00 horas, en los soportales de la calle San Sebastián.
Desde hace ya más de 10 años, están empeñados en cambiar el sino de los domingos de la capital. Las habituales, tradicionales aburridas y desérticas jornadas dominicales deben, por el bien de todos, pasar a mejor vida. Esta es la difícil empresa, pero no imposible, que lleva a cabo un grupo de coleccionistas y anticuarios onubenses a montar cada domingo de año un mercadillo en los soportales de la calle San Sebastián.
Un mercadillo que durante todo este tiempo ha ido evolucionando con el único fin de proporcionar a los onubenses curiosidades varias que en ningún otro lugar de la capital pueden hallar o descubrir.
Bajo la máxima que todo se puede coleccionar, estos intrépidos coleccionistas apilan en sus stands desde los objetos más a propósito para coleccionar como monedas, sellos, vitolas, cromos, cómics... a otros menos tradicionales, como las chapas de las botellas de champán, décimos antiguos de loterías, e incluso cactus. Todo se puede coleccionar, pero para tener una colección como manda la tradición, hay que buscar, examinar, comprar e intercambiar.
Y para desarrollar estas cuatro acciones a la vez, al mismo tiempo y en un mismo espacio, un grupo de miembros del Círculo Filatélico y Numismático y otras colecciones de Huelva levantan este curioso mercadillo, que desde hace algunas jornadas dominicales también cuenta con varios puestos, montados por anticuarios.
Muebles, radios, cámaras de fotos, cofres, relojes y balanzas antiguos, documentos de 1700... "Todo lo que exhibo tiene más de 100 años", asegura Antonio Cárdenas, uno de estos anticuarios que con su presencia, quiere añadir un atractivo más, a este de por sí evocador 'rastro', que está a las puertas de cumplir su primera década.
Al principio, allá por el 1999, este dominical rincón del coleccio- nista se montaba en la avenida Galaroza. "Era otro mercadillo, más dinámico, más variado, se mostraban hasta mascotas, y también se realizaban talleres para entretener a los más pequeños", recuerda José María Márquez, uno de los fundadores de este mercadillo, encargado desde entonces de dar un punto exótico al mismo con sus 200 cactus diferentes, algunos de ellos "monstruosos, al salir deformados del semillero; y otros, vanguardistas, como este astrophytum, una superselección sacada por los japoneses".
Argumenta que más que con el objetivo de vender, monta su stand floral, con la intención de despertar el gusanillo a algún que otro onubense por compilar estas plantas. Por tal motivo, coloca junto a sus diminutos, coloristas y variados cactus, macetas de azaleas, geranios y zaleas de colores llamativos, así como flores de pascua.
El fin de este mercadillo no reside en lo lucrativo. Su idiosincrasia reside en captar, como si de un anzuelo se tratase, otras personas, coleccionistas o no, para que allí ofrezcan aquellas pertenencias, merecedoras de ser coleccionadas. Otra función que intenta cubrir o cumplir este es la de ofrecer a la capital un atractivo más para que la desbandada de los fin de semana no sea tan escabrosa.
Esta utopía ronda por la cabeza de todos de estos coleccionista, que pretenden, con su pequeño granito de arena, crear un mercadillo, que sea referente en la capital, provincia y resto de Andalucía.
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