Un abrigo para un San Sebastián
El San Sebastián del Museo de Huelva estuvo en una fachada en las fiestas de 1962 La primitiva imagen patronal continúa al culto en la parroquia mayor de San Pedro
EL barrio de San Sebastián tuvo siempre mucho arte, en lo taurino y en la guasa propia de la gente que se desbordaba cuando llegaban los días de la fiesta del santo. No dejaba el barrio que nadie le tomara el pelo ni mucho menos al Santo Patrón. Pero si lo trataba en tono familiar y cercano, y como la imagen era menudita le llamaban San Sebastián el nano. Hubo un año que el alcalde al querer congraciarse con la gente buscó un romano más grande, álgido y corpulento. El único problema es que al santo le pusieron barba y eso como que no le gustó a los devotos. No le parecía bien que le cambiaran la imagen de la devoción de siempre y aquello de rezarle a un San Sebastián con barba pues como que no. Los vecinos del barrio no tardaron en manifestar su rechazo cuando lo vio en la procesión de 1918 con una coplilla de esas de arte de siempre:
Te hicieron salir con barba,
nadie te conocía,
si lo quien repetir
yo pago la barbería.
Pues sí, aquel Sebastián lo mandaron a la iglesia de la Redondela, en 1926.
Los mandatarios de la ciudad buscaron con el tiempo otra imagen que fuese más en consonancia con una ciudad que iba creciendo y es cuando llegó, en 1941, el San Sebastián de Pérez Comendador. Un romano de los de Itálica pero poco devocional. Lo encargó el alcalde Joaquín González Barba y estuvo en una exposición en Madrid. Las 20.000 pesetas que costó se pagaron por suscripción popular. No gustó mucho a pesar de que lo bendijo el cardenal Pedro Segura y Sáenz. Incluso un año lo sacaron en procesión con un sudario de tela para ocultar el atrevido que le había tallado el escultor. Eran otros tiempos, pero al final la ciudad se quedó con aquella imagen.
Mientras tanto la talla de San Sebastián el nano permaneció en la parroquia mayor de San Pedro, al no ser pasto de las llamas de julio de 1936 como otros templos. Quién iba a ir a la capilla del santo en plena sala de autopsia para acabar con él. Así las cosas la ciudad de Huelva cuenta en la actualidad con aquella imagen primitiva de San Sebastián a la que siempre se le tuvo por Patrón. Incluso conservando su diadema y flechas de plata del Potosí que donó Sebastián Peña, en 1659.
Hay otra historia curiosa que pude contar en mi libro del barrio de San Sebastián (1996). Es la aparición de una imagen de este santo en el antiguo cementerio. Una escultura rota que fue necesario ensamblar y arreglar para acabar, en 1962, en una fachada de las fiestas patronales y, más tarde, guardada celosamente por una familia onubense.
El buen criterio del Museo de Huelva hizo que esta talla cuando se puso a la venta pasara a engrosar sus fondos. Aunque hay algunas cosas que no concuerdan ni con el relato inicial ni tampoco con la realidad de la imagen ni menos con la historia. La cuestión es que se indica desde la institución que esta es la imagen a la que Huelva tenía como Patrón. Hasta el momento no hay nada con rigor histórico que lo corrobore.
Para conocer la primitiva patronal es tan sencillo como ir a San Pedro y ver la imagen que se le ha tenido siempre como Patrón, celosamente guardada por la parroquia mayor tras la llegada de la actual escultura.
Ahora a aquella pobre imagen descuartizada que apareció en el cementerio se le ha dado un meneo de no te quiero ni contar. Cuando apareció se debió restaurar para recomponerla y su aspecto final era bastante aceptable. Explican desde el Museo (ver Huelva Información, 9-4-2014) que en esta ocasión no se ha podido recuperar nada de la policromía original, vamos nada de nada, según el informe técnico.
Vaya contratiempo, es difícil que una imagen pierda toda su policromía inicial, pero podría ocurrir. ¡Qué se le va a hacer!
Tras dejar tan limpia la escultura no se aprecian las huellas de los muchos trozos de su rotura como debiera evidenciarse. Se cambia algo la postura del brazo izquierdo que es el que tiene levantado, rectificando para ello el árbol. Momificada queda ya en el Museo sin valor devocional.
Esta claro que el hecho de que apareciera esta imagen en el antiguo cementerio de Huelva no corrobora en nada que fuera la primitiva patronal. Especulaciones se pueden hacer muchas, incluso que fuese la que estaba al culto en la parroquia de San Pedro, destrozado su retablo e imágenes en el asalto de julio de 1936, o que proceda de cualquier otro templo. Estando en la actualidad al culto la primitiva no tiene sentido decir que la del Museo es la patronal. No hay nada que lo reafirme históricamente y las conjeturas no es un título válido para documentar nada ni tampoco una escultura de arte religioso.
Lo cierto es que dejaron al pobre San Sebastián del Museo en cuerecito, sin piel siquiera. A este no es que le pidieran que le quitaran la barba sino que le han hecho una depilación láser integral de todo el cuerpo. Siempre salió San Sebastiá -el Patrón- medio en cueros, pero cómo dejaron a este. Lo que se le tendría que pagar ahora es la compra de un abrigo. Recuerden aquella coplilla:
El Patrón de más salero
es San Sebastián bendito.
Más valiente que un torero
sale siempre en cuerecito
en medio del mes de enero.
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